Sociedad

“Tres años de recorte en investigación suponen un retraso de décadas”

El Gobierno español ha reducido un 13,7% la inversión pública destinada a I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) en el último año

MADRID // El Gobierno español ha reducido un 13,7% la inversión pública destinada a I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) en el último año. Unos recortes que, desde 2009, ascienden al 40%. Además, el Programa de Reformas (PNR) remitido por el Ejecutivo a la Unión Europea anuncia una congelación de la inversión en este sector hasta el año 2020 y limita al 2% del PIB el presupuesto total que se puede destinar a Investigación y Desarrollo frente al 3% que se había previsto inicialmente.

Estos, entre otros, han sido los motivos que han llevado al colectivo Carta Abierta por la Ciencia a organizar esta mañana un acto en defensa de la investigación científica en la sede del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en Madrid, seguido de una manifestación a la que han acudido alrededor de diez mil personas, según los organizadores.

Los investigadores pretendían entregarle en mano al ministro de Economía, Luis de Guindos, el decálogo de propuestas contenidas en la Carta Abierta junto con las más de 40.000 firmas de apoyo que han obtenido por parte de científicos y tecnólogos procedentes de la gran mayoría de las universidades y centros de investigación españoles. Sin embargo, han tenido que depositarlo en el Registro del Ministerio de Economía porque, según han informado, de Guindos se encuentra fuera del país y la secretaria de Estado para I+D tenía que atender otro acto que iba a contar con la presencia de la Casa Real.

Una de las consecuencias de la ausencia de incentivos en el desarrollo tecnológico o la generación de patentes es la dependencia de otros países. Según cuenta Emilio Criado, representante de CC.OO. en el Consejo Rector del CSIC, éste es un problema histórico: «España siempre ha sido un país deficitario en tecnología. El problema es que habíamos conseguido avanzar mucho y, con estas medidas, España vuelve a la situación en la que estábamos hace diez años. Un país que no tiene una base cultural científica no tiene capacidad de desarrollarse. Por lo tanto, para integrarnos en el modelo internacional, o nos basamos en un sistema de salarios bajos o bien en un valor añadido en los productos tecnológicos que no tenemos, por lo que hay que importarlos».

El acto en defensa de la investigación lo ha cerrado Emilio Muñoz, presidente del CISC entre 1988 y 1991, quien se encargó de revisar y aprobar el reciente artículo elaborado por tres científicos españoles en la revista Science, donde alertaban de los “negros nubarrones que amenazan la ciencia española” . En su intervención ha hablado de otro artículo suyo titulado El tablero de la innovación de la Unión Europea. En él concluye que los cuatro países que más invierten en innovación -Suecia, Alemania, Dinamarca y Finlandia- son precisamente los que imponen una política de recortes y ajustes a países como España, Italia y Portugal en esta materia, lo que conlleva que estos últimos sean dependientes de los más potentes. Un círculo vicioso generado por las mismas naciones que se ven beneficiadas por él.

Pérdida de capital humano

A pesar de la falta de ayuda pública, los investigadores podrían recurrir a empresas innovadoras del sector privado. En teoría. En la práctica, estas empresas, normalmente pequeñas o medianas, necesitan un aval bancario que garantice su inversión, lo que les está siendo denegado de manera recurrente por las entidades financieras. Pero, además, los presupuestos estatales destinados a la colaboración público-privada se ejecutan por debajo del 50%, por lo que aquellas compañía interesadas en desarrollar proyectos de investigación tampoco pueden hacerlo.

Al no tener vías de financiación públicas ni privadas, los proyectos de investigación se cancelan o se reduce de manera considerable el equipo humano con el que cuentan. Los investigadores que se jubilan no están siendo reemplazados ni siquiera al ritmo del 10% que permite la ley. El número de plazas estables en los organismos públicos han pasado de 681 en 2007 a 15 en 2013, y los programas de contratación de jóvenes investigadores sufren reducciones de una media del 30%. Una merma de personal que no sólo tiene como consecuencia el engrosamiento de las ya abultadas cifras del paro, sino que van más allá.

Mónica Milar Esteban, del Instituto de Salud Carlos III, dirige un grupo dedicado a investigar los streptococcus pneumoniae, una bacteria que produce infecciones como la neumonía o la meningitis, con el objetivo de detectar nuevas dianas posibles para crear antibióticos. Además de no poder profundizar en sus averiguaciones, el hecho de quedarse sin financiación para su proyecto puede suponer que parte de su equipo quede en situación de desempleo, pero la otra parte serán funcionarios que cobrarán un sueldo pero no tendrán nada que hacer porque el Gobierno no subvenciona el contenido de su labor profesional.

La denominada coloquialmente “fuga de cerebros” es otro de los grandes problemas de esta situación de precariedad en investigación. Según explica Aurora, una estudiante becada para realizar un doctorado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, “una ausencia de financiación en la investigación de tres o cuatro años supone un parón de décadas, no se recupera en cinco años”. Aurora nos ha contado que tiene previsto emigrar, posiblemente a Canadá, cuando se termine su contrato, dentro de dos meses.

El problema de todos estos jóvenes que buscan proyectos de investigación fuera de nuestras fronteras tiene que ver con la vuelta. Supongamos que dentro de cuatro años la crisis se ha superado y que la economía española se ha recuperado. Las áreas en las que todos ellos han estado trabajando le llevan una ventaja considerable a las investigaciones en España. “Al empezar el doctorado creíamos que irnos fuera podría suponer optar a un puesto de trabajo más o menos estable cuando volviéramos. Pero ahora estamos viendo que no vamos a poder volver porque no va a haber forma de engancharnos a esta maquinaria. Al final lo que te queda es dedicarte a otra cosa que no sea la investigación o dedicarnos a lo que nos gusta en otro país”.

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Comentarios
  1. Claro que sí señores gobernantes visionarios ¿para qué invertir en ciencia cuando existen otras opciones más seguras y sobre todo más acordes con su piadosa moral? Más importante que invertir en diseño de vacunas, tratamientos médicos o antibióticos de nueva generación lo verdaderamente productivo es gastar el cada vez más escaso dinero de nuestros impuestos en enseñar a la infancia que todas las enfermedades se curan rezando a un barbado extraterrestre o a cualquiera de los miles de beatos y santos de la imaginería cristiana ¿Para qué invertir en desarrollo tecnológico cuando sabemos fehacientemente que la virgen del Rocío es la que verdaderamente genera los puestos de trabajo? ¿Para qué estudiar el cambio climático o diseñar sistemas de riego inteligentes si con sacar al santo en rogativa solucionamos el problema de la sequía? Si es que es ganas de perder el tiempo y el dinero de los contribuyentes en financiar a científicos impíos y ateos que nos alejan del verdadero conocimiento y nos acercan cada vez más al infierno. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2013/05/para-que-invertir-en-investigacion-si.html

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