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La trata de personas genera 32.000 millones de dólares anuales

Hoy se celebra el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres y Niños. Se calcula que 27 millones de personas son víctimas de esta actividad ilegal

La trata de personas es la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo, después del tráfico de armas y el narcotráfico, y sus beneficios rondan los 32 mil millones de dólares anuales. Alrededor del 85% de esta cantidad proviene del comercio sexual. “Estas cifras son estimativas“, explica a La Marea uno de los miembros del área de comunicación de Anesvad, Adrián Seminario.

«Estos datos han sido recabados por las diferentes ONG que se dedican a este asunto, así como por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la ONU, pero no podemos decir que sean datos oficiales porque hay muchos gobiernos a los que no les interesa que se conozcan por el enorme lucro que comportan», denuncia Seminario. Además, al ser una actividad clandestina, obtener cifras seguras se vuelve una tarea muy complicada.

Se considera víctima de trata a toda aquella persona que sea raptada a la fuerza con fines de explotación sexual, laboral o para el tráfico de órganos. El 25% de los 27 millones de personas que son victimas de esta actividad ilegal son niños o adolescentes. La mayoría del 75% restante son mujeres, aunque los hombres también pueden ser secuestrados contra su voluntad para desempeñar tareas vinculadas con la explotación laboral.

Sudeste de Asia, zona especialmente conflictiva

La mayoría de los países en los que los gobiernos son opacos respecto a esta actividad están localizados en el sudeste asiático. Según datos facilitados por la ONG Anesvad, solamente en 2012 se han registrado más de 10.000 casos relacionados con esta lacra. “En Camboya, por ejemplo, el 80% de la población vive en condiciones de pobreza extrema y está asolada por un analfabetismo endémico“, aseguran desde la ONG.

Estos dos factores colocan en una situación de gran vulnerabilidad a las personas que viven allí, lo que provoca que sean fácilmente engañadas por las mafias. Bajo la promesa de una vida mejor o un trabajo estable, se llevan a mujeres y niños a trabajar en clubes donde se practica la prostitución o los obligan a formar parte de actividades relacionadas con la pornografía infantil.

Tanto en Camboya como otros países de la región, tales como Laos, Tailandia o Vietnam, la trata de personas está alimentada por la creciente demanda de turismo sexual. Según los datos que ha podido recabar Anesvad, debido a que la mayoría de sus proyectos se centran en el sudeste asiático, la trata y el tráfico de personas “son delitos que se han incrementado de forma alarmante en los últimos años“. Respecto a la cifras concretas, la ONG habla de que más del 25% de las víctimas en Tailandia sufrió trabajos forzosos y el 73% fue objeto de trata con fines de explotación sexual en el último año.

Según Seminario, “la víctima es la población vulnerable que reside en estos lugares, el cómplice es el gobierno que los deja desprotegidos y los ejecutores son las mafias. Pero los turistas provenientes de Europa o Estados Unidos son los principales responsables“. Es necesario tener claro este hecho para abordar todos los aspectos de esta lacra. No señalar a los culpables del comercio sexual supone otorgarles un estatus de invisibilidad que favorece su impunidad.

Centroamérica, el reino de la trata de órganos

Si la explotación con fines sexuales, aunque no de forma excluyente, es el tipo de trata que más se da en el Sudeste de Asia, se podría afirmar que el comercio ilegal de órganos aparece con mayor asiduidad en Centro América. Y, de nuevo, la responsabilidad recae sobre los demandantes, que en su mayoría provienen de Europa y de Estados Unidos. “Los clientes son personas con mucho dinero y pocos escrúpulos, a las que no les importa qué hay detrás de la obtención de órganos en el mercado negro“, señala Seminario.

Pero esto no significa que en Centroamérica no aparezcan altos índices de trata de mujeres y niños para fines sexuales. Según la información que ofrecen quienes trabajan en los proyectos que tiene Anesvad en Perú para luchar contra la trata, Centroamérica es una zona en la que la violencia gratuita contra la mujer está normalizada.

Guatemala, Honduras, El Salvador y México, especialmente en la frontera con Estados Unidos, son los países que presentan los índices más altos de feminicidio de la región. En este contexto, la vulnerabilidad de la mujer es máxima, lo que facilita que las mafias que se dedican a la trata puedan capturarlas sin tener apenas problemas para llevarlas a otros países, en los que las fuerzan a practicar la prostitución.

Según datos de UNICEF, 1,2 millones de niños al año son víctimas de trata con fines de explotación laboral o sexual. Una forma de explotación que se refiere a la prostitución, la pornografía y el turismo sexual, pero también a los matrimonios precoces. Según esta ONG, las condiciones que favorecen que esta lacra son la pobreza, el analfabetismo y la falta de educación sexual.

Pero en regiones como Colombia, donde alrededor de 13.000 niños son víctimas de trata anualmente, también está fomentado por la cultura relacionada con el honor o la reputación. Las familias, atormentadas por la vergüenza o la culpa, guardan silencio, lo que genera un clima de impunidad para las mafias que comercian con mujeres o con niños. Desde 1.999, año en el que se proclamó el 23 de septiembre como Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres y Niños, las ONG y las instituciones que abordan esta problemática tratan de dar voz a las víctimas para evitar que nadie más pueda aprovecharse de su fragilidad para atentar contra su dignidad.

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