Cultura

La Felguera: el culto oculto a la desviación

La editorial comandada por Servando Rocha crece vigorosa a ritmo de subversión, rock ‘n’ roll y contracultura. Este otoño promete otra vuelta de tuerca

[Esta entrevista forma parte del nº 8 de La Marea, ya a la venta en quioscos y aquí]

Llevar una editorial como quien lleva una vida declaradamente dedicada a lo subterráneo, a todo lo que emerge con furia de las profundidades de la cultura imperante en Occidente, a lo subversivo, a lo que permanece oculto. La Felguera es el proyecto personal, contracultural, colectivo y plural, de Servando Rocha, escritor, editor y agitador palmero de 39 años que arrancó publicando con otros secuaces un fanzine filoanarquista en la universitaria ciudad de La Laguna, en Tenerife, allá por 1997; pasados los años La Felguera (nombre puesto en honor de uno de los pueblos donde arrancó la Revolución de Asturias de 1934) pasó por ser una suerte de grupo subversivo, bajo el nombre Colectivo de Trabajadores Culturales La Felguera, cercano al situacionismo y al movimiento Dadá, y dispuesto a reventar desde inauguraciones de museos a convocar rutas subterráneas por un Madrid necesitado de reinventarse para el ciudadano. Finalmente hoy, y desde 2009, es una de las editoriales más singulares y aguerridas del panorama español, capaz de darle una nueva y necesaria vuelta de tuerca al ensayo político contracultural.

Hablamos con Servando Rocha, poco antes de que hiciera las maletas para marcharse camino a su última investigación editorial: un viaje a Estados Unidos para entrevistarse con el líder del grupo de moteros negros East Bay Dragons, una más de las legendarias bandas de forajidos contraculturales a las que dedica sus libros.

Una charla con Rocha es un paseo por los submundos de la agitación política y cultural, un derroche de incontinencia verbal y pasión por  los márgenes perturbadores del sistema. Bajo el lema Hay secretos que merecen ser contados, La Felguera nos propone un viaje por los territorios de todo aquello que la cultura oficial nos oculta en títulos como el brillante ensayo sobre la fascinación por el terror y el terrorismo La Facción Caníbal. Historia del vandalismo ilustrado. 

Como se aclara desde su web (lafelguera.net): “Una editorial que, bajo la apariencia de una sociedad secreta, se dedica a revelar los mejores secretos de nuestra época”. Con ecos de otras editoriales independientes y subversivas como la estadounidense Feral House o la argentina Caja negra, La Felguera es un incendio.

La línea de fuego

“Me interesa la desviación, los comportamientos culturalmente desviados y los fenómenos políticos extremos, en el arte o en la cultura. Desde luego que con los protagonistas de nuestros libros no te irías de acampada pero sostienen algo que me interesa a nivel social: la otra historia, la no higienizada”, explica el propio Rocha y precisa: “La línea es cada vez más heterodoxa”, aclara.

En efecto, lo que viene la próxima temporada en la extrema pasarela literaria de La Felguera responde a ese espíritu. A saber: el libro sobre los East Bay Dragons, herederos del salvaje oeste y culturalment- politizados y comprometidos con la comunidad negra de Oakland (California); la reedición de WITCH o la Conspiración Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno, obra de un grupo de feminismo extremista de fines de los sesenta, que combinaba la acción directa, la actividad panfletaria, los hechizos y la reivindicación de género; o un inédito que dará que hablar: el ensayo Fossil Angels, del subversivo escritor de cómics Alan Moore, que como explican desde la página de la editorial realiza en este ensayo “una llamada a las armas de la magia moderna y su capacidad para cambiar la percepción del mundo, donde se dan cita desde William Blake, Crowley & la Golden Dawn o el Templo de la Juventud Psíquica”. “Hemos sacado 20 libros, si los unes es como una sola historia”, aclara.

Otra máquina del tiempo

“Ahora es una época donde parece que no hay enigmas, las dudas y los misterios se resuelven en Wikipedia”, se queja con cierta amargura Rocha. Para él, el reto está en escribir y editar libros que sean “un cadáver exquisito en que un autor y un personaje histórico hablen con otros, aunque sean de siglos distintos”.

“Cuando pensamos en memoria histórica no sólo se trata de desenterrar a los muertos y encontrar los cuerpos, que también, sino de traer el pasado al presente y decir cosas como “no hubo Transición, el pasado sigue vivo”, y eso decirlo alto, que se sepa. Es poner a hablar a Johnny Rotten con Quasimodo o con los jacobinos de la Revolución Francesa. Mis libros hablan del pasado en el presente”, aclara.

“Los libros de historia son tramposos: tratan una historia que se magnifica. Concebimos todos los relatos de cada época o evento relevante en función de los personajes célebres, que son los que aceptaron algún tipo de rédito. Ellos son los que pasaron a la Historia. Pero hay otros personajes o grupos que quedaron ocultos y que pueden definir mejor una época. Esas historias que están en el subsuelo”.

Incógnitas del presente

“¿Cómo contaremos el 15-M dentro de 10 años?”, se pregunta Rocha. «Quizás oigamos cosas como ‘Fue la bomba, tío…’ A lo mejor en parte lo fue, pero se magnificará. Y todo el mundo habrá estado allí. Me interesan más las notas a pie de página de la historia, como saber que el 15-M realmente empezó porque hubo detenidos aquella noche, como protesta a la represión policial”. “Caminamos en la oscuridad. De alguna manera, al 15-M le pasa algo así. Queremos hacer algo nuevo pero no sabemos aún qué. Y al fin y al cabo eso fue lo que le pasó al punk. Cuando pasaba, nadie sabía qué era aquello. Hay que reinventar, nos toca hacer bricolaje y ensamblar para crear una nueva manera de hacer las cosas. Pero las cosas se hacen haciendo. Y quizás la chispa estalle no por una reforma más o menos, sino porque alguien se mire al cristal del metro y decida que ya no puede más”.

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