Política
La trinchera del 1 de agosto
Antes de la llegada de Rajoy a La Moncloa, González (1991, 1992 y 1995) y Zapatero (2011 y 2010) también aprovecharon los veranos para hacer anuncios importantes o rendir cuentas, con millones de españoles de vacaciones
MADRID // José Luis Rodríguez Zapatero (2011 y 2010) y Felipe González (1991, 1992 y 1995) habían sido, hasta ahora, los únicos presidentes del Gobierno que se habían refugiado en el verano para rendir importantes cuentas ante la ciudadanía o hacer anuncios de calado. El próximo 1 de agosto, Mariano Rajoy entrará a formar parte de este club después de hacer oídos sordos, durante meses, a las demandas de los partidos de la oposición y la ciudadanía.
Aunque su anuncio de comparecer, el lunes pasado, logró rebajar la presión de la oposición (no en las calles), todavía está por ver si el presidente dará explicaciones sobre la presunta financiación del PP con dinero negro. El temor de la oposición es que desvíe su intervención ante el pleno del Congreso hacia la marcha de la economía española y el paro. Como amenaza, el PSOE mantiene en el aire su moción de censura, hasta que termine la comparecencia.
No obstante, sea como sea la declaración del presidente, millones de españoles estarán el próximo jueves de vacaciones. El 1 de agosto es el día del año que más desplazamientos se realizan.
Otros veranos en el Congreso
El último en plantear una jugada similar fue su antecesor en el cargo, Rodríguez Zapatero. En la retina política está todavía fresca la imagen del expresidente, en agosto de 2011, acorralado y asfixiado entre los mercados, la presión popular y las raíces socialistas del partido. Rodríguez Zapatero ya había tirado la toalla al anunciar el adelanto electoral, pero el ultimátum de la canciller alemana, Angela Merkel, le forzó a tomar la gran decisión que, por su calado, hizo las veces de lápida para su segunda legislatura, considerada como la menos socialista de la historia del PSOE.
El presidente propuso en el Congreso —tras recibir el ok de sus dos posibles sucesores, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba— la modificación del artículo 135 de la Constitución, para prohibir que cualquier administración pudiera gastar más de lo que ingresase en el futuro. Ésta es la única modificación de calado que ha sufrido la Constitución en más de 30 años y se hizo sin consultar al resto de partidos ni a la ciudadanía, a través de un referéndum. La decisión se hizo pública, por sorpresa, el 23 de agosto. Rosa Díez, portavoz de UPyD, fue la diputada que reaccionó con los reproches más airados aquel día. El resto de grupos quedaron estupefactos.
Pero cuando Rodríguez Zapatero dio el gran volantazo a su política económica fue las últimas semanas previas al mundial de fútbol de Sudáfrica, que arrancó el 11 de junio de 2010 y tuvo a España exultante ante las sucesivas exhibiciones de La Roja. La imagen del presidente cayó en picado pero los triunfos del equipo sirvieron para amortiguar el golpe.
Para encontrar importantes intervenciones previas en verano, hay que remontarse a la primera mitad de la década de 1990. El 9 de julio de 1991, el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, anunció desde Bruselas una batería de recortes y lo justificó alegando que las prestaciones de desempleo y las pensiones se estaban “disparando”. No lo hizo a través de una televisión de plasma, pero la distancia con la ciudadanía y el contexto europeo siguen rezumando el mismo paralelismo que hace 22 años.
Los otros dos veranos agitados en el Congreso fueron el de 1992, por la guerra en Bosnia, y, sobre todo, 1995. Aquel año, Felipe González compareció ante el pleno extraordinario del 27 de julio para rendir cuentas por el escándalo del GAL.
El timming de Rajoy
La táctica veraniega, que Gaspar Llamazares bautizó como “cambiar un debate de fondo por un tinto de verano” ha tenido su extensión a otros periodos del año. Rajoy, por ejemplo, no había hecho anuncios de calado en verano hasta este año, pero en 2012 aprovechó la Semana Santa. Su estrategia encontró en aquellos días el acomodo ideal para presentar los Presupuestos Generales del Estado del año, cargados de una sangrante batería de recortes y aún pendientes desde hacía cinco meses por las elecciones de noviembre de 2011.
Hubo dos motivos para elegir aquella fecha. En primer lugar, las vacaciones de millones de españoles. En segundo, el foco diluido de los medios de comunicación. Las portadas de los periódicos, radios y televisiones estarían pendientes esa semana de la resaca electoral de Andalucía y Asturias (de haberse presentado antes, el recorte medio de 16,9% a todos los ministerios y la amnistía fiscal habrían minado aún más los votos al PP en ambas citas) y los cuartos de final de Champions: el Barcelona ganó al Milán el mismo día que se presentaron los presupuestos y el Real Madrid, al Apoel, al día siguiente.