Opinión
Lampedusa: Más acciones y menos lamentos
Muchas de las personas que fallecieron ante la isla italiana buscaban asilo y refugio. Se está produciendo una devaluación de la protección internacional y de los acuerdos de defensa de los Derechos Humanos, sostiene el autor
El hundimiento de un barco con 500 pasajeros ha conmocionado a Europa. 200 muertos y cerca de 150 desaparecidos, muchos de ellos niños y mujeres embarazadas, han hecho clamar por un cambio en la legislación europea. También se ha señalado la legislación italiana que penaliza y ha procesado a marinos y armadores por realizar acciones de salvamento.
¿Qué está pasando? ¿A dónde mirar buscando responsables? ¿Quiénes son esas víctimas? La mayoría de las noticias califican de inmigrantes a los centenares de somalíes y eritreos que viajaban en esa embarcación para cruzar el canal de Sicilia. En realidad muchas de esas personas lo que buscan es asilo y refugio, según el ACNUR se calculan en 1.500 personas las fallecidas en el Mediterráneo en busca de la protección internacional en 2011. Estamos hablando de personas que sufren persecución y deben ser beneficiarias, por derecho, de la protección que establece la ley. Se trata de las víctimas de la guerra y el hambre cuya seguridad y supervivencia no está garantizada en su país, millares de personas bloqueadas en Libia donde no tienen ninguna posibilidad de acceso a la protección que les corresponde más que arriesgar la vida en las peores condiciones.
Los responsables son ciertamente las legislaciones que sostienen el bloqueo de fronteras de Europa y que no permiten ningún acceso a la solicitud de asilo ni en embajadas ni mediante el reasentamiento, que penaliza la solidaridad y criminaliza a las personas que aspiran a la supervivencia. Estos instrumentos están regulados para ayudar a las personas que no tienen otra posibilidad de proteger su vida. Países como Alemania, Suiza, Suecia, Austria, Finlandia se están comprometiendo con un programa de reasentamiento de refugiados sirios. España solo se compromete a acoger 30 personas sirias, cuando son cientos de miles los afectados y mientras Alemania ha acogido ya a 5.000 sirios.
Lo que está pasando es una devaluación de la protección internacional y de los acuerdos internacionales de defensa de los Derechos Humanos. Toda una política de restricción de visados, acuerdos bilaterales con los países africanos para el control de fronteras, la acción de vigilancia y control del FRONTEX y la ausencia de canales normalizados para acceder al asilo y la protección internacional arman toda una política que convierte a Europa en una fortaleza inexpugnable ante cuyas puertas mueren las personas que necesitan protección.
Christopher Hein, del Consejo Italiano para los Refugiados, señala que hay que dejar de lamentarse y hay que actuar, la situación es catastrófica. Las personas eritreas, somalís o sirias bloqueadas en Libia no pueden regresar a sus países a causa de la guerra y es imposible que sean acogidas en Libia por la situación que atraviesa el país. La embajada italiana en Tripoli habría sido una herramienta fundamental para evitar esta tragedia.
El Consejo Europeo de los Refugiados, ECRE, llama a los estados miembros de la Unión Europea a asumir la responsabilidad de facilitar el acceso a la protección en Europa para las personas que huyen de la guerra y la persecución mediante el reasentamiento, los visados humanitarios y todo otro instrumento legal que pueda facilitar la llegada a la Unión Europea a salvo.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado, CEAR, denuncia, en el caso del aumento de llegada de pateras a nuestro país, la violación de los Derechos Humanos en Marruecos.
FRONTEX clama por las vidas que ha salvado, pero necesita una coordinación más desarrollada en la preocupación por la solidaridad y la protección y no solo con la seguridad y el control. La reciente coordinación con las ONG europeas y el ACNUR está trabajando protocolos para las devoluciones, y la posibilidad de solicitar asilo, que deben ser generosos y tener en cuenta estos acontecimientos y no solo los días que están en la prensa.
Una clave importante es el reasentamiento. El Parlamento Europeo aprobó financiación par un nuevo programa en 2012, pero solo acogió a 4.700 personas, de las 80.000 plazas disponibles en el mundo. Ese mismo año, Estados Unidos acogió por este sistema a 66.300 personas y Canadá a 9.500 personas, según datos de ACNUR. Nueve de cada diez refugiados reasentados en 2012 fueron a estos países cuando de los 27 países con programas de reasentamiento 13 pertenecen a la Unión Europea. La Comisión de las Iglesias para las Migraciones en Europa propone la cifra realista de 20.000 personas para 2020.
Hay acciones posibles que pueden sustituir los lamentos y salvar vidas.
*Alfredo Abad forma parte del Comité Ejecutivo de la Comisión de las Iglesias para las Migraciones, con sede en Bruselas.
Eso, eso, más papeles para todos… 300 millones d eafricanos ya para Europa, que digo Europa, que vengan a España.