Sociedad

¿Quién empuja el CSIC?

Cinco trabajadores relacionados con el CSIC cuentan cómo las decisiones de gestión tomadas desde un despacho condicionan, no sólo sus vidas, sino las investigaciones ya en marcha.

MADRID// Tiene una estructura muy compleja pero una caja única. Con 135 institutos y centros, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es el tercer organismo de investigación de Europa, y el primero de España. Recientemente se ha hecho un hueco en la mente de los españoles por la delicada situación económica y política que atraviesa, pues está en números rojos desde 2009.

La caída de la inversión pública en I+D del 40% desde 2009 ha puesto a esta institución en una encrucijada acerca de su futuro. El pasado mes de julio, su presidente, Emilio Lora Tamayo, congeló los ahorros de los grupos de investigación. Del descuadre de 102 millones de euros que se calcula para este año, el Ministerio de Economía sólo se compromete a hacerse cargo de 75. Faltan 25 millones para acabar el ejercicio y saber qué lugar se le dará a la ciencia en los próximos presupuestos generales del Estado.

Son cinco voces de entre las más de 14.000 personas que empujan día a día lo que hasta hace poco fue el buque insignia de la marca España y referencia a nivel mundial. Cuentan cómo las decisiones de gestión tomadas desde un despacho condicionan, no sólo sus vidas, sino las investigaciones ya en marcha.

 

«La asociación de pacientes costea el sueldo de mi técnica de laboratorio»

 LUISA BOTELLA – Investigadora científica en el área de biomedicina

 

«Si no lo hiciésemos nosotros, no lo haría nadie». Luisa Botella expande los brazos hacia arriba señalando el laboratorio en el que se encuentra para explicar que «este sitio es de referencia mundial». Entre sus cuatro paredes se ha mejorado la vida de los más de 8.000 pacientes de una enfermedad rara cardiovascular que sólo su laboratorio estudia desde 2002. Cuenta que descubrió el origen de la enfermedad, «que no se había estudiado todavía», en una investigación en la que ella estaba como segunda investigadora. «Desarrollé la idea, la presenté al concurso del Plan Nacional y así nació este espacio de futuro», explica. Los avances que tienen lugar en ese laboratorio del Centro de Investigaciones Biológicas, viajan rápidamente al hospital de Sierrallana (Santander), donde, desde 2003, un equipo de sanitarios especializados dan servicio a los afectados por esta enfermedad minoritaria.

«Los pacientes están muy agobiados», asegura. Y no es para menos, porque a este proyecto le afectan los recortes por partida doble: por la parte de la ciencia y por la de sanidad. Recuerda que cuando empezó la investigación, tenía el laboratorio «lleno». Ahora, sólo trabajan tres personas y la historia personal de cada una de esas tres mujeres da buena cuenta de la situación de la ciencia en España.

Una es la propia Luisa, que es la investigadora principal y que tiene una partida económica para la investigación que no incluye personal, sólo materiales, y que ahora, además, está congelada. Su técnica de laboratorio la costeó ella con las remesas de la investigación desde mayo del 2010 a diciembre de 2011. «Luego ya no me han dejado», así que ahora este sueldo lo está pagando la asociación de pacientes a través de actos benéficos y solidarios. El 15 de octubre vence el contrato de la técnica; «estamos haciendo todo lo que podemos desde la asociación para renovarle». Su otra compañera de laboratorio es una estudiante a punto de acabar tu tesis.

Rodeada de dibujos infantiles que llegan desde el hospital de Santander, la química explica que, si bien en todas las investigaciones se ve su utilidad «antes o después», en la rama sanitaria «les ves la cara, y, en mi caso, es de niños». Tratan de diagnosticar esta enfermedad vascular en los recién nacidos para realizar un diagnóstico precoz y aplicar terapias. «De este laboratorio salen documentos personalizados para que los médicos informen a los padres. De aquí ha salido el único medicamento reconocido para tratar los sangrados de esta enfermedad a nivel mundial, el CSIC tiene la patente. En biomedicina los efectos de le investigación se ven a muy corto plazo», asegura Luisa.

 

«La ciencia arrastra un rastro gremial y feudal sin parangón»

DAVID GARCÍA ARISTEGUI – Bioquímico reciclado en informático, trabaja en una spin-off – 38 años

 

Lleva tres meses trabajando sin cobrar. El mismo tiempo que el Ministerio de Economía y Competitividad «ha retenido» el dinero de proyectos europeos, que aun no ha llegado a las manos de los grupos de trabajo que lo ganaron en concursos públicos. Agosto es el cuarto mes que David aguarda en blanco la llegada de la financiación a su proyecto, «y subiendo». Es la tercera vez en dos años que el ministerio les retiene el dinero europeo a las empresas investigadoras privadas.

