Parias, ignorantes y radicales: Dos años de insultos y ataques de políticos al 15-M

Camorristas, pendencieros, mastuerzos, tontos, ignorantes, híbridos de hiena y rata, payasos… La lista de insultos que ha recibido el movimiento 15-M por parte de algunos políticos de los principales partidos, en sus dos años de existencia, es larga. Si se tuviera en cuenta, además, a tertulianos y medios de comunicación, sería imposible resumirlos en un artículo.

El 15-M, desde sus inicios, ha cargado contra el bipartidismo y las inercias de una democracia que sienten que no representa a los ciudadanos, lo que ha hecho que incluso en el PSOE, que en todo momento ha tratado de mantener una actitud prudente con respecto al movimiento de los indignados, hayan surgido ataques más o menos velados.

El último ejemplo lo ha dado la secretaria general de la Unión Internacional de las Juventudes Socialistas, Beatriz Talegón: «No soy muy amiga de las teorías conspiratorias pero, ya en aquel momento de ir a las manifestaciones y a las asambleas, empecé a ver cosas que me hacían preocuparme, y ahora ya se dice con más fuerza: hay quien plantea que detrás de todo esto [el movimiento 15-M] puede incluso que esté la derecha«, espetó Talegón en una entrevista en una radio argentina.

Las teorías conspirativas en el PSOE no son nuevas. No había pasado ni un mes desde el nacimiento del 15-M, en 2011, cuando el Secretario General de la formación en Carabanchel, Gabriel Calles, escribía ya en su blog que los objetivos del movimiento “no los conocen muchos de ellos. Están ocultos. Los que quieren cambiar la sociedad están siendo manipulados. No saben hasta qué punto”.

El PP contra el 15-M: acoso y derribo

Sin embargo, el partido que más se ha deshecho en insultos de todo tipo contra el movimiento ha sido, sin duda, el PP. El mismo ministro de Educación, José Ignacio Wert, cuando aún no se había formado el Gobierno conservador, dedicó algunas páginas de un libro a cargar contra el 15-M. En ellas, Wert les acusaba de “utópicos”, “radicales”, con “gotas de ignorancia y de simpleza” y “un puntito soviético”. “[El 15-M encierra] una condición profundamente reaccionaria en buena parte de lo que proponen”, afirmaba el hoy ministro.

Cuatro meses después del 15 de mayo de 2011, la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se refería a los indignados como “camorristas” y “pendencieros”, con reivindicaciones bajo las que “se puede esconder un golpe de Estado”. También durante aquellos meses, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, acusó a los indignados de cultivar marihuana en la plaza y el expresidente del Gobierno, José María Aznar, tachaba al movimiento de “marginal”, ya que, según él, no representaba ni siquiera a una “minoría relevante”.

Un caso extraño es el de UPyD. El movimiento 15-M no suele criticar a esta formación, ya que sus reivindicaciones chocan, sobre todo, con el bipartidismo, ostentado por el PP y el PSOE. Sin embargo, líderes de UPyD sí han cargado contra los indignados. “15-M, Mayor Zaragoza y actores como Willy Toledo o Pilar Bardem piden que el Gobierno negocie con ETA. Vaya un circo con muchos payasos”, escribió a principios del año pasado el diputado Carlos Martínez en Twitter.

El que se lleva la palma, no obstante, es Fernando Savater, que ha dedicado en varias ocasiones declaraciones injuriosas al 15-M. “Hatajo de mastuerzos”, “oportunistas” o “majaderos” fueron algunas de las descalificaciones que les dedicó. “El 15-M me ha sevido de tontómetro”, llegó a afirmar el filósofo, gracias al cual pudo “medir el nivel de estupidez y cinismo” de muchos.

La PAH absorbe los ataques

Con el paso de estos dos años, las descalificaciones no se han detenido, aunque ahora se centran en el movimiento contra los desahucios y, en concreto, contra los activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Sin embargo, aún queda munición para el 15-M. Hace unos días, el edil de Economía de Castelló (PP), Juan José Pérez, se refería a los indignados como “híbridos de hiena y rata”, “malnacidos”, “fascistas”, “parias” y “farsantes”, entre otras lindezas.

Un día después, durante la víspera de la manifestación en conmemoración del segundo aniversario del movimiento, la presidenta de las Nuevas Generaciones del PP, Beatriz Jurado, espetaba a IU y PSOE, en clara referencia a los indignados, que las formaciones progresistas “sólo quieren a jóvenes borregos que sepan gritar”, en lugar de trabajar.