Política
La Monarquía suspende de nuevo en la encuesta de confianza del CIS
La Corona sigue sin llegar al aprobado y además pierde más de un punto con respecto al último barómetro del CIS
MADRID // La Monarquía española está en su momento más bajo de aceptación ciudadana desde su restauración de la mano de la dictadura franquista. Según los datos del último barómetro de confianza ciudadana en las instituciones elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), los encuestados (2.842 personas) suspenden a la Corona con una nota de 3,68 sobre 10. Más de un punto menos que en el anterior suspenso de esta institución en octubre de 2011.
Las personas encuestadas confían hoy menos en la Monarquía que en el Ejército, la Guardia Civil y la Policía Nacional, las tres únicas instituciones que aprueban en el barómetro. También los medios de comunicación obtienen un grado de aprobación mayor que la Corona, aunque no llegan tampoco al aprobado (4,79%).
Si el descrédito de la Monarquía va en aumento, el de otras instituciones es aún peor. El Gobierno sólo merece una calificación de 2,42, los sindicatos 2,45 y los partidos políticos un 1,83. Pese a todo, la Corona es la institución que más confianza ciudadana ha perdido desde octubre de 2011, cuando obtuvo su primer suspenso con sólo un 4,89 de aceptación popular. Desde entonces, el CIS no había vuelto a preguntar por la Monarquía.
La Corona no sólo ha vuelto a suspender. También es percibida por primera vez como «un problema» por parte de la ciudadanía, aunque bastante por detrás del paro, la corrupción, los políticos y la situación económica, los asuntos que más inquietud suscitan entre los encuestados.
Como respuesta a la creciente repulsa ciudadana, la Casa del Rey ha anunciado la inclusión limitada de sus presupuestos en la ley de Transparencia, una medida que no afectará al patrimonio personal del monarca y su familia, cuyo alcance y origen se desconoce.
Escándalos como el de la implicación de Iñaki Urdangarin en el caso Nóos, la imputación de la infanta Cristina en este caso de corrupción, así como otros que afectan a la propia persona del monarca -la cacería de elefantes en Botsuana en 2012 o la posibilidad de que personas de su entorno, como Corinna Sayn-Wittgenstein se hayan lucrado con fondos públicos gracias a sus contactos con Juan Carlos I-han precipitado el desplome de la imagen del rey y de la institución que encarna.
Juan Carlos es el jefe de las fuerzas armadas, es decir, del ejército, resulta poco coherente que esta institución presidida por el rey sea a la vez la mejor cualificada, a la vez miedo da que un cuerpo destinado al orden constitucional vigente tenga buena valoración.