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Centrales nucleares, un negocio sufragado en parte con dinero público
La nueva edición de La Marea, ya en quioscos, analiza las ayudas encubiertas y los enormes beneficios que obtienen Iberdrola y Endesa, propietarias de las plantas de energía atómica
MADRID // Dos multinacionales del sector eléctrico, Iberdrola y Endesa, se reparten las centrales nucleares en España, un negocio sufragado en parte con dinero del contribuyente por la vía de la tarifa eléctrica. Gracias a un marco legal “tallado a medida” de estas empresas, denuncia Greenpeace, los clientes de las compañías eléctricas han pagado y siguen pagando a través de la factura de la electricidad la moratoria nuclear aprobada en 1984 (3.440 millones de euros hasta 2012), la gestión de los residuos radioactivos y el coste de desmantelamiento de las plantas nucleares ya cerradas.
Este lucrativo negocio se describe en el nº 9 de La Marea que hoy llega a los quioscos. En el dossier dedicado al negocio del átomo se detallan, con testimonios de expertos y analistas, cómo las compañías eléctricas obtienen beneficios de alrededor del 200% por la electricidad que producen. Mientras tanto, los consumidores siguen pagando las ayudas estatales a esta actividad, cuyos riesgos quedaron bien patentes en el accidente de la planta japonesa de Fukushima Daiichi, en 2011, una tragedia de la que España no ha aprendido.
El nuevo número de La Marea, en venta en quioscos y en nuestra web, detalla a su vez el poder de La Caixa, convertido en el símbolo del poder económico y financiero en Cataluña, la revuelta de los campesinos colombianos contra el capital, al igual que las variadas propuestas musicales, cinematográficas y literarias que bullen en lo que denomina de forma generalista “mundo árabe”.
La Marea analiza también cómo el Senado se ha convertido en el refugio de siete expresidentes autonómicos, el último el exdirigente andaluz José Antonio Griñán. Esta cámara parlamentaria es la más desacreditada entre los españoles por varios motivos: la inactividad de los senadores, la duplicidad de sueldos, la falta de representación territorial y el aforamiento del que disfrutan sus señorías.
La revista incluye, como todos los meses, un relato del escritor Isaac Rosa, titulado El ángel exterminador, y también nuevos artículos de otros columnistas habituales, entre ellos Nuria Varela y Antonio Baños.
El comportamiento de autoridades, empresa y lobby nuclear se parece cada vez más al de una secta religiosa en donde primero se establecen verdades absolutas al estilo de los dogmas religiosos: un desastre nuclear tipo Chernóbil es imposible. Luego cuando la realidad demuestra lo obvio: que no hay un tecnología absolutamente segura y que se pueden encadenar varios sucesos improbables (terremoto y posterior tsunami) junto con la habitual incompetencia humana, los adeptos a la secta nuclear como buenos feligreses primero niegan la realidad (la central ha aguantado perfectamente) y cuando la ciencia (los contadores Geiger no mienten) descubre sus falsedades minimizan las consecuencias estableciendo barreras de nuevas mentiras y ocultación de datos que poco a poco al irse descubriendo van perfilando un aterrador panorama con miles de km contaminados: con 30 km de radio de exclusión ya vamos por 2827 km cuadrados inutilizados hasta dios sabe cuándo. Casi como la provincia de Álava en un país más pequeño que España y mucho más poblado. Vamos, como para andar derrochando territorio. Imaginen el costo económico para los próximos decenios del accidente: decenas de miles de desplazados, miles de km radioactivos, agua, alimentos, fauna salvaje y medio ambiente contaminados que deben ser contenidos para que no afecten a las zonas próximas y una central nuclear que debe ser desmantelada y en la que cada día se baten records de radiación medida. Hace unos días se detectaron 10 sieverts en algunas zonas de la central que por letales hacen impracticable la presencia humana en sus alrededores. ¿Pagará esa factura la empresa responsable? ¿Se añadirán esa cantidad a las valoraciones de costes de la energía nuclear japonesa y se repercutirá en la factura de la luz de los nipones? http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2013/08/que-alguien-nos-explique-ahora-lo.html
Muy recomendable. Ya he devorado más de la mitad.
Además, me reafirma en el acierto de haber rodeado el edficio de la Caixa el 11 de septiembre pasado.