Sociedad
Una semana de acampadas en Ofelia Nieto, 29
Las familias del inmueble buscan mantener la presión popular hasta el 29 de agosto, cuando caduca el permiso del Ayuntamiento de Madrid para demoler el edificio
MADRID // Todavía no se ha puesto el sol pero en la azotea de la vivienda de la calle Ofelia Nieto, 29 ya hay movimiento. Dos de las tres niñas de las familias que viven ahí juegan con una de las personas que han ido a pasar la noche a la casa. «El miércoles evitamos que nos expropiaran pero la lucha no ha terminado», explica Ángeles, una de las afectadas. Acaba de volver de un supermercado al que ha ido a comprar hielo y comida para las personas que se van a quedar a dormir, otra vez, para intentar evitar que a la familia Gracia González la dejen sin casa. Aunque no hace demasiada falta. «Lo de la gente es conmovedor. Siempre nos traen algo de comer, siempre nos preguntan si necesitamos que nos traigan algo para que no tengamos que salir de la casa… conmovedor», añade.
El pasado 5 de agosto recibieron una nota interna del Ayuntamiento en la que les advertía de que el día 14 debían abandonar su casa porque iban a derribarla. Cuatro días después recibieron un auto de la sala de lo contencioso administrativo número 3 de los juzgados de Gran Vía en el que se les informaba de que el consistorio tenía permiso para entrar en su vivienda y echarlos. «Intentamos frenar la expropiación ante la sala número 13 del mismo juzgado bastante tiempo antes de recibir estos comunicados», explica Ángeles. «Y, aunque la sentencia tiene que salir el 16 de octubre, hay un juez que ha decidido darle un plazo de 30 días hábiles al Ayuntamiento para echarnos. Y si en la sentencia de octubre nos dan la razón, ¿qué? ¿Nos reconstruyen la casa?»
El intento de expropiación del pasado miércoles no fue el primero. El 14 de septiembre del año pasado varios funcionarios de Urbanismo y del Ayuntamiento se presentaron en la puerta de Ofelia Nieto, 29 para comunicar a las tres familias que residen allí que debían irse. «Les dijimos que sin una orden judicial no lo íbamos a hacer», recuerda Ángeles. Llevaban desde 2004, año en el que se aprobó el plan urbanístico que afecta a su casa, luchando por conservarla. Los funcionarios levantaron acta y se marcharon. Pero regresaron un mes después con las mismas exigencias y argumentos. La respuesta que obtuvieron también fue la misma. «Ahí fue cuando decidí ir a buscar ayuda. Justo en mi misma calle había gente de la Asamblea de Tetuán intentando parar un desahucio y recurrí a ellos como medida desesperada. Y menos mal. Si no llega a ser por ellos, el 14 de agosto nos echaban», cuenta Ángeles.
El apoyo popular, clave
En la azotea de la vivienda, ente otras personas, está Manuel, del grupo de vivienda de la Asamblea de Tetuán. No se sabe exactamente cuál fue el motivo por el que, finalmente, no se ejecutó la expropiación. El juez aún no se ha pronunciado sobre el interdicto que la abogada de la familia interpuso el 13 de agosto de urgencia para tratar de frenarla. Para Ángeles, fue por la gente: «Se encontraron con un respaldo que no esperaban. Entre los que había dentro de mi casa y los que estaban en la calle seríamos unas 200 personas. Cedieron a la presión». Para Manuel la gente influyó, pero de otra manera: «Yo creo que sí que contaban con la gente que estaba en la azotea, pero no con los de la calle. Justo ese día había una manifestación de policías, Cospedal iba a comparecer públicamente, no recuerdo para qué, y no podían mandar más efectivos. Echarían cuentas, calcularían que no iban a poder manejar la situación y prefirieron irse».
