Opinión

Mucha minería, cero escuelas

La UNESCO subraya que los recursos del subsuelo bastarían para escolarizar a casi todos los niños en 17 países pobres

ANDRÉS PÉREZ/ PARÍS// Sólo es un comunicado de prensa y un estudio más de la UNESCO, pero es uno de esos que hielan la sangre al revelar hasta qué punto sería fácil resolver los problemas más graves del planeta si se pudiera frenar la codicia. La organización de la ONU para la Educación, Ciencia y la Cultura ha publicado hoy su informe «Seguimiento de la Educación para Todos», con un dato escalofriante: una buena utilización de los ingresos por recursos mineros bastaría para «financiar el acceso a la enseñanza primaria del 86% de sus niños sin escolarizar», o bien «del 42% de sus adolescentes en la misma situación» en 17 países pobres. Precisamente en aquéllos que cuentan con los más codiciados recursos mineros del planeta, y que sufren de las peores tasas de desescolarización y analfabetismo.

El estudio, que será analizado en el Foro Económico Mundial sobre Africa, a partir de este miércoles en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), señala que esos 17 países podrían disponer cada año de 5.000 millones de dólares adicionales para educación. Bastaría, para ello, con que «el 30% de los ingresos procedentes de sus minerales, y el 75% de los del petróleo y el gas que producen, se transformara en ingreso público». Luego, sería suficiente con que «el 20% de este importe se invirtiera en la enseñanza».

Así, explicó la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, los recursos naturales permitirían que 11 millones de menores fueran escolarizados, exactamente allí donde es necesario. «Esta es una inversión en las generaciones futuras que debería realizarse ya», recalcó.

Curiosamente, y pese a todas las cumbres celebradas en los últimos años para instaurar una supuesta «transparencia de las industrias extractivas», clave para las relaciones Norte-Sur, y para las relaciones de las nuevas potencias emergentes como China o India con los países pobres, nada ha sido como lo desea la UNESCO.

El escándalo de la República Democrática del Congo

El organismo pone especial hincapié en el «escándalo geológico» que es la República Democrática del Congo (RDC), por la inmensidad de su territorio y la inaudita riqueza minera. Ese país percibe «menos del 10% de los beneficios derivados de sus minerales, mientras que el 90% restante va a las empresas que los extraen», señala el comunicado sacado del informe.

«Es probable que la firma de un acuerdo más equitativo con esas empresas y el aumento de los ingresos gubernamentales permitiese escolarizar a todos los niños en edad de cursar estudios primarios», añade sobre la RDC. En el este de la RDC, quedó demostrado vía informes de la ONU, hace menos de un año, que generales y altos dirigentes ruandeses, aliados a compañías mineras transnacionales –en especial británicas–, saqueaban minerales gratis, en condiciones de guerra y esclavitud. Un supuesto embargo británico a Ruanda duró pocos días, en especial a causa de una intervención de la Oficina de Tony Blair.

Curiosamente, las sumas que los 17 países mineros pobres podrían recaudar equivale al 250% de lo que perciben en ayuda a la educación en 2010, ayuda que está siendo recortada desde entonces, a causa de la llamada crisis económica del mundo occidental.

El uranio de la República de Níger

Dentro de los 17 países, un caso aparte llama la atención. La República de Níger, uno de los países más pobres del mundo y uno de los principales exportadores mundiales de uranio. Uranio ampliamente explotado por Francia desde hace cuarenta años, y uranio que fue la causa real de la actual intervención francesa en Mali.

El 91% de los niños nigerinos sin escolarizar (916.000) podrían tener escuela si se aplicara la fórmula de la UNESCO sobre la atribución de los ingresos mineros, en este caso el uranio. Francia, pese a los múltiples acuerdos con el Gobierno títere de Níger, siempre prefirió explotar el uranio sin miramientos, y en condiciones sanitarias dudosas relatadas por el laboratorio CRII-RAD. No es seguro que China, potencia emergente que intenta desbancar a Francia, vaya a cambiar esas coordenadas.

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