Opinión

En la muerte de George Sossenko, el brigadista jovial

El autor recuerda al brigadista de origen ruso, fallecido el pasado jueves, y su lucha "por un ideal, la libertad y la democracia" durante la Guerra de España

MADRID// El pasado jueves falleció en una residencia de ancianos en Atlanta (Georgia) otro más de los pocos brigadistas internacionales que aún sobreviven y defendieron en la Guerra de España a la segunda República. Se trata de George Sossenko, que pese a nacer en Rusia en 1918 pronto se trasladó a París con su familia, tras la revolución bolchevique. A los 17 años se escapó de su casa en la capital francesa para incorporarse como voluntario a las tropas republicanas en su lucha contra el fascismo. Antes de hacerlo, dejó una nota en la mesa del comedor de su casa: «Queridos padres, sé que les voy a causar pena con esta mi decisión, pero ahora mismo está en juego el porvenir de la humanidad, y no me perdonaría jamás no participar en este acontecimiento histórico, de la lucha final por la democracia que ahora se desarrolla en España. Mi conciencia no me dejaría vivir en paz si no hiciera mi deber de hombre libre. Cuando regrese, después de la victoria del proletariado, el mundo será un lugar mucho más seguro y hermoso para todo el mundo».

A pesar de que por su edad fue rechazado en principio en las oficinas de reclutamiento del Partido Comunista francés, al igual que les sucediera a otros de sus camaradas demasiado jóvenes para incorporarse a la contienda, Sossenko pudo cruzar la frontera en octubre de 1936 con la ayuda de los anarquistas.

En Barcelona recibió una breve instrucción militar de poco más de una semana antes de ser enviado al frente de combate, donde se integró en la Centuria Sébastien Faure, el contingente de habla francesa de la Columna Durruti. Luchó en los frentes de Aragón y de Teruel. A finales de mayo de 1937 se integró en el batallón Henri Barbusse de la XIV Brigada, con la que participó en la ofensiva republicana de La Granja. Poco más tarde, en agosto, su padre logró encontrarle -a pesar de haberse cambiado el nombre para no ser localizado por su familia-, y obtuvo su repatriación. Tras la Guerra de España, Sossenko luchó en la Segunda Guerra Mundial con los franceses libres.

En los años sesenta, George Sossenko pasó a residir en los Estados Unidos. En ese país ingresó en la empresa Michelin como ingeniero mecánico. Trabajó primero en Texas, hasta que fue trasladado a Atlanta, Georgia. En 2004 el Centro de Documentación de las Brigadas Internacionales (CEDOBI) publicó sus memorias, Aventurero idealista, en las que transmite todo el empuje y alegría desbordante que le caracterizaron a lo largo de su dilatada existencia y de los que dejó constancia cada vez que visitaba nuestro país. Es de recordar en ese sentido el homenaje que se le tributó en Valencia en 2006, con motivo de la conmemoración del septuagésimo aniversario de aquella ciudad como capital republicana, y en el que el anciano brigadista se refirió a su presencia en las manifestaciones que se convocaban en su país en contra de la invasión y ocupación de Irak.

No había venido a Valencia -dijo entonces- «a reabrir las heridas por la revolución que hubo aquí», ni tampoco «a pedir una pensión». «No queremos nada. Sólo el amor y el recuerdo del pueblo español por unos extranjeros que vinimos a luchar aquí por un ideal, por la libertad y la democracia que amenazaban la nube negra del fascismo de Hitler y Mussolini», afirmó con lágrimas en los ojos. El acto tuvo lugar en el hemiciclo del Ayuntamiento de Valencia y no contó cono la presencia de su alcaldesa, Rita Barberá, ni de ningún otro representante del Partido Popular. Hubieran estado de más, porque no entenderían ni esas palabras ni esas lágrimas.

«Cuando entre los brigadistas nos escribimos -cuenta Sossenko en su libro- siempre ponemos al final de nuestras cartas «SALUD» en castellano, para acordarnos de los momentos más importantes de nuestra vida, que fue en España, donde maduramos, nos hicimos hombres y sobre todo aprendimos a pelear por la democracia, los derechos humanos, la dignidad humana y sobre todo contra la explotación».

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Comentarios
  1. ¡Que la tierra te sea leve! Salud, compañero, que luchaste por la libertad de todos y todas. Sois el ejemplo a seguir, como lo fueron hombres y mujeres de aquella época.
    ¡Salud!

  2. Con ausentarse no podrá la alcaldesa de Valencia borrar la memoria de los brigadistas, como tampoco su partido podrá borra la memoria de las víctimas del franquismo por más que lo pretenda.

  3. Sossenko: Perdisteis la guerra defendiendo ideales de justicia y libertad; pero la victoria fué vuestra ya que esos ideales un día, por la fuerza de la razón,imperarán.
    «Vencereis pero no convencereis por que para convencer es necesario persuadir y para persuadir es necesario tener la razón» (M. de Unamuno).
    Te expreso mi gratitud, Sosssenko.

  4. Es muy recomendable la lectura del libro de Sossenko:

    Si hay hombres que contienen un alma sin fronteras,

    una esparcida frente de mundiales cabellos,

    cubierta de horizontes, barcos y cordilleras,

    con arena y con nieve, tú eres uno de aquellos.

    Las patrias te llamaron con todas sus banderas,

    que tú aliento llenara de movimientos bellos.

    Quisiste apaciguar la sed de las panteras,

    y flameaste henchido contra sus atropellos.

    Con un sabor a todos los soles y los mares,

    España te recoge por que en ella realices

    tu majestad de árbol que abarca un continente.

    A través de tus huesos irán los olivares

    desplegando en la tierra sus más férreas raíces,

    abrazando a los hombres universal, fielmente.

    Miiguel Hernández

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