Cultura

1.500 socios para un cine popular en Majadahonda

Una iniciativa surgida de los vecinos de este municipio madrileño busca recuperar la pasión por el cine y hacer frente a la crisis del sector

«El cine tiene que ser un lugar vivo, un espacio para generar cultura»,  dice Javier Asenjo, vicepresidente de la Asociación Cines Zoco Majadahonda y director de cine. “Se ha ido cambiando de modelo paulatinamente. Ahora ir a ver una película es un acto elitista (porque es muy caro) que trata a las personas como espectadores pasivos. Con este enfoque es muy complicado sacar a la gente de su casa, que puede ver todo el cine que quiera solamente con hacer clic». Y esto es precisamente lo contrario de lo que se pretende hacer a partir del nuevo proyecto surgido a partir de la iniciativa de los vecinos de Majadahonda (Madrid).

El pasado mes de abril, el propietario de la cadena de cines Renoir y presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, anunció que solo podía conservar 20 de las 200 salas de su propiedad. Una de las multisalas que no iba a sobrevivir era la localizada en la Avenida de España, en Majadahonda, al noroeste de Madrid. Una situación que se ha venido repitiendo en todo el país desde hace algunos años y, especialmente, desde que comenzó a aplicarse la subida del IVA, hace ahora un año. Además del incremento del precio de las entradas, Javier Asenjo explica que “desde septiembre de este año, los cines están obligados a digitalizarse. Esto supone que los proyectores de 35 milímetros se  han quedado obsoletos y hay que comprar una nueva maquinaria, muy cara. De aquí a nada vamos a ver una nueva oleada de cierres de salas al no poder costeárselo».

Para tratar de evitar que los vecinos de Majadahonda se quedaran sin cine, Delia Mateos, junto con otros vecinos, comenzó a recoger firmas antes de que lo cerraran. No pudieron conseguirlo, pero el respaldo obtenido les hizo creer en que podrían encontrar una vía para seguir promoviendo la cultura en la zona. Fue lo sucedido en Mallorca lo que los inspiró. Tras el cierre de los cines Renoir en la capital balear, un numeroso grupo de vecinos consiguió recabar más de mil seiscientas firmas de apoyo en tan solo dos meses. A partir de aquí, constituyeron la Asociación Xarxa Cinema y comenzaron a buscar socios para financiar la apertura del Cine Ciutat , creado a partir de la gente y dirigido a ella.

Cine popular

Además del respaldo vecinal, Delia Mateos comenzó a buscar apoyo en profesionales del sector para integrarlos en el proyecto. Salvador Viada, uno de los socios, explica que la presencia de actores, directores y productores de cine es esencial para el tipo de proyecto que están promoviendo. El espacio que quieren salvar tiene cuatro salas. En una de ellas se podrá ver el cine comercial que está accesible en cualquier lugar de Madrid, pero el resto tendrá una oferta variada, acorde a los gustos de los socios y los espectadores, quienes podrán presentar sus propuestas en la página web de la asociación.

Salvador, que ha pensado mucho en cómo debería llevarse a cabo este proyecto, explica que “para los más jóvenes podríamos habilitar, por ejemplo, un ciclo de efectos especiales. Junto con las películas más representativas, traeríamos a expertos para que expliquen cómo se hicieron, cómo se crean los efectos o en qué cambia el modo de trabajo de un actor». Aunque también hay gente que no quiere participar en foros o en ciclos, sino simplemente quiere tener cerca de su casa un cine al que ir a ver una buena película. Para Delia Mateos, la misión de la Asociación es la de escuchar todas las peticiones y seleccionar aquellas que se adapten a unos determinados estándares de calidad y satisfagan las necesidades de un mayor número de personas.

