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Lo que queda de Europa

"Los ciudadanos europeos ya no quieren creer que otra Europa es posible; está inteligentemente diseñada para no funcionar, para no responder", defiende el autor, que radiografía el euroescepticismo de derechas y el de izquierdas

“Mi país, Europa”, rezaba una pegatina que mucha gente lucía con ilusión hacia 1986, cuando España ingresó en la Comunidad Económica Europa, la institución que tiempo más tarde se convertiría en la Unión Europea. 27 años después, ¿qué queda de aquella ilusión?

“En definitiva, somos –y éste será nuestro título más honroso– buenos europeos, los herederos de Europa, herederos ricos y satisfechos, pero herederos también infinitamente deudores de varios milenios de espíritu europeo”, decía Nietzsche en La gaya ciencia en 1882.

Y Ortega y Gasset en 1921 concluía España invertebrada con estas palabras: “Todo pueblo occidental al llegar a su plena integración en la hora de su preponderancia ha hecho la misma sorprendente y gigantesca experiencia: que los otros pueblos europeos también eran él o, dicho viceversa, que él pertenecía a la inmensa sociedad y unidad de destino que es Europa”.

Hay muchos otros textos históricos en los que se defiende el ideal de Europa como una unidad, pero quizá desde la II Guerra Mundial nunca la idea de Europa ha estado tan desacreditada como ahora.

Las naciones son constructos y ya no existe el caldo de cultivo de voluntades necesarias para lograr la construcción nacional de Europa, o sea, la construcción de un Estado de Derecho europeo. Las bases sobre las que se construyó esta Unión Europea fueron mercantiles y quienes pudieron dar el impulso para que del mercantilismo se pasara a una ciudadanía efectiva europea, que disolviera los Estados-nación, no han querido dar ese impulso.

Existe un euroescepticismo de derechas y otro de izquierdas. El de derechas hace pasar por defensa de los intereses nacionales de cada Estado miembro lo que en realidad no es sino servidumbre al mercado, al dinero y a los intereses de grandes corporaciones. El euroescepticismo de izquierdas ha dejado que el mercantilismo se adueñe de la idea de Europa y se ha refugiado en las, sólo de momento, algo más sólidas estructuras protectoras de los sistemas de bienestar de los Estados nación.

Ambas posturas han abandonado el largo plazo, la ilusión por una coexistencia plural, por un proyecto de vida en común que es factible y deseable, aunque ya a nadie le interese. Ambas posturas confunden Europa con Eurolandia, el país del euro, pero ¿qué país puede cohesionarse y subsistir apoyado exclusivamente en el intercambio mercantil?

El año que viene, en mayo, habrá elecciones al Parlamento Europeo. Esta institución ha divulgado un vídeo en el que, para animar a la participación, se intenta recuperar los valores compartidos:

Es inútil. Los ciudadanos europeos ya no quieren creer que otra Europa es posible, entre otras razones porque esta Unión Europea está inteligentemente diseñada para no funcionar, para no responder. Hemos permitido que nuestros líderes malogren un proyecto que podía servir de ejemplo para acabar con el fanatismo nacionalista, mercantilista y religioso. Peligroso ejemplo para la inercia establecida. Europa ha dejado de creer en sí misma, aunque muchos de nosotros sigamos creyendo en ella.

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Comentarios
  1. P.D.
    Creo que el camino es la lucha de clases a nivel internacional.
    El capitalismo de ahora, más salvaje que nunca, no funciona solo a nivel nacional ni Europeo. Opera en todos los países del mundo. Y los que lo componen llevan años unidos en defensa de sus intereses. Esos son su patria.
    Europa, por lo que se vá viendo, no apuesta por la justicia y el bienestar social.

  2. En España, en Europa, en el mundo occidental y quizá en todo el mundo estamos ante una gran diferencia de clases. Y no digo ante una lucha de clases porque por parte de los explotados apenas se ha empezado todavía a luchar. Y eso que hay más motivos que nunca.
    Esta es la Europa gobernada por el capitalismo.
    A mí no me sirve.

  3. Tienes razón, Antonio, en la escripción que haces de la realida actual.
    Desgraciadamente, el proyecto de la Unión Europea es otro de los que están haciendo aguas en esta crisis sistémica.
    Desgraciadamente, los intereses que defiende la UE está bien lejos de las personas, y tu hipótesis de que las derechas lo han permitido con la excusa de la idea nacional para dar rienda suelta me parece interesante. Al fin y al cabo, no han tenido problemas en ceder soberanía nacional en aspectos mercantiles y moentarios.
    Por otra parte, lo que comentas refiriéndote a la iquierda y olo enfocaría más a los partidos de tradición socialdemócrata. Al menos, En España, tradicionalmente los partidos al a izquierda del PSOE han apostado programáticamente por una Europa con más democracia y con más derechos.

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