Sociedad

“El 15M es una cuestión de derechos humanos”

Una activista de Valencia encarna el espíritu horizontal y sin portavoces del movimiento ocultando su rostro con una careta // Explica el despertar social que representó el 15M

Esta activista pretende hacer de su careta una metáfora de una "sociedad borreguil"

VALENCIA// Se define como miembro “la generación Ni-Ni: ni capitalismo ni patriarcado, dos cabezas de un mismo monstruo, si dejamos a uno vivo el bicho se reproduce”. Desde el primer día estuvo con el movimiento 15M, en la calle. En Valencia. No quiere que se conozca su nombre; tampoco su cara, y por ello oculta su rostro con una careta en la que está representado un cordero para demostrar “la sociedad borreguil” en la que estamos. Dos años después esta militante de la indignación hace balance de esta nueva vida, cuando dejó de ser “normal”. Su deseo de no tener ningún protagonismo encarna el espíritu horizontal y sin líderes del movimiento social.

¿Dónde estabas el 15 de mayo de 2011?

En la calle. En la calle porque no había ido a muchas manifestaciones. Antes sólo había acudido en los años ochenta a una por el tema de la lengua y en 2005 a Madrid en defensa del matrimonio homosexual y nada más. Pero en el 2011 estuve en la calle.

¿Qué recuerdas de esos primeros días?

Para mi fue muy especial a nivel personal. Yo me quedé en paro en enero de 2011 y casi fue lo mejor que me ha pasado, porque paré y de repente tuve tiempo para empezar a ver las cosas que pasaban en Valencia. Vi vídeos de los discapacitados y los desprecios que les hacían, vi lo que hicieron en el [barrio del] Cabanyal…

¿Nunca antes te habías fijado en ello?

Claro, yo antes era normal, mi medio para informarme era la prensa, la televisión y poco más, pero lo que pasa por esos medios de comunicación está muy sesgado; es una parte residual de lo que ocurre y contado de una forma interesada. Vi las noticias de las víctimas del metro, lo que ha pasado con la memoria histórica… y me pasé, literalmente, todo el mes de enero de 2011 llorando por todo lo que veía. De toda esa indignación me salió hacer un vídeo para una página web y al publicar eso, gente de la plataforma Govern Obert se puso en contacto conmigo, quedamos para hablar y nos reunimos el día que se presentó Democracia Real Ya en Valencia

Y llegó el 15M…

Sí, y salí a la calle. Al principio pensé, “qué poquita gente”, pero me dio igual. Luego empezó a llegar gente, y fue muy emocionante. Todos veníamos porque alguien había tirado una llamada encima de la mesa y la gente había acudido. Fue muy emocionante.

¿Cómo se veía el movimiento de Sol en Madrid?

Jolines, era una maravilla, era superemocionante. Lo que sentí es que  no hacía falta hablar entre nosotros, había comunicación, todos sentíamos lo mismo, indignación, algunos rabia; todos teníamos sentimiento. Por la noche cuando salió lo que había pasado en Madrid y al día siguiente, fue como si se estableciese una conexión neuronal; entendíamos porque la gente estaba en Madrid y así volvimos a salir en Valencia… Estaba tan emocionada, tan maravillada, fue como de repente romper un muro.

¿Y qué os unía a todos?

Indignación, rabia, valores, vergüenza, vergüenza, vergüenza, vergüenza… y con posterioridad también una implicación. Muchos descubrimos que teníamos valores que habíamos perdido y por eso nos sentíamos impotentes porque en algún momento nos vendimos, o nos quedamos apartados. Yo he descubierto hasta vocabulario nuevo, he recuperado la sensibilidad hacia la poesía; antes no era capaz de procesar las metáforas. Una de las cosas que pasó a partir del 15M es que la gente volvía a hablar por la calle con desconocidos, se dejó de tener miedo a expresarse, la gente se mira más a los ojos, al menos una parte de la sociedad, hay otra parte que aún no.

¿Qué es lo mejor y lo peor de estos dos años?

Lo mejor, sin duda, recuperar humanidad a muchos niveles, te planteas muchas cosas sobre cómo has estado viviendo hasta entonces. De lo malo.. pues siempre ha habido aprendizaje, es algo evolutivo. Yo hasta el 2011 me creía la película esta del Estado de Derecho, me creía a la policía, a las instituciones, era así de normal.

¿Cuántas veces te han identificado?

Creo que siete. He ido una vez a juicio por escribir con tiza en una pared. Acabé absuelta, pero tuve mucha suerte. El proceso tuvo un año de instrucción, casi dos peritajes, la convocatoria de un juicio con un fiscal, con un abogado, con un juez, con un ayudante del juez, con presencia de un representante del ayuntamiento, de la policía. Es muy ridículo todo lo que está pasando.

¿Qué mensaje le mandarías a los políticos?

Que son unos criminales. Ahora mismo, son criminales, y les mando un mensaje, tanto al Gobierno como a la oposición, “lo vais a pagar” y no es una amenaza, es un anuncio. Yo salí a la calle por el gobierno y por la oposición, sé que de ellos algunos tienen sensibilidad pero yo he visto compañeros que se han jugado la piel sin tener recursos. Lo que hemos tenido todos en común es pensar que el 15M que es una cuestión de derechos humanos.

¿Y a los banqueros?

[Se hace un silencio, fija la cara, se le humedecen los ojos y las palabras salen de forma atropellada y con un evidente enfado que no ha aparecido hasta el momento] Ehhh… merecen ver triplicado en sus familiares y seres queridos, en caso de que los tengan, una centésima parte del dolor que han provocado a cualquier persona de la calle.

¿Los bancos se han ido de rositas de esto que algunos llaman crisis?

En primer lugar, te voy a pedir el favor de que no utilices esa palabra, yo no lo voy a decir, me niego, es una estafa directamente. No es que hayan salido de rositas es que han salido ganando, han hecho un negocio redondo.

¿Cuál debe ser nuestra respuesta?

No me atrevo a hablar en plural, creo que ha de ser un ejercicio individual. Me he dado cuenta de que llega un momento en la calle que le gente te habla y llega un momento en el que te miran con cara de cordero degollado y te dicen “¿pero qué podemos hacer?”…

¿Y qué podemos hacer?

Pues te contesto como el poeta, “Dímelo tú”. Es una cuestión de actitud. Yo a la gente le diría que haga cualquier cosa, hay cosas muy pequeñas que se pueden cambiar; si no somos capaces de cambiar lo más pequeño, que de eso se trata; no vamos a cambiar lo más grande, que es lo que al final perseguimos.

Para acabar, ¿por qué la careta?

Por lo que te comentaba de la actitud de la gente. Muchos dicen «hay que hacer cosas, hay que hacer cosas» pero esperan a que tú te pongas en marcha, son los de «habría que…». En el año 2012 estaba cabreada porque la gente no reaccionaba y vi la máscara y la compré. Veía a la calle mirando escaparates y no me identificaba y me sentía mal, me puse la máscara y pensé «desde estos ojos lo entiendo».

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