Cultura

Comen carne

'Las brujas de Zugarramurdi' y 'Caníbal', son dos de los grandes estrenos de cine de género que acaban de pasar por el Festival de San Sebastián

Este artículo ha sido publicado en la sección de Cultura del nº 9 de La Marea, ya a la venta en quioscos y aquí

Poco tienen que ver estas dos películas españolas, salvo que ambas se han presentado en el reciente Festival de San Sebastián, ambas pertenecen al mejor cine español hecho desde la industria y ambas se acercan al cine fantástico o al horror, si bien desde postulados dispares. Pero hay otro elemento en sus tramas que las une: sus protagonistas comen carne humana. Puede parecer anecdótico, qué duda cabe, pero quizás sirva para señalar desde diferentes puntos de vista que nos estamos comiendo vivos unos a otros, que el ser humano está en plena fase de canibalismo. Bien. Hablamos de Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, y de Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia, dos propuestas que defienden tipos de cine y ritmos narrativos opuestos.

Empecemos por la última: el regreso a la comedia desenfrenada de Álex de la Iglesia, otra vez bajo la influencia de la pluma de Jorge Guericaechevarría, guionista y colaborador de sus primeras y mejores películas. Para quien le achacaba caos y destrucción al Álex de Balada triste de trompeta o buenismo social al de La chispa de la vida, un aviso: vuelve el director bilbaíno más trepidante, capaz de tomar de la alacena los ingredientes más cañís de la identidad vasco-española, y de ponerlos a jugar con el humor más negro, el género fantástico más bizarro y el comentario social más avezado y grotesco.

Las brujas de Zugarramurdi es algo así como el Antes del amanecer de la España de la crisis: una banda de parados desesperados, con Hugo Silva y Mario Casas a la cabeza, atracan una tienda de ‘Compro Oro’ de la Puerta del Sol de Madrid, disfrazados de Jesucristo y Bob Esponja y ayudados por un niño de siete años. El taxi con el que huyen del atraco y con el que pretenden llegar a Francia,acabará aparcándolos en un bar de carretera remoto, que es en realidad la tapadera de una secta de brujas vascas que comen carne de hombre, con la gran Carmen Maura a la cabeza. De la Iglesia estrenó su loca expedición, que no esconde comentarios muy personales sobre su relación con las mujeres, en la sección Midnight Madness del influyente Festival de Toronto, antes de aterrizar en San Sebastián.

También por Toronto pasó Caníbal, con Antonio de la Torre interpretando a un sastre misántropo que aplaca sus problemas con las mujeres y el deseo asesinando aquellas por las que se siente atraído y comiéndoselas después. El minimalismo narrativo que ya experimentó Manuel Martín Cuenca en su anterior La mitad de Óscar se depura aquí en una película redonda sobre la soledad, la represión, la desesperación social y la falta de amor. La película fue recibida en Toronto por todo lo alto: el director artístico del festival la reseñó como una de las 15 que convenía no perderse en la programación de más de 300 films de su certamen.

El festival de Donostia ha premiado al filme de Martín Cuenca como la película con mejor fotografía, a cargo de Pau Esteve Birba. Quizás debería haber recibido más premios, desde luego que la valentía, la buena caligrafía de la película y el cuidado balance entre drama, thriller, horror e historia de amor lo vale. Así como la contenida interpretación de De la Torre.

Tanto Las brujas de Zugarramurdi como Caníbal llegan este mes de octubre a las salas de cine y apuntan directamente a los premios Goya.

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