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Las líneas rojas que el PSOE no cruzará
La monarquía y bastantes privilegios fiscales de la Iglesia se salvan de la Conferencia Política del PSOE, que el partido ha definido como una "profunda renovación".
MADRID // En la histórica Conferencia Política que el PSOE ha celebrado este fin de semana, los pitos más sonados de los militantes llegaron tras la defensa que dio el aparato del partido al rey Juan Carlos, al proclamar que “debe mantenerse el consenso constitucional sobre la monarquía: No es posible un acuerdo alternativo en nuestro actual panorama social”. Así, gran parte de las 70 enmiendas que reclamaban un referéndum sobre el modelo de Estado se dieron de bruces contra los sectores tradicionales del partido. Pese a su supuesto “corazón republicano”, la cúpula considera que España no puede permitirse romper el pacto constitucional que sustenta al Jefe del Estado no electo.
Además de la monarquía, hay otras líneas rojas que el PSOE no tiene previsto cruzar, merced al pliego de conclusiones que resume la Conferencia Política: privilegios fiscales de la Iglesia (aunque sí que replanteará sus relaciones), reforma de la ley electoral y disciplina de voto (se mantendrá para dar “estabilidad”), entre otros. Tampoco se apuesta por las listas abiertas, aunque habrá posibilidad de elegir al candidato preferido en las provincias con más de 10 diputados.
Respecto a las relaciones con la Iglesia, el PSOE prometió el domingo que denunciará los acuerdos con la Santa Sede. Sobre el papel, sería un paso adelante después de que el segundo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero guardarse en un cajón la reforma de la Ley de Libertad Religiosa que tenía ya redactada. La modificación no sólo no se presentó en el Congreso sino que, en total, durante los siete años de gobierno de Zapatero, la curia ganó más privilegios de los que perdió, especialmente económicos.
Las organizaciones laicistas recibieron con agrado la denuncia de los acuerdos y otras promesas que aprobó el PSOE (apostar por la autofinanciación de todas las confesiones, sacar la asignatura de religión del curriculum y del horario escolar, o suprimir la exención de pago del IBI para lo que no sea de exclusivo culto religioso), pero le dieron un tirón de orejas por la batería de privilegios que dejó intactos.
Europa Laica reprochó a través de un comunicado algunos de ellos: “La financiación de las escuelas con ideario religioso, los símbolos en espacios públicos, las inmatriculaciones permitidas por la Ley Hipotecaria, la eliminación del Código Penal de los delitos de blasfemia, sobre el Patrimonio Histórico en poder de la Iglesia católica, el pago de beneficios fiscales y otras figuras tributarias de las que la Iglesia católica también está en situación de privilegio…”.
Compromisos y promesas sin concretar
Pese a las lagunas, la jornada final sí que sirvió para cristalizar compromisos. Desde limitar los sueldos dentro de las empresas (relación máxima de 12-1 entre ejecutivos y empleados rasos), hasta la iniciativa de primarias abiertas o el nuevo código ético que obligará a dimitir a los procesados (no sólo a los imputados).
El encuentro, que pretendía resucitar al partido socialista tras su descalabro electoral y en las encuestas, también se cerró con una lluvia de declaraciones de buenas intenciones. Pendiente de la decisión del próximo consejo federal queda, por ejemplo, que sea toda la militancia la que elija al nuevo secretario general. Estas “buenas intenciones” son las que más han reprochado el resto de partidos políticos, que aseguran que la historia del PSOE está cargada de promesas incumplidas.
El último anuncio de buena voluntad del partido –sin concretar– fue el de “dificultar la puerta giratoria” de la que se han beneficiado en los últimos años, especialmente, altos cargos del PP, pero también del PSOE. Tras su paso por el Gobierno, expresidentes y exministros han ido recalando en el staff de grandes multinacionales, beneficiadas por las políticas de sus gobiernos.
En el PP, la lista es larga: José María Aznar (Endesa), Eduardo Zaplana (Telefónica), Ana de Palacio (HC Energía Areva), Ángel Acebes (Iberdrola y Bankia), Rodrigo Rato (Telefónica, Bankia, Lazard, Santander y Criteria Caixa Holding), Abel Matutes (Santander), Manuel Pimentel (Baker & Mckenzy), José María Michavila (JP Morgan), Josep Piqué (EADS Airbus y Vueling), Rafael Arias Salgado (Carrefour), Anna Birulés (Irestal)…
Pero los socialistas también han sacado partido de estas polémicas prácticas. Y, aunque la Conferencia Política prometió con ambigüedad que las “dificultará” en el futuro, no criticó los saltos que han dado en los últimos años Felipe González (Gas Natural), Josep Borrell (Abengoa), Pedro Solbes (Endesa y Barclays), Elena Salgado (Abertis y Endesa), Jordi Sevilla (PwC), Miguel Boyer (Royal Urbis y Red Eléctrica), Juan Manuel Eguiagaray (EADS, Airbus) o María Ágeles Amador (Red Eléctrica).
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Siguen empeñados en autoinmolarse.
Pueden autodenominarse partido obrero y socialista pero ya no engañan a nadie.
Deberían unificarse con UpyD, ya cada día se parecen más.
#PartidoSucialista más sucios que nunca!!
El peor enemigo es el que tienes en casa, y eso es el PSOE para la izquierda…
Alma republicana, alma de izquierdad, alma laica…
Pero el artículo 135 de la constitución, ¿ese qué alma tiene?
Ya se lo digo yo, alma de traidores, sinvergüenzas, aprovechados, ladrones, corruptos y neoliberales.
Que se disuelvan de una puñetera vez, que han sido un cáncer para el país y para la clase trabajadora.