Cultura

Los escritores muestran sus reparos “digitales”

Un encuentro en el marco de la Feria del Libro de Madrid analiza las preguntas y respuestas en torno a la nueva era digital

No hay una postura común entre los escritores con respecto al entorno digital. Mientras algunos –grandes bestsellers– como Juan Gómez-Jurado manejan con soltura las nuevas posibilidades de comunicación que ofrecen las redes sociales o las plataformas online, otros aún muestran su escepticismo y aún se pertrechan en el viejo debate sobre la pervivencia del libro en papel y el electrónico.

Tal ambivalencia ha quedado reflejada ayer en el encuentro Preguntas y Respuestas en la era digital celebrado en el marco de la Feria del Libro de Madrid. En él participaron los escritores Javier Sierra, Julio Llamazares, Lorenzo Silva, Julia Navarro, Rodrigo Fresán y Milagros del Corral, ex directora de la Biblioteca Nacional y buena conocedora de las leyes que regulan los derechos de autor. Todos ellos se han aproximado a las nuevas tecnologías desde una posición cautelosa, aunque con ciertas diferencias con respecto a dejarse llevar o no por ellas.

“La tecnología facilita las cosas, pero afirmar que todo lo nuevo es maravilloso es papanatismo”, señaló Llamazares, para quien el cambio de formato y la aparición de los dispositivos electrónicos no suponen una modificación total en cuanto a la lectura y la escritura. “El mundo digital cambia el hecho literario porque cambia a las personas, pero la esencia es la misma. Escribimos igual que cuando lo hacía Homero y así se hará hasta que el último hombre habite la tierra. La manera de mirar, sentir y pensar y poner eso en palabras sigue siendo igual”, añadió. Por su parte, Javier Sierra sí reconoció que las redes sociales, la escritura en 140 caracteres, habían establecido ciertas transformaciones como por ejemplo la comunicación interpersonal “que ahora es más breve y esto acabará afectando a las novelas”. También se refirió Sierra a la sustitución de las cartas entre escritores por los emails y los mensajes instantáneos. “Esto repercutirá en un futuro, cuando abramos los archivos de los escritores y veamos que no hay cartas”, indicó. No obstante, entre las nuevas oportunidades reivindicó la comunicación entre lectores y escritores, ahora mucho más fluida gracias a la redes: “La membrana que nos separa se ha reducido muchísimo. Antes era todo más reposado y ahora se ha vuelto más inmediato”.

No compartió la misma opinión Lorenzo Silva. El creador de la pareja de guardias civiles Bevilacqua y Chamorro se mostró escéptico con respecto a las redes sociales: “No son una evolución acertada de la tecnología si no se usan con mucho cuidado. Son  eficientes para las empresas de capital riesgo, pero como usuario no. Yo sigo utilizando el email para hablar con los lectores. Ni Facebook ni Twitter lo han anulado”.

La autoedición y derechos de autor, a debate

También salió a la palestra la autopublicación. Así, mientras que Julia Navarro se mostró convencida de sus parabienes, porque eran una ventana para aquellos escritores que quieran conseguir lectores y no puedan acceder a una editorial, Silva manifestó que si bien es cierto que “son una oportunidad, hay una parte del negocio que es muy poco transparente. Al final, la plataforma consigue ganar un pastizal por un libro que nadie compraría”. El escritor aludió a su vez a la situación monopolística en la que encuentran estas plataformas de venta y conminó a las autoridades a ponerles coto, además de sugerir la creación de una ley “que medio se cumpla” con respecto a la piratería.

De marcos regulatorios habló la ex directora de la Biblioteca Nacional, Milagros del Corral, que durante décadas ha trabajado con la legislación de los derechos de autor. Para ella, sin embargo, cambiar la ley y proteger a los autores no significa demonizar a las nuevas tecnologías ni a sus usuarios. “Hemos perdido mucho tiempo con todo esto y lo que tenemos que pensar es cómo lo resolvemos. El sector del libro no se ha tomado ningún interés por ver lo que les ocurrió antes a las otras industrias culturales.  Esos 350 millones de euros que se dicen que se han perdido con la piratería de libros son muy discutibles, ya que no se puede decir que esos libros se hubieran vendido. Hay que cambiar la estrategia”, apuntó.

Y no hay que satanizar porque “la guerra de la piratería no nos lleva a nada. Todos somos piratas, y por eso ni ha funcionado el canon ni la ley francesa Hadopi, que de dos millones de demandas sólo ha condenado a dos internautas”, puntualizó Del Corral, para quien lo que hace falta es una directiva europea  “que replantee todo el tema de la propiedad intelectual” en la que exista una sección específica para la creación en Internet, una tipificación de las licencias de creative commons, una regulación del préstamo digital, un IVA reducido para los ebooks, una nueva fiscalidad para la publicidad en línea y un gravamen para las plataformas online que se están haciendo con bases de datos de los usuarios. “Estamos en una etapa de transición que va a durar, pero tengo que llegar a un pacto de no agresión. Hace falta educación en derechos de autor. Es un tarea de pedagogía, no de amenaza”, concluyó.

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