Sociedad

El director de los Mossos, en la cuerda floja

Todos los grupos de la oposición, con más o menos contundencia, piden la dimisión de Manel Prat tras su comparecencia en el Parlament por el caso Ester Quintana

JESÚS RODRÍGUEZ // La Comisión de Estudio de los Modelos de Seguridad y Orden Público y del Uso de Material Antidisturbios en Eventos de Masas se acerca a su fase de conclusiones después de la comparecencia ayer -por segunda vez- del Director General de la Policía, Manel Prat. El máximo responsable de los Mossos dio una imagen de absoluta soledad en la defensa de su discurso de mano dura y ante una cámara que, por unanimidad de todos los grupos de la oposición -desde la sutileza de ERC hasta la contundencia de la CUP-AE-, le reclamó de manera directa o indirecta que presente la dimisión. Cabe destacar también que ayer por primera vez Manel Prat se encontró cara a cara con Ester Quintana en un despacho de la cámara y le dijo que lo sentía mucho.

Después de que el 14 de julio el conseller de Interior, Ramón Espadaler, se personara ante la prensa -solo- para anunciar novedades en la investigación del caso de Ester Quintana, las palabras de Manel Prat se esperaban con especial interés. Entre el público de la reducida sala de la comisión estaban Ester Quintana, su compañero y las dos abogadas que llevan la acusación contra los Mossos en el proceso judicial del caso, Laia Serra y Carla Valle.

Prat arrancó su comparecencia advirtiendo a todos que quizás sus palabras causarían decepción en algunas de las personas presentes, y así fue. Se limitó a leer el contenido del informe que el Departamento de Interior entregó al juzgado de instrucción 11 de Barcelona, donde se explica que, basándose en las imágenes de un vídeo, se pudo determinar que la furgoneta E-414 estaba en una posición más avanzada respecto a la que habían manifestado los antidisturbios que viajaban cuando fueron preguntados por sus superiores jerárquicos. Estos agentes fueron interrogados de nuevo y creyeron recordar que, en el momento en que Quintana fue herida, cinco de ellos bajaron de la furgoneta y un escopetero disparó un tiro con salva, pero sin bala de goma.

La modificación del testimonio de los agentes desencadenó una pérdida de confianza y la apertura de un expediente interno. Actualmente están apartados de la Brigada Móvil y los han destinado a comisarías del Vallès y Girona. En este punto se acabaron las explicaciones y Prat realizó una exposición cargada de justificaciones sobre por qué no podía dar más detalles, alegando, entre otras cosas, que, según él, la investigación judicial está bajo secreto de sumario. Este extremo es del todo falso, tal y como ha confirmado la abogada Laia Serra con un gesto con la cabeza en señal de incredulidad ante las palabras del convergente.

Unánime petición de responsabilidades políticas

En el turno de réplica de los grupos parlamentarios de la oposición se dibujó un escenario poco habitual. Desde el PP hasta la CUP-AE, todos exigieron la depuración de responsabilidades políticas. Gemma Calvet (ERC) señaló como muy importante la transparencia, porque «puede dar la sensación de que se está tapando algo, la ciudadanía necesita respuestas de lo que ha pasado». En la parte propositiva, añadió que es necesario modificar los protocolos de actuación y los mecanismos de control, y no consideró de recibo que el recuento de proyectiles usados por la Brigada Móvil se haga en base a la memoria de los antidisturbios. En el capítulo de las responsabilidades se dirigió a un Prat que la escuchaba con atención y le dijo que una dimisión es una decisión muy personal pero que, desde el Departamento de Interior, se deberán asumir las responsabilidades políticas adecuadas a la mala gestión del caso.

Xavier Sabaté, portavoz del PSC, puntualizó de entrada: «No queríamos que viniera, señor Prat, pedimos la comparecencia del conseller Espadaler porque no nos fiamos de usted«. A continuación le preguntó si estaba en disposición «de saber lo que pasó». Prat le respondió con un movimiento negativo de la cabeza y un «no». A continuación, Sabaté remató: «Pues entonces usted tiene que dejar su cargo».

