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Las vergüenzas de Europa

La tragedia de los naufragos en Italia ha sacudido a la opinión pública en Europa. Pero esto no ha detenido a los gobiernos a endurecer sus políticas de inmigración por miedo al auge de la ultraderecha.

Mientras van sacando poco a poco los 400 ataúdes de la pequeña isla italiana de Lampedusa, el Mediterráneo sigue escupiendo cadáveres de los africanos que perecieron en dos naufragios al intentar llegar a la rica Europa. Las imágenes de los inmigrantes muertos, entre ellos niños y mujeres, han estremecido a la opinión pública europea. El papa Francisco habla de vergüenza y algunos dirigentes europeos le dan la razón. El gobierno de Italia ha concedido la nacionalidad postuma a los muertos, mientras los supervivientes se enfrentan ahora a la expulsión y una multa. Más hipocresía, imposible.

Otros países no son más sensibles a la inmigración, independientemente del color político de los dirigentes de turno. El gobierno de conservadores y liberales en Reino Unido acaba de endurecer la ley para inmigrantes. El gobierno socialista de Francia expulsó el martes a una estudiante gitana de Kosovo –que llevaba cuatro años viviendo en el país– en plena excursión con su clase. Al igual que en París, la probable coalición de democristianos y socialdemócratas en Alemania seguramente actuará contra el supuesto ‘abuso del sistema de bienestar’ de inmigrantes búlgaros y rumanos, a pesar de que, como ciudadanos de la Unión Europea, deberían disfrutar de libertad de circulación como los demás europeos.

La Comisión Europea ha rebatido la idea de que esta inmigración abuse de las ayudas sociales. Según un informe publicado esta semana solo el 1% de la población comunitaria vive sin trabajar fuera de sus propios países, y de estos un 13% son estudiantes.

Los gobernantes están preocupados por el auge de los partidos xenófobos en todo el continente. El Frente Nacional incluso ha llegado a encabezar los sondeos en Francia. En Reino Unido avanza el ultranacionalista UK Independence Party y en las recientes elecciones alemanas una nueva formación, la Alianza por Alemania, casi logró entrar en el parlamento con poco menos del 5% de los votos necesarios. Lo mismo ocurre en Finlandia, Holanda, Hungría y Grecia. En Noruega, que no forma parte de la UE, los conservadores acaban de formar gobierno con el partido ultranacionalista del que era militante Anders Breivik, autor de la matanza de 77 jóvenes socialistas en 2011.

La profunda crisis económica, que ha golpeado a grandes capas de la sociedad, es un suelo fértil para el discurso antiinmigrantes. Resulta muy tentador culpar de todos los males a los extranjeros. A pesar de los problemas económicos, Europa sigue siendo el destino de deseo de miles de personas en África, Asia y Latinoamérica, que están dispuestas a arriesgar su vida en busca de una vida mejor.

Obviamente, una solución a la inmigración descontrolada es complejísima. Pero los grandes partidos europeos, por ahora, parecen estar menos interesados en acabar con los muertos en las fronteras de la UE y más empeñados en frenar la sangría de votos hacia los demagogos de ultraderecha.

Artículo publicado en El Heraldo de Baranquilla (Colombia)

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Comentarios
  1. Más hipocresía, imposible, Thilo.
    Pero a algunos políticos más atentos a no perder votos que a cumplir con las mínimas normas de humanidad les podría salir mal la jugada. Para llevar esa política ya están los partidos «nazis».
    Con frecuencia en estos tiempos recuerdo las palabras de tu compatriota Bertolt Brecht:
    «Primero vinieron a por los judíos, como no lo era no me preocupé, luego a por los comunistas, como no lo era no me preocupé, luego a por los periodistas, como no lo era no me preocupé, cuando vinieron a por mí ya no quedaba nadie para defenderme».

  2. La verguenza de Europa fue y va a ser el fascismo,si no lo evitamos y con él,el capitalismo salvaje y depredador,que acabará con el hombre como tal.Debemos luchar por una sociedad socialista y cuánto mas tardemos,peor para el planeta.

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