Otros

“Los militares egipcios tienen muchos intereses que preservar”

Alain Gresh, especialista en Oriente Próximo de Le Monde Diplomatique, analiza los motivos que han conducido al caos político y al golpe de Estado en el país árabe

PARÍS // El especialista en Oriente Próximo Alain Gresh analiza cómo el efímero ejercicio del poder en Egipto por parte de los Hermanos Musulmanes  ha  engendrado un desplome de su popularidad y un neto retroceso de su influencia, de forma similar a lo sucedido en Túnez y Turquía. Éste es un extracto de su contenido (la entrevista fue realizada antes del golpe de Estado).

¿Egipto está viviendo una segunda revolución?

La amplitud de la manifestación que tuvo lugar el 30 de junio es histórica y demuestra que hay un verdadero hartazgo  del gobierno egipcio y de su presidente, Mohamed Morsi, por parte de la población. El poder ha fracasado a la hora de encaminar al país por la vía de las reformas. Sin minimizar la responsabilidad de los Hermanos Musulmanes, la relativa capacidad de influencia que aún tienen las fuerzas del antiguo régimen egipcio, el ejército y la estructura del Estado han conducido al país al actual callejón sin salida.

De ahí el asombro que provoca el discurso de algunos miembros de la oposición, entre ellos Hamdi Sabahi (que quedó tercero en la primera vuelta de las presidenciales de mayo de 2012), que reclama la vuelta de los militares. Esa petición equivale a olvidar quién ha dirigido el país durante los 18 meses siguientes a la caída del presidente Mubarak, en febrero de 2011. Los militares tienen  una gran responsabilidad en el caos institucional que reina al haber adoptado, con la ayuda de los Hermanos Musulmanes, una hoja de ruta que ha conducido al actual marasmo y a la sangrienta represión de las manifestaciones antes y después del derrocamiento de Mubarak.

¿Quiénes son esos millones de manifestantes en las calles egipcias?

Las fuerzas de oposición a Morsi son muy heterogéneas. Se trata de una mezcla de la oposición al antiguo régimen, que desempeña un rol muy importante entre bastidores y en los medios de comunicación que tiene bajo su control. Pero la multitud de corrientes políticas en su seno plantea un verdadero problema para el futuro del movimiento porque estas fuerzas no han sido nunca capaces de federarse en torno a un proyecto. La pregunta de quién puede constituirse en alternativa creíble al gobierno de Morsi y de los Hermanos Musulmanes no está aún resuelta. Ante todo, hay un enorme descontento económico y social, debido a la pobreza, considerable en el país y a la ausencia de decisiones. El país está siendo gestionado, desde hace dos años,  sin programa económico. Los Hermanos Musulmanes, próximos a la corriente neoliberal, han firmado un acuerdo con el FMI, que después se han negado a aplicar. La crisis social no podrá solucionarse sin que se llegue a un consenso político.

¿La caída de los antiguos regímenes en Egipto y Túnez garantiza la democracia?

Las revoluciones en estos países han eliminado a Hosni Mubarak y Ben Alí, así como a sus respectivas pequeñas camarillas, que se han visto incluso delante de los tribunales. Pero su derrocamiento no se ha visto en absoluto traducida ni en una depuración del aparato del Estado ni en un cambio importante del personal político y administrativo. Todas las instituciones siguen como estaban, aunque funcionando de una manera más autónoma pues antes dependían de la Presidencia. Por ejemplo, Morsi, ¿se puede decir que controla realmente el aparato del Estado cuando se sabe que los ministros de Interior y Defensa dependían del Ejército? Esta autonomización de ciertas instituciones debería estar bajo control para evitar un caos permanente.

El ejército participa en el empeoramiento de la situación política con el fin de aparecer como una alternativa. Sin embargo hasta ahora, ha dudado en asumir la gestión directa del Estado debido a la actual situación de caos. De hecho, cuando ha estado en el poder durante 18 meses, su balance ha sido desastroso, y eso está aún muy vivo en la memoria de los egipcios. Los militares tienen muchos intereses directos que preservar, sobre todo económicos, que les han empujado a evitar hasta ahora su entrada en el poder y así encontrarse en primera línea en caso de que prosiga la contestación por parte de la sociedad.

Esta entrevista ha sido publicada en el diario L’Humanité

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. No se que manía tenemos de acudir a expertos… lo que ha dicho no hace falta de análisis de expertos de la nada, con poco que hayas seguido los acontecimientos en Egipto, te das cuenta de que quien controla la situación es el ejército, como quiere Occidente.
    A ver que pasa ahora, está claro que el ejército no quería a Mubarak ni a los hermanos musulmanes porque Occidente no veía que podría defender sus intereses con efectividad. A ver que se inventan ahora.
    Para mi lo destacable es que no porque eches un papel en una caja de cristal hay democracia si te pasas la constitución por el forro, como el Mursi este, es legítimo desobedecer, lo triste que esto ocurre aquí y seguimos diciendo que esto es democracia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.