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Josep Almudéver, brigadista de ida y vuelta

De las casi 45.000 personas que vinieron a luchar como brigadistas internacionales, según las asociaciones, solo cinco siguen vivas. Josep es una de ellas.

VALENCIA // Josep Almudéver nació en Marsella, de padres valencianos. Durante la Segunda República regresa a España, donde se alista en el ejército a los 17 años. Ya en el frente, en 1938, un obús le produce heridas en brazo, pecho y espalda y debe regresar a Valencia. De nuevo en su tierra, aprovechando su nacionalidad francesa, se alista en la Brigada Internacional 129, hasta que es expulsado, junto al resto de brigadistas, en enero de 1939 por orden del Comité de No Intervención. Pese a ello, decide colarse en un barco y regresar a Valencia hasta el final de la guerra, cuando es detenido y trasladado a varios campos de concentración y a la cárcel.

Almudéver es uno de los cinco brigadistas que quedan vivos, según la Asociación de Amistad con las Brigadas Internacionales. Hace una semana quedaban diez, y dos meses atrás eran veinte los que vivían. Su memoria viva se está acabando con el paso de los años.

A sus 94 años, Almudéver tiene una vitalidad que se niega a desprender de su piel, la misma que le empujó al frente de guerra con 17 años. Ha venido a Valencia para participar en un encuentro con jóvenes y aprovecha para recordar aquellos años en el frente y su historia como brigadista.

Recuerda todo como si fuese ahora, se acuerda de los nombres, las fechas y los hechos con una claridad envidiable. De los brigadistas afirma que tuvieron una “participación formidable” en la guerra. “Sobre todo en la batalla del Ebro, donde nos hicieron la canallada más grande por parte del Comité de No Intervención cuando mandó la retirada. Esa batalla le daba mucho miedo al capitalismo y es justo cuando deciden tirarnos fuera a los brigadistas, olvidándose de que Franco continuaba teniendo los 148.200 extranjeros en la guerra”.

En ese momento comienza a ver que la “guerra estaba perdida”, más aún cuando vio que  “los anarquistas no querían militarizarse e hicieron su república anarquista”, asegura. Pese a ello, él decidió volver a Valencia a luchar, ya que “mientras viva quiero estar con mi familia y defendiendo la República”.

Sobre cómo ve la situación actual de España desde Francia, donde reside, Almudéver dice no esperar nada teniendo “al coronel [sic] Juan Carlos I” en el poder, y pide a la izquierda “que haga Frente Popular igual que se hizo el 16 de febrero de 1936”.

Y es que Almudéver es todo vitalidad. Su discurso, plagado de historias y anécdotas, solo se empaña cuando recuerda el campo de concentración de Albatera al sur de Alicante. Allí entró pesando 70 kilos y, a los dos meses, pesaba solo 40.

“Era criminal”, recuerda, “y el que más el teniente Merinos, el que se ocupaba de todo”. Asegura que el mismo teniente le cogía del brazo y le llevaba a ver fusilamientos. “El día 3 de junio de 1939 fusilaron a los tres primeros, uno gritó Viva la República, otro Viva el Socialismo y el otro Viva el Comunismo, a los tres le dieron un tiro de gracia. Luego, a la semana, fueron cuatro, lo mismo, uno gritó Viva la República, el otro Viva el Socialismo, otro Viva el Comunismo y el cuarto gritó tirar hijos de puta, a este le dieron cuatro tiros de gracia porque se intentaba levantar”. En ese momento del relato, Almudéver se rompe y unas lágrimas asoman a sus ojos. Demasiado recuerdo.

También se emociona al recordar la matanza en el puerto de Alicante, cuando la guerra está a punto de acabar. “Allí”, cuenta, “había tres filas de sacos de lentejas, y arriba de ellas estaba sentada una mujer embarazada. Ante ella, un hombre estaba afeitándose, cuando de repente coge la navaja y se degüella, la mujer cuando vio salir la sangre, pegó un chillido tan grande que dio a luz. Eso fue tremendo”. En el puerto había 17.000 personas esperando ser evacuadas, 45 se suicidaron, algunas lograron zarpar y otras de ellas fueron prisioneras del ejército de Franco.

Almudéver es pura memoria. Recuerda también su encuentro con Juan Negrín o con el doctor Peset Aleixandre en Albatera. Todos estos recuerdos, palabra viva de un brigadista de ida y vuelta, espera que se plasme en una futura autobiografía. Mientras tanto, su palabra viaja de colegio en colegio, de instituto en instituto. Mañana martes, su voz resonará en la Facultad de Filosofía de Valencia dentro de las jornadas de debate Roja Tardor.

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Comentarios
  1. Interesante ayer escuchar a Josep Almudéver, 93 años, de nacionalidad franco-española, uno de los últimos 10 supervivientes de los más de 50.000 brigadistas internacionales que lucharon en España. Jugoso el documental de la esperanza y de la memoria de Jorge Amat, con los emocionantes testimonios, voces, de alkgunxs de aquellxs internacionalistas.

  2. Aun a riesgo de que quede sin mencionar alguno de los que todavía viven, este periodista quiere mencionar, con motivo de la referencia de Azcárate a la combatividad de las Brigadas Internacionales en la Batalla del Ebro, a Hans Landauer y mi buen amigo Gerhard Hoffmann, de Austria; a Luis Alberto Quesada, de Argentina, a César Covo y Joseph Almudéver, de Francia, a Juan Miguel de Mora, de México, a Delmar Berg y John Hovan, de los EEUU, Stanley Hilton, del Reino Unido (vive en Australia) y, posiblemente, aunque no tenemos datos fidedignos, Karel Dufek, de Checoslovaquia.

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