Economía
Amazon y ‘el club de los pringaos’
Los libreros demandan a la multinacional por competencia desleal debido a su política de precios, posible gracias a que elude pagar impuestos en España. En Alemania, los empleados protestan contra los bajos salarios y las condiciones laborales.
Este artículo ha sido publicado en el nº 7 de La Marea, a la venta en quioscos y aquí
Si haces una búsqueda en Google con las palabras “Amazon impuestos”, el primer título del catálogo de la librería digital que sale es El club de los pringaos de Daniel Montero. “Descubra lo injusto de la Hacienda española. Descubra por qué le toca siempre a usted”, reza la portada. Los otros resultados de la búsqueda en Google hacen sospechar que la propia Amazon no forma parte del club de los pringaos. “Amazon ingresa 5.000 millones y paga 3 en impuestos”, titula una notica del diario El País en referencia a los negocios de la multinacional en Reino Unido. Amazon, al igual que otros gigantes de la economía digital como Apple, Microsoft, Yahoo y Google, está en el punto de mira por la evasión fiscal. Facturan a través de empresas radicadas en países con una fiscalidad muy favorable como Luxemburgo, Holanda o Irlanda, lo cual les permite ahorrar miles de millones en impuestos. Es una práctica perfectamente legal que causa un gran perjuicio a la Hacienda de los países afectados.
Gracias a la enorme oferta de Amazon y a su excelente tecnología y servicio, mucha gente que vive lejos de los centros urbanos tiene acceso a libros, discos y otros productos culturales. Sin embargo, Amazon intenta socavar el negocio de sus competidores aprovechándose no sólo de su tamaño y tecnología superiores, sino, sobre todo, de que sólo asume una fracción de los impuestos que pagan sus rivales locales.
El sector del libro en España se ha hartado de las maniobras comerciales de la multinacional, que considera competencia desleal. En julio, varios gremios y empresas presentarán una demanda contra Amazon por violar leyes como la que regula el precio fijo de los libros. “Vamos contra las prácticas ilegales de Amazon. Hacen todo tipo de descuentos y bonos fuera de las campañas oficiales. No hay forma de que se ajusten a la ley”, explica Juan Manuel Cruz, el presidente de la Confederación del Gremio de Libreros (CEGAL), que prepara la demanda, junto con otras organizaciones como Fedecal, Fande y la Casa del Libro.
La dimensión del negocio de Amazon en España es un misterio, ya que las ventas se hacen a través de la matriz europea Amazon EU Sarl, con sede en Luxemburgo. Esto le permite, por ejemplo, cobrar un IVA del 3% para los libros electrónicos en vez del 21% vigente en España. En los libros en papel y dvds sí se aplica el IVA en España. La filial española, Amazon Spain Fulfillment SL, con sede en San Fernando de Henares, tiene como objetivo social “la prestación de servicios relacionados con las actividades de almacenaje, recogida, empaquetado y gestión de pedidos de clientes y proveedores”. Para 2011 declaró unas ventas totales por 314.417 euros, según los datos en el Registro Mercantil. Obtuvo un beneficio neto de 693,86 euros tras abonar 551,79 euros en concepto de impuestos de sociedades.
Según una información del diario El Economista de noviembre pasado, la Agencia Tributaria está investigando cuál es el verdadero volumen de negocio en España de Amazon y otras multinacionales como Yahoo. La Agencia Tributaria no quiso comentar estos casos concretos porque la ley se lo prohíbe pero se remitió a la puesta en marcha de la Oficina Nacional de Fiscalidad Internacional. Este organismo “prestará especial atención a la tributación de grupos empresariales multinacionales y la comprobación de precios de transferencia.
La opacidad de la multinacional es total. Sus responsables en España nunca se han pronunciado sobre las cifras de negocio. La agencia de comunicación que trabaja para Amazon rebotó, probablemente sin querer, un mensaje electrónico interno en respuesta a la petición de información de La Marea. Dice literalmente: “Hola equipo, hemos recibido esta request: Dado lo sensible del tema y la relevancia del medio. De momento no contestéis nada. Cuando nos vuelva a insistir, ganamos tiempo. Mantenedme al tanto por favor y monitorizar el medio. Gracias.”
