Sociedad
¡Salgan de sus cocinas!
El caso es que, para que el gran negocio alimentario funcione y se perpetúe, la industria necesita ir un paso más allá y expulsarnos físicamente de la cocina
El mundo culinario parece que se pone de moda en televisión. En los últimos años ha habido un boom en toda Europa de reallity relacionados con la cocina, programas que se llevan las mejores audiencias e invaden las conversaciones entre amigos y familiares. Esta tendencia pudiera llevarnos a pensar que nunca había habido tanto interés social por la cocina doméstica y una preocupación real por alimentarnos de manera sana y cercana FoodStuffPhoto.
Pero la realidad que gobierna nuestros platos es bien distinta. Vivimos un cambio vertiginoso en nuestra manera de alimentarnos inducido por la industria alimentaria. Hace años que vemos desaparecer ante nuestros ojos la alimentación tradicional cocinada en casa, como si se tratara de un destino inexorable de esta sociedad del siglo XXI, para dar paso a la comida rápida y precocinada, tendencias que impone la industria alimentaria. Así que nuestras neveras se llenan de alimentos industriales, comida preparada, alimentos funcionales o alicamentos, destruyendo el equilibrio de nuestra dieta, con un aumento evidente de azúcares y grasas.
Pero lo grave está por llegar. El caso es que, para que el gran negocio alimentario funcione y se perpetúe, la industria necesita ir un paso más allá y expulsarnos físicamente de la cocina. A esta estrategia los norteamericanos la llaman deskilling, incapacitarnos para cocinar. Así que volvemos a aquello de “No pierdas el tiempo en cocinar”. Podemos comprobar como la publidad nos va sistemáticamente enviando este mensaje, y parece que es efectivo, así en en España hay estudios que determinan que el 67% de los jóvenes se excede en el consumo de comida preparada.
Erosionar nuestra capacidad de cocinar es perder control sobre nuestra alimentación y nos convierte a nosotros y a nuestros hijos en dependientes absolutos de la gran industria . Si no se lo cree, pregúntese cuanto tiempo pasa viendo programas de cocina y cuánto tiempo realmente cocinando. En Gran Bretaña hay estudios que afirman que no más de 40 minutos a la semana.
[Artículo publicado en el blog de Javier Guzmán, director de Veterinarios Sin Fronteras – Justicia Alimentaria Global]
Es un tema de salud y de aumento de la cuota de mercado de la industria agroalimentaria.
Se adecua su propuesta (comida aparentemente sana y variada rápida de preparar y muy barata) a las «necesidades» de la población (falta de tiempo y empobrecimiento, así como aparente preocupación por la salud).
Una forma más mediante el cual la ciudadanía vamos perdiendo el control de nuestras vidas. Es curioso, que cuanto más rápido es nuestro ritmo de vida (y entonces más cosas hacemos y tenemos), menos reflexionamos sobre lo que hacemos y lo que realmente queremos.
Afortunadamente, cada vez más personas (por muy minoritarias que seamos) buscamos el producto de proximidad y ecológico, como antítesis a la comida fácil preparada.
Hace 10 años ya se preocupaban por la pérdida de capacidades de cocinar (el de-skilling que menciona el artículo, que es un término bastante genérico, en absoluto limitado a la cocina):
http://www.mv.helsinki.fi/home/palojoki/english/nordplus/Phil%20%20COOKING%20SKILLS%5B1%5D.pdf
y la conclusión iba en la linea de:
«Work and time involved in food preparation are substantially reduced. Some skills are used less often, or not at all. The real tragedy would be loss of interest in cooking, and there is evidence to suggest that is not the case.»
No tengo nada claro que los programas de cocina cambien esa conclusión.
Interesante. De hecho creo que es un tema que podría extenderse y analizarse con mayor profundidad y sin duda suscitaría un gran debate sobre nuestros hábitos alimenticios. El ejemplo expuesto de Inglaterra es excelente, estuve viviendo allí una pequeña temporada con una familia y la cantidad de congelados-fritos, envasados… que consumen es una bestialidad. La gastronomía inglesa me parece en general bastante pobre, prueba de ello es que el chef más conocido que han es Jamie Oliver, que aboga por volver al sabor en comidas rápidas pero llenas de ingredientes naturales. Quienes le conocen saben que está muy involucrado en temas educativos y está convencido de poder llevar a cabo lo que llama la , el tiempo dirá. Aunque la cocina de Jamie no es siempre de mi gusto sí comparto su filosofía: comida rápida, barata, con sabor, ingredientes naturales, poco envasado, originalidad. Es difícil sí, pero no imposible.
En Reino Unido, existe en la lista de la compra, una gama de platos preparados para comer, y a unos precios tan bajos, que parece increible. Una visita a cualquier supermercado y un vistazo a los carritos de la compra, muestra que los ciudadanos británicos se alimentan únicamente de comida congelada, embalada en cajas de cartón, ensaladas preparadas envasadas en plástico y carne para barbacoa, aparte de comida enlatada. No existe una cultura del sabor natural de los alimentos ni de su preparación adecuada en la cocina. La industria de la alimentación es una maquinaria que no debe detenerse y se ha de fomentar su uso, aún a unos precios de venta que parecen increibles; lata de espaguetis en salsa (400 grs): 15 peniques; lata de alubias con tomate (beans) (400 grs): 24 peniques; tomates (300 grs): 3 libras.