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“De cada nueve meses de trabajo nos cae uno de impago. No lo podemos soportar”
El tesorero del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, Joan Calduch, recrimina a la Administración que se prioricen otros gastos mientras algunos establecimientos han tenido que cerrar, y otros ya no pueden adquirir algunos medicamentos, debido a una deuda acumulada de 416 millones de euros.
BARCELONA // Las farmacias catalanas se encuentran en una situación económica más que precaria. Acumulan ya cuatro meses de impagos, lo que ha provocado el cierre de algunas de ellas y que la gran mayoría tenga dificultades, incluso, para abastecerse de los medicamentos que necesitan sus clientes. Las administraciones les deben un total de 416 millones de euros, correspondientes a los meses de noviembre y diciembre del año pasado, y a mayo y septiembre de este 2013.
El pasado jueves, cerca de 2.600 de las 3.000 farmacias de la comunidad echaron el cierre en protesta por una situación que consideran inasumible. El tesorero del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, Joan Calduch, denuncia que la Administración está incumpliendo la ley al no hacer frente a los pagos y critica que, a pesar de la escasez de fondos, se están priorizando otras partidas, mientras la situación financiera de los establecimientos está provocando que algunos pacientes tengan que trasladarse a otras poblaciones para adquirir sus tratamientos.
¿Qué ha supuesto para las farmacias que se les adeuden 416 millones de euros?
Un coste muy grande. Un coste financiero, por endeudamiento con entidades bancarias, sufrimiento, angustia, y quiebra empresarial en algunos casos.
¿Ha habido alguna que haya tenido que cerrar?
Sí, tenemos algunas farmacias que han notificado el cierre voluntario por motivos económicos. Esto es lamentable, pero lo relevante es que se está incumpliendo la ley, un contrato que tiene la administración pública con un colectivo. Este contrato fija una fecha de pago que es el día 5 de mes vencido de presentación de factura y se está incumpliendo constantemente.
El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, anunció este miércoles que la semana que viene se pagarán facturas pendientes… ¿Se lo han comunicado ya?
Sí, nos consta. La de septiembre de 2013 no se va a pagar, pero sí las facturas de noviembre y diciembre de 2012 y la de mayo de este año están incluidas en el plan de pago a proveedores, que serán 309 millones.
¿Confían en que esto efectivamente se cumpla?
El secretario general nos confirmó que la transferencia sería líquida en las cuentas corrientes de los farmacéuticos a más tardar el día 20 de este mes, así que esperemos que sí.
¿Qué quedaría entonces por cobrar?
Lo de setiembre de 2013, que se debería haber incluido en mecanismos de financiación del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), también provisto por el Ministerio de Economía y Hacienda para financiar a las administraciones autonómicas, pero que en septiembre la Generalitat decidió priorizar otras partidas y no incluir la facturación farmacéutica.
El Govern ha afirmado que quiere pagar pero no puede, y que en cambio el Gobierno central puede, pero no quiere… ¿Cómo valora ese rifirrafe entre administraciones?
Muy negativamente. Es diferente el combatir una lacra económica como es la morosidad y debatir y tomar decisiones sobre el sentimiento nacional o de competencias entre administraciones. Son aspectos que no deben mezclarse jamás, porque se distorsiona ambos debates.
Parece que la presión ha conllevado que se vaya a pagar una parte de la deuda, ¿plantean más acciones de protesta?
Esta tarde [jueves] tenemos una reunión con el departamento de finanzas de la Generalitat. Nuestra voluntad es la de buscar soluciones e incluso aceptar renuncias que puedan suponer, por el interés general, una salida airosa. En función de cómo vaya esa reunión y la predisposición de la administración a solucionar los problemas, ya se decidirá si se realizan alguna acción sobre el servicio.
Hubo ya un cierre en octubre del año pasado, aunque el problema de los impagos no se solventó sino que se ha incrementado…
Es un problema que va in crescendo desde octubre de 2010. Nos cae aproximadamente un mes de impago cada nueve meses de trabajo. No lo podemos soportar. No es que ya no queramos, es que no podemos.
¿El problema es la falta de dinero o las prioridades a las cuáles se destinan los fondos?
Se ha generado por las dos cosas. Porque estamos inmersos en una crisis económica, que hace que los recursos sean limitados, y porque esta asignación de recursos se ha priorizado en otros aspectos.
¿Que porcentaje de la facturación de las farmacias procede de la administración?
Cada farmacia tiene su cuenta de resultados independiente, pero el promedio del sector se mueve en aproximadamente el 70% de facturación a cargo de cobertura pública y un 30% a cargo de cobertura privada.
Muchos farmacéuticos aseguran que no pueden comprar medicamentos caros…
Sí, esto es así. Cuando a una farmacia le cortan el suministro, por un problema de impagos, ni siquiera puede dar el servicio al paciente al que quiere servir y asistir. Es un problema financiero, que trasciende a uno de mayor importancia, que es uno sanitario.
Sucede con medicamentos en los que el coste de adquisición es prácticamente equivalente al coste de facturación. Decidir adquirir un medicamento de estos, cuando hay escasez financiera, implica tener que renunciar a poder dar servicio de muchos otros medicamentos. Algunos farmacéuticos, o tienen el suministro cortado, y entonces no pueden, o muchos deciden no tenerlos en stock y/o suministrarlos bajo encargo, o mirar en las farmacias cercanas cuáles pueden dar servicio a esta demanda.
¿Esto es una decisión que toma cada farmacéutico o ha habido indicaciones generales para abordar estas situaciones?
Es el farmacéutico el que, en función de su situación financiera, tiene que buscar la opción que genera menos impacto en su calidad de servicio.
¿Qué tipo de medicamentos son más caros, más difíciles de conseguir en una situación financiera delicada?
Hay medicamentos para transplantes, quimio-plásticos, anticoagulantes, postoperatorios, que tienen costes por encima de los 200, 300 o 500 euros; incluso hay medicamentos de 1.000 euros. Adquirirlos supone no poder dar servicio de otros medicamentos que cuestan 90 céntimos. Adquirir uno de 1.000 euros supone renunciar a 1.000 servicios de medicamentos de 1 euro.
Esto debe provocar que algunos pacientes no encuentren los medicamentos que necesitan en su farmacia…
Pues sí, y en zonas más aisladas el problema es más grave para el ciudadano. Porque la ciudad tiene una red más heterogénea, permite compensar parte de los problemas que pueda tener una farmacia con las otras. En las zonas rurales, si el servicio no se puede dar por motivos financieros, conlleva un grave problema para el ciudadano, que tiene que desplazarse fuera de su ámbito local, con costes de transporte y dificultades añadidas.
Si llegan los pagos, ¿qué sucede con aquellos farmacéuticos a los que ya se les ha embargado o han tenido que cerrar?
Pues ya no se puede hacer nada. Los que puedan liquidar todas las deudas es posible que puedan volver a ejercer la actividad, pero si las deudas contraídas ya superan la factura pendiente, por el coste financiero, los costes jurídicos, etc., ya están en una situación perversa.
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Lástima que años después sigamos en una situación precaria, o incluso peor a la que había.