En la investigación científica también existe la línea que separa la parcela de lo público y de lo privado. Y David lo sabe bien, pues ha ido saltando de una a la otra hasta llegar a la Biomol Informatics, una pequeña spin-off de una decena de trabajadores. Este tipo de empresas que nacieron para como «pasarela de conocimiento con un ámbito de aplicación real e impulso de la economía», explica Aristegui, se han convertido en «formas más flexibles de contratación y despido al no ser trabajadores públicos y de conseguir finaciación para I+D+i»». «Pero también hacemos ciencia», reivindica.

De las tres ramas en las que trabaja la empresa, David se emplea a fondo en la que da soporte informático a los primeros pasos del descubrimiento de nuevos fármacos. «Estamos trabajando en un proyecto europeo con antibióticos de acción rápida para infecciones bacterianas en quirófano. Vivimos de la financiación de los proyectos europeos con los que colaboramos», explica.

Aristegui es uno de los trabajadores relacionados con el CSIC que más activo ha estado desde que se declaró «la crisis de tesorería de la administración». Acude puntualmente a las asambleas y siempre pide la palabra. «Hay una gran tensión público-privado, como en todo, pero es el momento de abrir el gran debate; el de qué tipo de ciencia queremos y cómo la vamos a estructurar a medio y largo plazo».

«En este momento, bajo el lema ‘Salvemos la ciencia’ lo que estamos diciendo es ‘salvemos los laboratorios de los investigadores que son funcionarios titulares’. Porque luego esa gente, cuando tiene el dinero, son como señores feudales; disponen de él como quieren dentro de las paredes de su laboratorio. Además, está la cuestión de la maestro-aprendiz, doctor-doctorando, de sometimiento puro. En caso de conflicto, lo único que puede hacer el doctorando es buscarse a otra persona que se la dirija. La ciencia arrastra un rastro gremial y feudal sin parangón y eso es lo que tenemos que cambiar».

 

«Espero poder acabar mi tesis»

ANNA MARIA ADDAMO – Bióloga becaria predoctoral en el MNCN – 34 años

 

El 2 de julio a Anna Maria se le heló el corazón. Con el anuncio de la congelación de las remesas de los investigadores, su futuro más próximo se convertía en todo un interrogante. Cuando llegó a España, en 2009, procedente de su Italia natal tras haber conseguido una beca de predoctoral de 4 años, supo que los siguientes años  los invertiría en la investigación de los corales de profundidad del Mediterráneo. El final de este proyecto de Plan Nacional, la defensa de la tesis, estaba planificada para este diciembre. Pero Anna Maria duda de si va a poder cumplir con los plazos, porque su proyecto no tiene el dinero necesario para realizar los análisis definitivos.

«Faltan unos análisis para concluir la tesis. Tenemos el dinero, pero está congelado y no podemos acceder a él. Sin los análisis no me puedo poner a escribir la tesis. Todo lo hecho por el equipo de trabajo hasta ahora para concluir y cumplir con los estrictos calendarios parece que se derrumba», explica Anna Maria.

En teoría, los investigadores podrán acceder a su dinero «en marzo o abril, pero es un retraso enorme. Además, tendría que justificar porqué he cumplido con mis objetivos medio año después de lo previsto, porque ya me han pedido un informe de cómo va el doctorado y me pueden llegar a pedir la devolución de la beca».

Ante esta situación de «emergencia», Anna empezó a «romper huchas y llamar a puertas». Y contactó con uno de los grupos de trabajo con los que colabora en Italia. Le expuso la situación a un geólogo italiano coautor del proyecto. «Prácticamente le pedí el dinero como un favor personal. Es complicado conseguir financiación, porque es dinero público y se tiene que justificar muchísimo, pero va a conseguir financiación para este proyecto en Italia para que lo podamos acabar. Estoy muy agradecida a este colaborador, porque me consta que ha tenido que hacer cuentas», asegura.

Respecto a su futuro, Anna Maria cuenta que le esperan «15 horas de trabajo diarias hasta la defensa de la tesis para recuperar las semanas de trabajo perdidas por la congelación del dinero«. Y después, «me encantaría quedarme en España porque me ha dado la posibilidad de estudiar el mar y desearía seguir haciéndolo con mis compañeros, pero aquí las cosas están realmente difíciles. Las convocatorias salen con 9 meses de retraso y las colas de gente que aspira a una plaza son enormes. No sólo estamos a la expectativa becarios e investigadores, también gente que no ha podido sacar la plaza en los últimos años. No sé, quizá tenga que cambiar de trabajo«, razona dubitativa la bióloga italiana.

