Un pacto que sólo responde a la soledad de sus firmantes

ALEJANDRO INURRIETA // Los dos grandes partidos, PP y PSOE, han decidido firmar un pacto para ir con una sola voz al próximo Consejo europeo. Esta escenificación, tan estéril como forzada, apenas ha tenido eco en la UE. En España, resulta chocante para unos e inútil para la gran mayoría.

El acuerdo, forzado directamente por Alfredo Pérez Rubalcaba, apenas se ha explicado a la opinión pública y al propio Grupo Socialista en el Congreso, lo que ha levantado ampollas entre muchos diputados del PSOE y reabierto el debate interno sobre qué tipo de estrategia política debería llevar a cabo el principal partido de la oposición. Sin embargo, el problema no es sólo político; también tiene un componente económico, que reside precisamente en el contenido del acuerdo. Globalmente, el pacto es un compendio de lugares comunes, confunde deseos con realidades y en ningún momento expresa la menor crítica al mal funcionamiento que ha mostrado la UE hasta ahora.

En primer lugar, al referirse al paro, se elogia al así llamado Plan de Empleo Juvenil, dotado con 6.000 millones de euros en toda la UE. Se insta al aprovechamiento eficiente de los recursos y se invita a utilizar los mecanismos existentes para que se contrate a jóvenes en la Unión. La vacuidad de las medidas propuestas y la evidente escasez de los fondos para luchar contra el paro juvenil –del 24,4% en la UE y 56,4% en España– han conseguido que el Plan no sea tomado reamente en serio por la mayoría de la población.

El segundo punto insta a resucitar el crédito a las empresas. Dice el pacto:

En segundo lugar, debemos restablecer el flujo de financiación a la economía real y, en concreto, a las pequeñas y medianas empresas, que son, en definitiva, las que sustentan el tejido social europeo, empleando a dos de cada tres trabajadores del sector privado en la Unión Europea (…). Por otra, deben facilitarse las condiciones de acceso a la financiación de las pymes a través de una acción más decidida del Banco Europeo de Inversiones en este ámbito.

Esta gran boutade refleja que los firmantes del Pacto no entienden por qué el crédito no fluye. El crédito no fluye porque el nivel de sobreendeudamiento privado es tan elevado que resulta imposible que los agentes privados puedan acometer procesos de endeudamiento adicional. Si a esto añadimos una política fiscal procíclica, estamos ante lo que se denomina recesión de balances, que impide el crecimiento económico.

El resto del acuerdo es aun más estéril y vacío de contenido. Sorprende que la Directiva de Servicios, muy criticada por la izquierda parlamentaria, ahora se ponga como un elemento para favorecer el crecimiento. Esta nueva norma sobre la regulación laboral podría introducir el dumping social y salarial en el principal sector económico de la UE.

En resumen, la foto de la Moncloa solo responde a la soledad de Rajoy y Rubalcaba y sus respectivos partidos, que tratan de superar una crisis institucional y política sin parangón. Resulta desolador que vayan a Bruselas con este bagaje de tal pobreza intelectual, lo que revela la existencia de una gran agujero negro en conocimiento económico en los dos principales partidos de España.

Artículo publicado en www.elmonopolitico.com