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A la espera de conocer el destino del archivo acumulado por Canal Nou en 24 años
El Gobierno valenciano, presidido por Alberto Fabra, deberá cambiar al menos tres leyes para vender el archivo de la televisión autonómica.
VALENCIA // El 9 de octubre de 1989, Canal Nou, la televisión pública valenciana iniciaba sus emisiones con un informativo presentado por Xelo Miralles. Desde entonces, el canal autonómico ha generado más de 250.000 horas de emisión, muchas de ellas de producción propia.
Tras el anuncio del cierre de la televisión, muchos se preguntan qué va a suceder con el archivo audiovisual creado en estos últimos 24 años mediante las emisiones de dos cadenas. En esta hemeroteca, que refleja la historia contemporánea reciente del País Valenciano, se encuentra todo el material emitido hasta ahora y los archivos originales de cámara, imágenes submarinas, aéreas…
Si el gobierno de Alberto Fabra decide vender todo ese archivo audiovisual a alguna productora u otro tipo de empresa, tendrá un problema legislativo ya que, para ello, debería cambiar la Ley de Patrimonio Cultural, la Ley de Depósito Legal y la Ley de Patrimonio Histórico (a nivel nacional).
Lola Alfonso, técnica superior de documentación en Canal Nou, recuerda que “se trata de un material generado por RTVV como empresa pública y por tanto pagado con el dinero de todos los valencianos, lo que quiere decir que hay una responsabilidad de la Generalitat Valenciana, que tiene que asumirla”.
“No es una empresa que hace chocolate o sillas”, señala Alfonso, quien resalta que “estos documentos audiovisuales están protegidos por las leyes de archivística, de bibliotecas y de material audiovisual e incluso por normativas europeas”.
El riesgo de la obsolescencia
Por otro lado, el gobierno de Fabra está obligado, por ley, a preservar estos fondos audiovisuales, aunque dentro de la televisión hay muchos trabajadores que expresan su miedo a que “acaben en un edificio, sin recursos, y sin que nadie los vea”.
Lola también alerta del peligro de la obsolescencia de los formatos. “El tiempo va en nuestra contra, muchas de las imágenes de los 90 son en BETACAM y hay que reconvertir los ficheros. Si no, en 30 años no los podremos ver”. Ella y su equipo estaban preparando un plan, pero la llegada del ERE que se llevó al 82% del personal hizo que dimitiese como jefa del departamento y se paralizasen este tipo de proyectos.
Pese a todo, Lola es optimista y confía en que se digitalicen los archivos para que los pueda ver todo el mundo. “Si se hiciera un plan”, asegura, “podríamos hacer que el archivo fuese consultable por la sociedad que lo ha hecho posible”. Y lanza un mensaje casi agónico: “Siendo un país europeo, tenemos la realidad del tercer mundo, de los países africanos, donde se están destruyendo sus archivos”.
Totalment d’acord, una xicoteta esmena però: ser europeu ja no és sinònom de ser al primer món. I fins i tot, si parlem d’ètica ja no sé quin és el primer ni el segon ni el tercer món.