 

«Sueño con dejar de ser algún día el eterno ‘postdoc'»

JUAN GALISTEO – Físico postdoctoral – 38 años

Tiene 38 años y asegura que no sabe lo que es la estabilidad laboral. Juan Galisteo va enganchando contratos asociados a proyectos desde que se iniciase en la vida de investigador. El último que ha firmado es el cuarto y acaba en diciembre. Tiene en mente presentarse a una plaza de científico titular ofertada por el ministerio. Así pasaría a ser funcionario, pero Juan asegura que los candidatos a una única plaza pueden superar las 80 personas.

«Lo que está pasando en el CSIC hay que mirarlo más allá de su situación particular y meterlo en el contexto de lo que está pasando ahora mismo en España. No podemos hablar sin obviar lo que está pasando con la educación y la sanidad. Estas decisiones obedecen a un modelo político y económico muy claro que es el neoliberal«, argumenta Juan.

Asegura que el objetivo del Gobierno es «apagar» la investigación, «porque el modelo productivo por el que apuesta es el de servicios». Y para ello, «están haciendo un regateo a la baja: nos meten miedo con el cierre y luego nos dan la limosna justa para subsistir. En ese camino, se habrá perdido el futuro».

Reconoce que su principal motivación para presentarse a la plaza de científico titular es poder «permanecer en un centro con un sueldo estable durante un tiempo suficiente como para poder establecer una línea de investigación». Los trabajos postdoctorales, asegura, «a menos que tengas una beca Ramón y Cajal», te impiden dirigir una tesis, solicitar proyectos europeos y desarrollar ciertas funciones reservadas a los funcionarios y que son «fundamentales para tu carrera y para revertir en la sociedad».

«Hay mucha gente en ciencia que se está moviendo en términos precarios que te impiden desarrollar muchas facetas de uno mismo y te niegan una estabilidad personal, además de la inestabilidad laboral. Eres el eterno postdoc y te vas moviendo de un sitio a otro. Sueño con dejar de ser el eterno postdoc», concluye el físico.

«No nos queda más remedio que asumir que no tenemos recursos naturales y sólo nos queda hacer inversión en investigación»

MAR GARCÍA-HERNÁNDEZ – Profesora de investigación en física – 50 años

Tras la «crisis de tesorería» del CSIC, Mar García-Hernández está muy preocupada por la imagen que se está dando de los investigadores y el personal del CSIC a la opinión pública, en especial en foros y blogs. «Hay un tremendo desconocimiento del funcionamiento de esta casa», asegura. Y apunta a la Ley de Subvenciones como fuente de algunos malos entendidos. «Nos regimos por este instrumento legislativo, pero los investigadores conseguimos el dinero a través de la competencia de nuestras ideas en un concurso público de muy alto nivel y después debemos justificar euro a euro. No somos una pandilla de subvencionados, ni estamos primados como si cultivásemos maíz».

De hecho, considera que la vida investigadora en España es mucho más «dura» que en cualquier otro país de Europa. «Aprobar la oposición te da derecho a un sueldo, a una línea telefónica y a un despacho. Si quieres investigar tienes que buscar tú la financiación, o en concursos públicos o en empresas privadas,  pero no existe un presupuesto para investigar», argumenta la física.

Mar acude a los números para justificar su discurso:  «hemos perdido más de 500 millones de euros de presupuesto en los últimos años», «el CSIC se queda el 20% del dinero de nuestros proyectos para pagar las instalaciones», «en este momento hay más de 4.000 proyectos con empresas privadas» y «la edad media de los investigadores es de 53 años». Y pese a todo, «el CSIC es el número 9 en el ranking mundial de centros investigadores» y «el año pasado más de 70 patentes fueron licenciadas, es decir, alguien ha pagado por esa patente para poderla utilizar. No es un papel que se queda en un cajón, sino que va directamente al tejido productivo».

«En realidad, el CSIC tiene muchos más problemas que el económico. Es el momento de plantearse la viabilidad de la institución. Lo de los 25 millones es algo puntual y se va a solucionar. Lo que pasa es que una institución como esta no puede estar funcionando a ver qué me dan cada tres meses; necesita una inversión de medio plazo. Los países son ricos porque investigan, no investigan cuando son ricos. No nos queda más remedio que asumir que no tenemos recursos naturales y solo nos queda hacer una inversión en investigación», concluye.

FOTOS: FERNANDO SÁNCHEZ

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Comentarios
  1. Sería interesante que además de reclamar, los científicos españoles acudan a su trabajo a diario y fichen sus entradas y salidas porque al final muchos trabajan cuando les da la gana. Con la excusa de que la ciencia no tiene horarios se ha abandonado a la moral personal de la gente de ciencia que haga lo que le plazca,como así sucede. Incluso entre los que acuden no es raro ver cómo a veces se ficha para a continuación irse a resolver asuntos personales, como lkevar a los niños al colegio.La gente está muy cualificada pero los ritmos son muy muy pausados,entre café y café.Esto por no hablar de las mil razones para dejar cosas para el día siguiente. Por poner un ejemplo hay veces que se jubila alguien y la fiesta del departamento dura 2 dias laborables: el que se falta al trabajo para ir a un restaurante y el siguiente para recuperarse de la resaca. Otro ejemplo: las lecturas de tesis y los convites posteriores.

