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“La transexualidad no es una enfermedad”
Bajo este lema, que cuestiona el criterio de los grandes organismos de salud internacionales, se reivindica el derecho de las personas transexuales a la no discriminación y la despatologización de su identidad de género
El 28 de junio es el día internacional de lucha por los derechos de la comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) y, en cada vez más lugares del mundo, de celebración de su cultura. Desde hace unos años, la fecha del 20 de octubre se ha reservado para una de las posturas más rompedoras dentro de este colectivo: la despatologización de la transexualidad o, lo que es lo mismo, que ésta deje de ser considerada una enfermedad.
Desde 2007 hasta 2012 se desarrolló una campaña internacional que, bajo el lema “Stop patologización trans”, luchaba por que la transexualidad dejase de ser considerada un trastorno mental. Sin embargo, el objetivo no se ha logrado: si la homosexualidad se desprendió de su consideración de enfermedad mental por parte de la Organización Mundial de Salud (OMS) en 1990, la transexualidad y el travestismo siguen apareciendo como tales en el listado de este organismo.
Pero mayores consecuencias prácticas tiene sobre la vida de miles de personas trans de todo el mundo la inclusión del “trastorno de la identidad de género” en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, más conocido como DSM. Este vademécum de las enfermedades psiquiátricas, editado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) y seguido por terapeutas y doctores de todo el mundo, ha mantenido el diagnóstico de “síndrome de disforia de género”, “trastorno de identidad de género” o “fetichismo transvestista” en su V edición revisada.
“- Doctor, ¿es niño o niña? – No lo sabemos, todavía no nos lo ha dicho.” Este chascarrillo puede servir para ilustrar la postura de quienes exigen el fin de la patologización de la transexualidad. Sus críticas se dirigen, precisamente, a la consideración de la identidad de género como dos extremos absolutos y contrapuestos (hombre versus mujer). Por el contrario, defienden que la identidad de género es una compleja construcción biopsicosocial cuyas múltiples y diversas expresiones forman un continuo.
Entre sus reivindicaciones concretas se encuentra la retirada de la mención de sexo de los documentos oficiales identificativos, el cese de los tratamientos quirúrgicos a bebés intersexuales (conocidos antiguamente como hermafroditas) o el acceso a los tratamientos hormonales y a las cirugías sin necesidad de pasar por un diagnóstico médico. Entre las exigencias de este año, se presta especial atención a la situación de las personas trans de origen extranjero que, en muchos casos, ven supeditada a la obtención de la nacionalidad el cambio de sexo en los papeles, así como a la expresión de estas identidades durante la infancia.
La responsabilidad de las instituciones públicas
La lucha por la despatologización de la transexualidad no olvida la necesidad de que los tratamientos hormonales y quirúrgicos se proporcionen en la red sanitaria pública y por parte de profesionales adecuadamente formados. No obstante, algunas voces críticas internas señalan que la exigencia de que el proceso de reasignación de sexo no se aborde como un trastorno puede incidir negativamente, al no responsabilizarse las instituciones públicas de su tratamiento. Además, la celebración de las identidades de género neutras, no marcadas y flexibles en ocasiones es percibida como una amenaza por parte de las personas trans a quienes tanto les ha costado que la sociedad les acepte como hombres o mujeres.
Un punto compartido por todos los matices de activismo trans es la preocupación por la violencia generalizada que sufren estas personas en todo el mundo y la violación sistemática de sus derechos humanos. Este año, una decena de organizaciones LGTB de América Latina y Europa se han unido para exigir el fin de lo que denominan genocidio trans o transicidio, es decir, el fin de los asesinatos motivados por el odio y la discriminación. Según los últimos datos del Observatorio de Personas Trans Asesinadas, cada dos días una persona transexual, principalmente mujeres, pierde la vida en el mundo y, con especial incidencia, en América Latina.
En el Estado español, las actividades durante el mes de octubre para concienciar sobre la despatologización de la transexualidad se centran en las ciudades de Barcelona y Madrid. En la primera, además de charlas y ciclos de cine, destaca la celebración de un torneo de fútbol para visibilizar y dar a conocer los controles a los que se ven sujetas las personas transexuales en el mundo del deporte profesional. Entre las actividades organizadas en Madrid, cabe señalar la convocatoria de una manifestación que, bajo el lema “Otros cuerpos son posibles”, partirá este sábado 19 de octubre a las 19 horas de la plaza de Chueca hasta llegar a la plaza de Jacinto Benavente.
La verdadera enfermedad es la esquizofrenia moral que gasta la iglesia católica azotando el sexo y guardando silencio sobre las políticas que machacan al pueblo. http://wp.me/p2v1L3-pu
mañana nos vemos en la mani en Chueca!