La batalla judicial de los libreros contra el gigante mundial de la distribución se antoja como la lucha entre David y Goliat. El Gobierno aún no ha adoptado una postura al respecto. En otros países, sin embargo, Amazon se encuentra con rivales más poderosos. La ministra de Cultura de Francia acusó recientemente a la empresa de EEUU de ser un “destructor de librerías”. “Amazon, mediante prácticas de dumping, rebaja mucho los precios para penetrar en algunos mercados y después eleva de nuevo sus precios, de manera que crea una situación de un cuasi-monopolio”, declaró Aurélie Filipetti.
El Parlamento británico interroga a los directivos
En Reino Unido, los directivos de Amazon fueron citados en noviembre pasado para declarar ante una comisión parlamentaria sobre sus prácticas fiscales, al igual que los de Google y Starbucks, otros especialistas en minimizar el impacto fiscal en sus cuentas. Fueron los diputados quienes informaron a los estupefactos ciudadanos británicos sobre el hecho de que Amazon pagaba apenas tres millones de euros en impuestos sobre una cifra de negocio de 5.000 millones.
En Alemania, la multinacional del comercio online ha provocado otro escándalo, pero esta vez no por evadir impuestos sino por las condiciones laborales de sus empleados. El desencadenante fue un documental de la cadena pública ARD, emitido en febrero. La protagonista era una emigrante española que trabajaba en una empresa subcontrada por Amazon para la campaña de Navidad. Compartía un piso de 80 metros con otros seis trabajadores que no conocía, cobraba un 12% menos que los empleados de Amazon, y el servicio de seguridad privado les sometía a una vigilancia extrema, llegando a revisar los bolsos al entrar y salir del almacén. La empresa de los vigilantes se llamaba Hensel European Security Services, en siglas HESS, como el dirigente nazi Rudolf Hess. Al parecer no es casualidad ya que muchos de los guardias tenían la cabeza rapada y vestían uniformes de una marca popular entre la extrema derecha. Los gorilas llegaron incluso a amenazar a los reporteros de ARD. Amazon pidió disculpas y rompió el contrato con las subcontratas. Pero también la plantilla fija de unas 7.700 personas en Alemania está en pie de guerra. En los últimos meses hubo una serie de huelgas en los centros de Amazon. Los trabajadores exigen que se aplique el salario mínimo que prevé el convenio del sector de la distribución. Amazon, sin embargo, paga el salario más bajo del convenio del sector de logística. El asunto ha creado un gran debate e incluso la ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen, se sumó a las críticas. “Los empleados me han descrito condiciones brutales”, denunció el periodista y autor Günter Wallraff, famoso por sus investigaciones del mercado laboral.
Los líderes europeos ahora prometen actuar contra las prácticas de evasión fiscal de las grandes multinacionales. “Trabajamos para garantizar que las empresas paguen más allí donde tienen su negocio”, dijo la canciller alemana Angela Merkel en la cumbre europea de mayo. Y el primer ministro británico, David Cameron, subrayó: “Hay una buena oportunidad para tomar medidas a nivel internacional para acabar con este problema”. Los expertos en temas fiscales, sin embargo, advierten que la Unión Europea por sí sola no podrá arreglar el asunto.
Muchos ciudadanos ya han comenzado a emprender acciones contra los grandes evasores. En Reino Unido se organiza un boicot a Amazon, animado por el éxito que tuvo una acción similar el año pasado contra Starbucks. La cadena de cafés revisó su estructura y promete pagar más impuestos. Wallraff, por su parte, ha pedido a su editorial que retirase sus libros del catálogo de Amazon.
En España no hay visos de una revuelta del consumidor contra el gigante de la distribución, muy a pesar de los libreros. “Amazon está haciendo mucho daño al sector pero también al ciudadano, aunque no lo vea. Esta política de precios bajos la pueden hacer porque no pagan impuestos en España”, afirma Cruz de CEGAL. “El ciudadano puede estar satisfecho con el servicio pero debe saber que paga más impuestos porque ellos no lo hacen”. Bienvenido al club de los pringaos.
Las prácticas legales no son fraude.
Ni defiendo a Amazon ni conozco los entresijos tributarios de ninguna multinacional, pero consumo libros en formato electrónico, y aspiro a que los autores (y, quizá, los editores) reciban los beneficios de su trabajo. No creo, en cambio, que papeleras, impresores, transportistas, distribuidoras o expendedores tengan ningún derecho adquirido.
Si el modelo de negocio que nos ofrecen en España es el modelo Libranda, Amazon no puede más que crecer.
Los libreros llevan años viviendo en el mundo de yupi, un mundo con precios fijos y descuentos máximos fijados por ley, competencia=0. Cuando se rompe la burbuja, pues se pegan el tortazo.