    • Estimado Miguel A. Lo que en su opinión son ritmos de trabajo pausados, han llevado al CSIC a convertirse en la novena institución mundial en cuanto a producción científica. Y lo que usted llama «moral» se conoce en otros países como flexibilidad laboral. Si permitiendo esta flexiblidad se alcanza tal calidad científica, ¿cuál es el problema? Ahora usted podría responderme que el problema viene cuando los investigadores no cumplen todas las horas de su jornada laboral. Y aún sin poner la mano en el fuego por nadie, le puedo asegurar que en el centro donde trabajo, se invierten muchas horas fuera de horario (incluso en fines de semana). ¿O es que esas horas, invertidas en ciencia, no cuentan por llevarse a cabo «fuera de horario»? Y por último, le pediría, por respeto hacia el trabajo de los demás, que no generalice de esa forma. Saludos!

    • Miguel A.,
      Su generalización es una falta de respeto para las personas que trabajamos en ciencia. Debería informarse más antes de decir esas cosas.
      Le invito al Instituto de Neurociencias de Alicante cuando usted quiera. Incluso podríamos quedar un domingo, así puede ver usted mismo la cantidad de gente trabaja fuera de lo que usted llama «horario laboral».

      • Matías, no le falta a Ud. razón cuando dice que hay personas que pueden acudir a trabajar los fines de semana, pero temo que está Ud. haciendo de las excepciones la regla. Por supuesto que hay personas con una gran vocación y no dudo que también será su caso personal.En la empresa privada también se trabaja en fines de semana y como Ud. comprenderá, si ésta se rigiera por los mismos criterios de «falta de productividad» por los que se rigen muchos de Uds. (no todos, de acuerdo), dispondrían de menos dinero todavía para financiarse porque la economía se iría al traste.En cualquier caso, ¿para cuándo un premio Nobel? (era broma).
        Alguien por ahí confundía que se pueda decidir no cumplir el número de horas o, peor, no acudir a trabajar(¡sin que haya consecuencias!), con la «flexibilidad laboral», que es otra cosa muy distinta. Supongo que la asistencia será algo «difícil» de controlar y nadie se atreverá a hacerlo. Uds. sabrán si la organización es mejorable o no. Lamento de nuevo haber generalizado, pero lo que he dicho ha sido con conocimiento y porque sé que no es un problema meramente testimonial. Si el resto de la ciudadanía lo supiera se les echaría encima, como ya sucedió con el caso de la Ciudad de la Justicia de Valencia. Yo quiero lo mejor para Uds., créame, pero deben también mirarse a Uds. mismos y al mundo que les rodea. Mire, cuando a diario veo a nuestros políticos comprendo que no todos pueden ser corruptos,quizá ni la mayoría lo son, pero algo tienen «todos» en común: callan al ver la «corrupción» del compañero. Y eso no es bueno, especialmente en tiempos de crisis.

  2. Y mientras tanto el estado español continúa dilapidando 10.000 millones de euros anuales en financiar a los obispos católicos ultramontanos, antidemocráticos, supersticiosos, sexistas y discriminadores cuyo principal misión es convencernos de que el hijo zombi (fruto de las relaciones sexuales zoofílicas de una virgen con una paloma sideral) enviado a este mundo para expiar el pecado frutal cometido por dos analfabetos al principio de los tiempos en el Jardín del Edén es la solución a todos nuestros problemas, siempre y cuando continuemos llenando nuestra geografía con más iglesias y catedrales porque parece ser que las miles que ya tenemos no son suficientes para contentar a la irascible y egocéntrica zarza ardiente que parece ser que creó todo el Universo. Así que ya saben: cuando su hijo enferme de cáncer, nada de acudir al hospital solicitando el último tratamiento médico sino que como piadosos e ignorantes creyentes, pues a rezar al santo de turno, la virgen María o a la politeísta santísima trinidad se ha dicho. ¡Ah! Y a esperar la gracia divina, aunque por la experiencia previa de estos 2.000 últimos años demasiado tacaña es. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2013/05/para-que-invertir-en-investigacion-si.html

  3. Probablemente la respuesta mas interesante y contundente es la de Mar Garcia-Hernandez..“No nos queda más remedio que asumir que no tenemos recursos naturales y sólo nos queda hacer inversión en investigación”. ¡Ese es el cambio de paradigma que hay que escupir a diario en las discusiones sobre España!. Montes sin leña, mares y rios sin peces y gente mal educada, la única salida es invertir en investigación lo poco que saquemos del turismo low-cost de sexo y drogas.

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