Opinión

El espectáculo debe continuar mientras Madrid se empobrece

La Lotería, omnipresente en estas fechas, es el símbolo de un modelo de país: algunos se salvarán y ganarán una fortuna; el resto -la inmensa mayoría- seguirá igual o peor que ayer

En Madrid, cada vez más, se respira pobreza. En los soportales de la Plaza Mayor, en los cajeros abandonados, en cualquier rincón insospechado. Gente sin casa se refugia por las noches en rincones menos fríos para sobrevivir al invierno.

En la Puerta del Sol, cinco jóvenes mantienen una huelga de hambre colectiva contra la corrupción de la política, a los pies de la estatua de Carlos III. A su lado, una gigantesca grúa ha construido un imponente árbol dorado que ha costado 100.000 euros, destinado a lubricar el decaído consumo, y ha obligado a los huelguistas a moverse.

En las plazas cercanas, se levantan otros árboles, ideados por ilustres diseñadores de moda como Purificación García o Ángel Schlesser. El centro de Madrid es, junto a los barrios ricos, el único territorio que pisa cierta clase acomodada madrileña. Y debe estar bonito y reluciente durante las semanas previas a las fiestas de Navidad.

Esta noche, además, Loterías y Apuestas del Estado celebrará un acto promocional, de cara al sorteo de Navidad. Por este motivo, una alfombra roja cubre este martes el suelo de la Puerta del Sol, más sucio de lo habitual por la huelga de limpieza con la que cientos de trabajadores pelean por el futuro de sus familias. Tras colocarla y situar un bombo de Lotería Nacional en el centro de la plaza, rodeado de azafatos trajeados que adornan el acto, la policía comienza a decirle a los cinco jóvenes que deben irse, que si no se les sancionará por desobediencia.

Un plástico cubre algunos carteles reivindicativos para que no se vean ante las cámaras. La Lotería, omnipresente en estas fechas, es el símbolo de un modelo de país: algunos se salvarán y ganarán una fortuna; el resto -la inmensa mayoría- seguirá igual o peor que ayer.

En Madrid, cada vez más, se convive con la miseria. El 8% de sus familias tienen a todos sus miembros en paro y más de la mitad de los desempleados ya no cobra prestación. Hace dos años, el riesgo de pobreza alcanzaba al 15% de los madrileños. Y la situación empeora: el mes pasado, la cifra rozó el 20%.

Mientras, el precio del billete de Metro no deja de subir. Los grupos de manteros se ganan la vida como pueden, entre huida y huida de los policías de paisano. Cada vez más menores se acercan a los comedores sociales. En este contexto, la basura rebosante por la huelga de limpieza quizás tenga algo positivo: los indigentes no tendrán que hurgar en contenedores y no se expondrán a ser multados por ello.

El Ayuntamiento de Madrid anuncia que, además de las tradicionales luces y cadenetas que iluminarán árboles y espacios públicos, decenas de cerezos en flor artificiales volverán a iluminar algunos puntos de la ciudad, para lo que hay que aprobar un nuevo contrato público. La rueda debe seguir girando aunque pase sobre encima de algunos, las vergüenzas hay que taparlas bajo una alfombra roja.

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Comentarios
  1. Ser pobre refiere el verbo a algo profundo que atañe a la condición global de la persona. La pobreza tiene casi el sentido de una enfermedad, y la enfermedad de ser pobre es hasta cierto punto equiparable a una enfermedad orgánica. Cuando se es pobre nada de uno mismo queda exento de la condición de la pobreza. En los casos de la enfermedad y la pobreza, como en tantos otros que se podría mencionar, el verbo ser no es meramente un verbo copulativo, pues no se limita a unir predicado y sujeto, sino que subsume el predicado en el sujeto de tal modo que el sujeto adquiere el carácter global que le da el predicado.

    Enrique Tierno Galván
    “Que es ser agnóstico»

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