Opinión

Las analogías son peligrosas

"No se puede decir que son las fuerzas políticas y sociales las que están empujando para que la monarquía caiga, sino que son causas endógenas las que la están destruyendo", asegura la autora

Las noticias desfavorables gotean sobre el cristal empañado de la monarquía española en el transcurso de los últimos años. ¿Es que previamente la jefatura del Estado encarnada por Juan Carlos de Borbón, encarnaba todas las virtudes que se le suponían? Lo ocurrido recientemente es que se ha caído el telón que tamizaba las acciones de la Familia Real y sólo dejaba pasar a la escena mediática lo que era conveniente para sí misma y para el prestigio de la Nación, bautizado por el gobierno PP como «la marca España».

Ahora, se abren las cortinas del telón informativo y se ven los entresijos económicos, sentimentales y recreativos de la monarquía. Las cacerías, correrías y cuentas heredadas del Rey, opacas a la debilitada Hacienda pública española, nos muestran de forma descarnada que habría que arrancar la excelencia representativa que se le supone al jefe del Estado pero también a su entorno. ¿Es la monarquía la que está siendo deconstruida o sólo la figura del Rey, para abrir paso al Príncipe?

En este proceso, el caso Urdangarín, su conocido yerno, araña otra de las esquinas del marco, hasta ahora dorado, de la Familia Real, que se abre cuando la hija menor de los Reyes, Cristina de Borbón, ha sido imputada en el caso. Ya de por sí el asunto Nóos-Aizóon es una línea recta que une una entidad sin ánimo de lucro a otra con tal ánimo, sino que también evidencia la maraña de contactos institucionales para obtener jugosos contratos.

La imputación de la infanta en los primeros días de abril abre una nueva etapa aún cuando cualquier final esté aún abierto. A día de hoy, la primera lección política mediática es que se ha inferido una pedrada en el escaparate de la Transición. El poderoso cristal que resguardaba la monarquía ya no está inmaculado y presenta mellas que son imposibles de no ver por muchas loas en que se empeñen los partidos dinásticos y sus altavoces informativos. Tan es cierto que el Rey tiene muy en cuenta que su legitimidad procede de su actuación en esos años, que ha nombrado a Miguel Roca, uno de los padres de la Constitución, para el caso en que la labor judicial siga adelante. Las últimas intervenciones públicas de la Casa del Rey han mostrado el nerviosismo hasta tal punto que el PSOE ha tenido que pedir, por boca de Elena Valenciano, “la neutralidad de La Zarzuela”.

No se puede decir que son las fuerzas políticas y sociales las que están empujando para que la monarquía caiga, sino que son causas endógenas las que la están destruyendo.

Todo ello transcurre en un madrileño mes de abril, con fuertes connotaciones históricas. Ya lo decía Luis de Tapia en su conocida letrilla: “Se fue, entre finos olores, de los almendros en flores, ¡qué gran castigo, lectores!, ¡dejar España en abril!

Nuestra primavera fría no debe desbordar las expectativas de calor. ¿Hay pueblo para ello? El socorrido recurso al “Delenda es monarchia…”, de Ortega, es precipitado. Lo que sí está claro, es que es muy probable que ante nuestros ojos se haya abierto un nuevo capítulo en la historia de España.

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Comentarios
  1. Las monarquías son propias del medievo pero no de este siglo.
    Por cierto, se tiene un concepto de progresismo hacia los paises nórdicos; pero me choca que casi todos conservan todavía a sus monarquías. Por lo visto nadie es perfecto. ¡Qué lástima de dinero tirado en fastos, representaciones, mantenimientos, costosas nostalgias del medievo, ect!.

  2. En España no habrá libertad ni democracia hasta que PP, PSOE y la monarquía den paso a un debate serio sosegado y ético acerca de la forma de gobierno que quieren los españoles a quienes nunca se pregunta sobre éste y muchos más asuntos. http://wp.me/p2v1L3-i5

  3. La caída de la monarquía sin más sería un cierre en falso del verdadero cambio. Hace falta profundizar en la democracia con múltiples medidas de calado económico y social que aseguren la dignidad de los más débiles en estos crueles tiempos. Es preciso evitar por ley el desmantelamiento de los servicios públicos básicos. Necesitamos una reforma electoral que depare una representación acorde con el número de votos. Si cae la monarquía sin esas reformas estaremos otra vez ante una nave quemada por los poderosos a cambio de preservar intocables sus privilegios. República no es sólo prescindir de un rey, sino incrementar la democracia. Si no es así no sé si merece la pena derrocar a un rey para coronar a un presidente.

  4. Felipe ya es indeseado, como toda su familia,
    por GRAN parte del PUEBLO.
    Por eso tiene esa cara tan seria, ja ja.

  5. ¿Es la monarquía la que está siendo deconstruida o sólo la figura del Rey, para abrir paso al Príncipe?
    Otro vendrá, que malo te hará. Me inclino por la teoría de que todo este «destape real» tiene el fin de hacer tan insufrible a este tipo, que la llegada del principito sea visto como un alivio para el pueblo. Me gustaría pensar que la monarquía se está cayendo y que el pueblo la acabará echando, pero es que no lo veo.

    • Tienes razón. Este riesgo existe. El reportaje del número 2 de La Marea sobre el príncipe debería ser de obligada lectura para saber la que nos espera si Felipe VI llega al trono.
      Quizá le pase como a su antepasado Fernando VII, que pronto deje de ser «deseado».

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