Pere Calbó, portavoz del PP, apuntó directamente al director general -en un cambio repentino de posicionamiento respecto a anteriores comparecencias- y le reclamó la dimisión porque le han «perdido la confianza». Apeló a su conciencia preguntándole si era conocedor de «todo lo que ha pasado» o si, por el contrario, se trataba de aquello de «¿Después de un día viene otro?». «¿Qué responsabilidad asume?», le espetó, aunque Calbó cerró filas con los sindicatos de los Mossos y no se manifestó claramente respecto a cuál era la hipótesis más plausible del impacto que causó las heridas de Ester Quintana.

Jaume Bosch, en nombre de ICV- EUiA, reiteró una vez más: «Es necesario que dimita, porque no controla lo que pasa en la Brigada Móvil«. «¿Usted puede descartar que fuera una bala de goma? Escuche bien lo que le pregunto. ¿Usted descarta la posibilidad de que un agente, después de disparar una pelota de goma, cogiera otra y la repusiera antes de dejar la escopeta y los proyectiles en la armería?». Y, por último, dejó esta pregunta sobre la mesa: «¿Usted dimitirá si el juez que investiga el caso determina que Quintana fue herida por una bala de goma?».

Matías Alonso, diputado de Ciutadans por Tarragona, fue más allá de la postura hasta ahora expresada por su partido: «Hay una ruptura de la confianza no sólo en los Mossos que actuaron, no tenemos confianza en usted». En el segundo turno de su intervención, pidió explícitamente su dimisión.

David Fernández, diputado de la CUP -AE, fue con diferencia el más temperamental y contundente. Basó su réplica en el relato de las cinco versiones oficiales del caso, a las que calificó de mentiras. En este sentido añadió: «¿Quién manda en este país, los políticos o la policía? ¿Cómo puede ser que los diputados de esta cámara no tengamos acceso a los protocolos de actuación de los Mossos?». En tono sarcástico expresó esta disyuntiva: «Nuestra duda es saber si a ustedes les engañan o si ustedes son los principales encubridores». Elevó el volumen de voz y empleó un tono más enfurecido a medida que avanzaba la intervención: «¿Quién miente?, ¿usted o el comisario Marco Caparrós cuando dijo que en la armería no había control?»; «¿Miente usted o la ciencia médica? Usted es el responsable de la mentira. Márchese de una vez». Se hizo el silencio en la sala.

Lluís Guinó, en nombre de la federación de CiU, quiso templar la situación con un tono de respeto institucional hacia Manel Prat que, desde hacía rato, se había volatilizado. La cara de circunstancias de Prat lo decía todo. Según Guinó, todo el debate de las balas de goma «es un problema muy poliédrico, pero lo fundamental de esta comisión es conseguir unas conclusiones”. Como desagravio de todo ello añadió que el Departamento de Interior «no ha actuado a instancias de nadie, lo ha hecho de motu propio, con la voluntad de aclarar los hechos».

Manel Prat traslada un «lo siento mucho» a Ester Quintana

Unos minutos antes de comparecer ante la comisión parlamentaria, Manel Prat, acompañado por su jefe de prensa, se dirigió a Ester Quintana y le trasladó que quería hablar con ella un momento. Se produjeron unos instantes de vacilación, «¿Nos sentamos aquí? ¿Dónde vamos?». Pero Prat la invitó a ir al despacho de Ramón Espadaler, situado al fondo de uno de los pasillos de la cámara. Según se supo más tarde, Prat le dirigió un muy escueto «lo siento mucho», y la vecina del barrio de la Verneda le respondió: «Más lo siento yo». No han trascendido más detalles del breve encuentro.

[Artículo publicado en La Directa]

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