Economía
Especial Madrid 2020: Baile de cifras en torno a la creación de puestos de trabajo
Este artículo forma parte de una serie especial sobre la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2020.
Junto con los ingresos que espera obtener, el descenso del paro que van a generar los JJOO es uno de los argumentos más potentes de Madrid para ser candidata. Sin embargo, es difícil dar una cifra del número de empleos que se crearían. La media sería de 320.000, dijo en julio del año pasado el consejero delegado de Madrid 2020, Víctor Sánchez. No obstante, los estudios anteriores oficiales, es decir, el del Barómetro de la Economía elaborado por el Ayuntamiento de Madrid, hablaban de 170.000 trabajos para Madrid 2016.
Una cifra que este mismo estudio rebaja a los 168.000 entre 2004 y 2025 para la tercera candidatura. De ellos, 75.536 empleos ya se han generado. Si Madrid se queda con los JJOO, este estudio estima que, para construir lo que queda, se crearán algo menos de 16.000 puestos hasta 2020. A partir de este año será el sector turístico el que genere oportunidades laborales: en concreto 59.095 hasta 2025. A este baile de cifras oficiales se sumaron los miembros del COI que, tras su visita a Madrid, afirmaron que los JJOO generarían un total de 83.000 puestos de trabajo.
Los datos que sí están confirmados son los 50.000 puestos que se crearon en Londres 2012 y los 53.000 de Barcelona 92 (en el caso catalán, 33.000 temporales en la construcción y 20.000 en hostelería únicamente durante el tiempo que duraron los JJOO). También sabemos que el paro desde 2004 hasta julio de 2013 ha pasado del 10,4% al 26,26% y el número de parados del sector de la construcción de la Comunidad de Madrid, que en 2008 eran 15.800, se ha multiplicado por dos en 2013. Es decir, que el empleo generado gracias a las tres candidaturas de Madrid para organizar los JJOO ya está amortizado y esos puestos de trabajo ya se los ha llevado la crisis.
Espejismo laboral
La literatura académica se muestra poco optimista respecto a los puestos laborales que se derivan de unos Juegos. El informe elaborado en 2008 por Christian Dick y Qinqwei Wang, The economic impact of the olympic games, explica que la creación de riqueza en el primer tramo de la organización de este evento se basa en la expansión crediticia, por lo que se va generando una burbuja económica. Las empresas se endeudan porque piensan que recuperarán el dinero una vez finalizado el evento. No vender suficientes entradas, obtener menos ingresos por parte de los patrocinadores y el dinero que «desaparece» por culpa de la corrupción (una media del 12%, según este estudio) hace que la burbuja estalle, por lo que, entre otras consecuencias, hay que despedir empleados, bajar salarios o refinanciar las deudas.
Por otro lado, Dick y Wang constatan que, durante la organización y la realización de los JJOO, la tasa de desempleo en la ciudad anfitriona desciende, mientras que en el conjunto del país aumenta debido al redireccionamiento de la inversión y la fuerza de trabajo (un trabajo, dicen, poco cualificado, precario y mal pagado que no permite que el Estado reabsorba los beneficios porque el IRPF asociado a estos sueldos es muy bajo, ni puede generar grandes expectativas de consumo). Una vez finaliza el evento, la tasa de paro aumenta en la sede de los JJOO hasta situarse en el nivel nacional.
Una conclusión que también se desprende del estudio elaborado por los investigadores de la Cátedra Pasqual Maragall al respecto del coste y los beneficios de organizar unos Juegos. Aseguran que los empleos a largo plazo relacionados con la construcción de instalaciones deportivas suelen ser de tiempo parcial, baja cualificación y salarios bajos, lo que no contribuye a mejorar la calidad del trabajo. Hablan también del «efecto sustitución», que se plasma en puestos perdidos en sectores no asociados con este acontecimiento deportivo ya que los consumidores gastan menos en ellos precisamente por la celebración del evento.
En este estudio clasifican en cinco las etapas por las que atraviesa una ciudad desde que prepara la candidatura hasta que finaliza el evento. Y estas etapas se analizan desde el punto de vista de los gastos que genera y los ingresos que se obtienen. La quinta etapa (una vez han terminados los Juegos) no suele incluirse dentro del presupuesto, aunque, según aseveran, deberían hacerlo porque los gastos derivados de los Juegos van a tener que abonarse. De hecho, calculan que se tarda entre 30 y 50 años en terminar de pagar las infraestructuras y las instalaciones deportivas por el sobrecoste que llevan asociado. Además, debido al endeudamiento producido durante el acondicionamiento de la ciudad para hospedar los JJOO, se produce una fuerte caída tanto de la inversión como del empleo durante varios años.
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