Opinión
La estrategia del yoyó
Al PP le está funcionando la estrategia, que consiste sencillamente en mantener las expectativas bajas, conseguir que nadie espere nada de ellos para que de ese modo cualquier cambio de la situación parezca un gran avance.
El Partido Popular lleva 15 meses en el Gobierno de España, un año largo y duro para los conservadores. Del 44,63% del voto que recibieron en noviembre de 2011, ya han perdido entre 15 y 20 puntos, según las últimas encuestas.
Frente a ellos nos encontramos a una izquierda desconcertada y con la lengua fuera, que cuando abre la boca sólo lo hace para decir que Rajoy ha incumplido sistemáticamente su programa electoral, y que por tanto gobierna en fraude democrático. De este modo parece que la izquierda se limita a arañar la superficie de la crítica al Gobierno, jugando con las reglas de éste y sin un marco propio.
Hasta el momento, al PP le está funcionando la estrategia, que consiste sencillamente en mantener las expectativas bajas, conseguir que nadie espere nada de ellos para que de ese modo cualquier cambio de la situación parezca un gran avance.
Es la estrategia del yoyó. El PP tenía una mayoría absoluta a la que dejó caer sabiendo que volvería a subir. La cuerda ya había llegado al límite, se había tensado hasta un punto en el que no admitir a trámite la ILP contra los desahucios no resultaba admisible. El Gobierno ha dado un tironcito a la cuerda para que el yoyó vuelva a su mano.
De momento, han pasado cuatro cosas. Mariano Rajoy ha admitido que no ha cumplido con su programa electoral, pero que ha cumplido con su obligación para con España, que es lo importante. También ha rectificado Gallardón, que ha anunciado cambios en la ley de tasas judiciales. Además han despedido a Jesús Sepúlveda, porque según dice De Cospedal «rectificar es de sabios». Y finalmente han admitido a trámite la ILP de la PAH. El siguiente paso puede ser una remodelación del ejecutivo, caras nuevas y a por la remontada.
En este sainete de dos actos hará falta un desenlace digno de una escenificación tan magistral para que el público salga del teatro contento y llene las urnas con papeletas del PP: Hemos hecho lo que teníamos que hacer, quizás no hemos sido perfectos, pero la herencia pesa y hemos hecho lo que era necesario, ahora veréis los resultados. Este es el mensaje del PP, «hacemos lo que es necesario lejos de tontadas ideológicas».
A todo esto, si la izquierda quiere parar esa remontada tiene que dar respuestas propias en lugar de limitarse a criticar al Gobierno. Proponer una alternativa tan atractiva que deje el relato gubernamental al nivel de un cuento chino. Quizás haya que empezar a pensar en las elecciones de 2015 como un referéndum entre la continuidad del régimen de la transición y un país nuevo.
Muy buen artículo, pero que me deja más deprimido aún, teniendo en cuenta que la gente plantea que esto es democracia porque se vota cada cuatro años a partidos políticos que no son más que disfraces y tramoya, mucho teatro y poco contenido.
Y si además tenemos en cuenta que la izquierda institucional y la alternativa, no plantean todavía modelos nuevos, y sobre todo, la gente sigue asumiendo que esto es un bache y que no quiere dejar de ser clase media, pues mal vamos. ¡Salud y acierto!