Cines Zoco en cifras

Pero antes de comenzar a hablar de la infinidad de posibilidades que un cine pensado para la gente puede tener, es necesario, en primer lugar, que exista ese cine. “Lo prioritario ahora es que haya mil quinientas personas que quieran (y puedan) poner 100 euros. Sin ese número de socios no vamos a poder poner en marcha la idea», explica Fernando Villanueva, antiguo gerente de los cines que tratan de reflotar. Delia Mateos es consciente de que, sin tener nada tangible, resulta más complicado implicar a la gente, “pero ya tenemos el ejemplo de Mallorca. Este tipo de proyectos son viables y pueden sustentarse. Especialmente porque no tenemos ánimo de lucro. El proyecto está orientado, exclusivamente, a que los vecinos puedan disfrutar de una oferta de ocio sin tener que salir de su barrio».

Además de la aportación de los socios, para que el cine pueda mantenerse abierto serían necesarios 70.000 espectadores anuales. “Hemos calculado esta cifra sobre la base de los sucedido en los últimos ocho años“, explica Javier Asenjo. Mariana Viada, hija de Salvador y una de los 400 socios que ya tiene la Asociación, aporta además otro dato a favor de la idea. “Muchos jóvenes que tenemos ganas de salir al cine no nos lo podemos permitir porque es muy caro. Para los cines Zoco hemos pensado en que el precio de las entradas debería rondar los cuatro euros y medio para socios y unos seis euros como máximo para los que no lo sean».

Unas cifras asequibles que se basan, además de en la ausencia de ánimo de lucro, en una idea diferente a la que impera en España. «En Francia, Inglaterra o Estados Unidos, incluso las multinacionales se han adherido a este modelo de cine», cuenta Javier. Una concepción que trata de arrancar a la gente del sofá de su casa y convertirlo en el núcleo de esta oferta cultural. “Los que son padres saben que, hasta que sus hijos no tienen cuatro años, sus salidas de ocio se restringen. En Londres hay un cine que ofrece un servicio de cuidado de niños mientras los padres ven la película. Y se llena. Eso también es pensar en las necesidades de los espectadores».

A pesar de la falta de promoción, tanto en la Comunidad de Madrid, como en el resto de España, están surgiendo varias asociaciones de vecinos que han visto cómo les iban cerrando sus salas paulatinamente. “Muchas personas que viven en Aranjuez, en Madrid capital, en Huelva, Granada, Sevilla o Cuenca han decidido juntarse para que no les pase lo que a otras ciudades», comenta Javier. “Es intolerable que en Pontevedra o Soria se hayan quedado sin salas por la mala gestión de las multinacionales». Este nuevo modelo responde, por tanto, a una necesidad de la gente, a pesar de los grandes magnates de la industria del cine quieren hacer ver, pide a gritos poder disfrutar de una buena película en un espacio público.

Este auge de pequeñas asociaciones de vecinos que imploran que no les dejen sin una oferta cultural de calidad ha propiciado que se cree una gran asociación nacional de salas de cine de autor, Cinemautor, que se presentará el próximo 5 de octubre. Además de demostrar que hay mucha gente que reivindica un cine para la gente, con el nacimiento de esta asociación se pueden obtener ventajas, ya que posibilitaría conseguir mejores películas para todas las salas y con mejores condiciones.

Todo este esfuerzo para que la gente vuelva a sentirse una protagonista más del mundo cinematográfico, para poder vincularlo con la cultura y con una forma de entretenimiento divertida e inteligente. En definitiva, como explican sus responsables, para arrancar de las manos de quienes solo pretenden lucrarse con el cine lo que siempre ha pertenecido al pueblo. Pero Javier alerta, además, de que “los profesionales del sector también tenemos que ser conscientes de que, si no hacemos nada por cambiar el modelo, no vamos a tener espectadores para ver nuestras películas». Y los espectadores también tiene que darse cuenta de que, si no participan en este proceso, pronto van a tener que verse limitados a una pantalla de ordenador. Los vecinos del noroeste de Madrid pueden evitar llegar a esta situación solo con asociarse a Cines Zoco Majadahonda. El futuro de su cine de barrio está en juego.

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Comentarios
  1. que articulo tan interesante.
    este ejemplo debería implantarse en todos los barrios. deberíamos incorporar la costumbre de implicarnos y decidir en las cosas que nos atañen.
    la opción de traer especialistas para después de la película explicar el «como se hizo» me parece buenísimo y generarìa debates muy enriquecedores.

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