En lo que sí coinciden ambos es en que, tato en los casos de desahucios como en las expropiaciones, el apoyo popular es fundamental. «Nuestra labor consiste en hacer presión. Solemos atender casos de desahucios, que son más habituales. Y lo que hacemos es ir a presionar a las entidades financieras para que reconsideren su decisión. En el caso de la familia Gracia González, las acciones son las mismas pero cambian los lugares», explica Manuel. Y así ha sido hasta el momento. En junio fueron a la cuarta planta de la Gerencia de Urbanismo para tratar de evitar el desahucio. «Nos atendió una señora que se llama Isabel Pinilla, que se desentendió totalmente. Nos dijo que no dependía de ella, que no sabía nada».
El viernes pasado acudieron a la Junta Municipal del distrito de Moncloa para exigir que les notificaran qué día tenían pensado volver para ejecutar la expropiación. No hubo respuesta. Ayer por la mañana volvieron a la Gerencia de Urbanismo, donde la subdirectora de gerencia urbanística, Rosa Sanz, atendió a algunos miembros de la familia y algunas personas más que los acompañaban. El resto del grupo, unas 20 personas, que había ido a respaldarlos y mostrar púbicamente su apoyo esperó en la calle. El objetivo era solicitar un cambio en el plan urbanístico para, según reclama la familia, adecuarlo a la realidad. Tampoco les dieron una solución.
El pasado 14 de agosto el Ayuntamiento negó que la expropiación fuera a ejecutarse por los seis metros de acera en los que se asienta la esquina de la vivienda y que parece interferir con el proyecto del plan de reforma del consistorio. Sin embargo, según explica Ángeles Gracia, su abogada les enseñó un plano de este proyecto, que data de 2012, en el que plantean liberar toda la propiedad de la familia de la expropiación excepto esos seis metros.
Ese mismo día, el pasado miércoles, el Ayuntamiento explicó que esta vivienda interfería en un plan de mayor envergadura, que tenía que ver con una ocupación de urgencia por un proyecto de interés social. Algo que también han negado tanto los afectados como los miembros de la Asamblea de Tetuán que se ocupan de este caso.
Lo que sí se sabe es que al gobierno local se le ha concedido permiso judicial, por medio de un auto, en el que tiene 30 días hábiles para ejecutar la expropiación desde que les fue notificada, fecha que, según la familia, debió ser entre el 26 y el 29 de julio. Después, tendían que solicitar un nuevo permiso «o esperar a que salga la sentencia del 16 de octubre, que sería lo lógico», explica Ángeles. Por eso el apoyo popular durante estos días es fundamental. «Cuantos más vecinos de la zona estén implicados, mejor, porque cuanto más cerca estemos todos más fácil es llevar acciones a cabo. Aunque también está colaborando gente de Carabanchel, de Vallecas e incluso de Aranjuez», relata Manuel.
Los objetivos durante estos días son dos. Por un lado, seguir ejerciendo presión popular que tengan efecto tanto en los lugares donde tengan lugar como en los medios de comunicación, para darle mayor visibilidad al problema de los Gracia González. Por otro, que haya el mayor número posible de personas dentro de la vivienda, especialmente para dormir. «Las noches son terribles, es cuando más asustados estamos», explica Ángeles antes de despedirse. «Durante el día es más complicado que vengan. Ya pasó el miércoles. Llegaron antes de que amaneciera porque les ve menos gente y piensan que estamos desprotegidos». Este es el motivo por el que, hasta que estén a salvo, «mi casa es la casa de todo el que quiera acercarse a echarnos una mano», concluye.
Con vosotrxs.
No puedo acompañaros físicamente; pero mis deseos y sentimientos están con vosotrxs.
Por un mundo más justo!
La propiedad privada es sagrada, cuando de plutócratas se trata, para el partido peor, cuando se trata de la gente normal y corriente, eso que ellos llaman , «perroflautas», se conculca por decreto y policía, y en paz. Sin embargo la resistencia ciudadana , les agria la sastisfacción que esperaban. A por todas, que se demuestra que la ciudadanía si quiere , puede. Y no solo en esto. A por todas.