Opinión

@23F: Símbolos, mareas y CT

La manifestación del 23F ha mostrado que seguimos sin liberarnos del autoritarismo de la cultura de la transición (CT), del miedo, del inmovilismo, de la polarización, de la humillación y de la falta de confianza en la interdependencia, comenta la autora.

Sin duda, las masivas movilizaciones de este 23F han removido fantasmas del pasado.

Entre las personas que estaban a favor de utilizar esta señalada fecha para denunciar el golpe de estado de la banca, en las semanas previas al #23F, muchas tenían dudas y temores. Las discusiones fueron interesantes y tocaban muchos temas, entre otros, que si detrás de la movilización no estarían grupos fascistas que querían conmemorar el golpe de 1981. O, en Catalunya, que si esta movilización estaba convocada por “los de Madrid”, reactivando desconfianzas que se mezclan con las de los políticos “que no nos representan”.

Entre los activistas que no teníamos dudas de la importancia de salir a la calle el #23F, la mayoría no nos dábamos cuenta de que, aparte de nuestra indignación con el neoliberalismo, nos impulsaban viejas e importantes tareas pendientes de resolver como el miedo, la humillación y muchos otros sentimientos del 1981 y de décadas anteriores (como explican los expertos en el trauma transgeneracional de la violencia política como Gregorio Armañanzas, Devoine y Gaudilliere, Vamik Volkan o Abraham y Torok).

Entre la derecha había también agitación y reacciones sobre el que movimientos como el 15M y otros grupos contra los abusos de la banca, activistas contra los desahucios, contra la privatización y el robo de la sanidad y la educación públicas marcaran esta fecha tan señalada para la derecha como es el 23F, aquel intento que se hizo por volver a imponer la dictadura.

El ejemplo más vocal sobre el #23F de la derecha ha sido el portavoz del gobierno de Madrid, Salvador Victoria, que por Twitter y luego por televisión, resumía perfectamente los sentimientos de la derecha, su necesidad de venganza y su nostalgia por la dictadura: “Esta tarde grupos antisistema toman las calles del centro de Madrid. 2.000 policías que garantizarán el orden. Nuestro apoyo a Delegación de Gob”, “Los grupos antisistema que invaden las calles esta tarde solo aspiran a torpedear un sistema democrático y de libertades q no les conviene”, «Prefiero una democracia imperfecta que someterme al régimen que defienden algunos grupos que quieren tomar las calles y deslegitimar las urnas».

Aunque los libros de historia dicen que el golpe fallido del 23F de 1981 en realidad sirvió para meter miedo, regañar y desmovilizar a la gente que valientemente estaban en la calle desde 1977 a 1981 exigiendo un cambio real y no lo que hubo: una transición que fue una transacción llevada a cabo en privado entre los franquistas continuistas para mantener su poder económico (en el comienzo del neoliberalismo) y los que querían asegurarse un trozo del nuevo pastel (PSOE y otros).

El 23F de 1981 no funcionó para Tejero y el ejército. Pero sí para los que deseaban que se callara la calle y poder apañar una “transición” en la que unos pocos se repartían el poder político y económico y lo mantenían con el autoritarismo heredado de la dictadura. El trabajo útil de Tejero actuó como amenaza de que en cualquier momento podría volver “Papá Paco” con su “se sienten, coño” a regañar a los que cuestionaran el proceso de la transición.

Pero lo que ni los activistas antineoliberales a favor de la justicia social y económica que salieron masivamente el sábado pasado con dignidad y fuerza, ni los Salvadores Victorias se dan cuenta es de que aún no hemos hablado, elaborado y liberado nuestros inconscientes del trauma transgeneracional de la Guerra Civil española (GCE), dictadura y más violencia del siglo XX. Seguimos sin denunciar el carácter privado y privatizador de la Ley de Memoria Histórica, ni la transición que no fue y que fue el tiempo de más violencia por parte de la derecha desde la GCE. Seguimos sin liberarnos del autoritarismo de la cultura de la transición (CT), del miedo, del inmovilismo, de la polarización, de la humillación, de la falta de confianza en la interdependencia, del victimismo, del “no puedo, no me dejan”.

El trauma transgeneracional de la violencia política, el cual se está elaborando en muchos países a través de comisiones populares de verdad y reparación, como en Argentina, Chile, Canadá y otros países, sigue siendo un tema desconocido y tabú en el Estado español.

Seguimos sin abrir ni las fosas ni las bocas.
“¡Se levanten, coño!”

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Comentarios
  1. A la señora Clara Valverde le recomendaria que leyera libros de historia, ya que muestra una total ignorancia sobre la misma.

    1.- El PSOE, tras el golpe dado en Suresnes por el clan de la tortilla (Felipe Gonzalez, Alfonso Guerra, Enrique Mugica, Nicolas Redondo…)fue copado por los franquistas procedentes del Movimiento (Felipe Gonzalez y Jose Bono han salido en fotos de su juventud vistiendo la camisa azul), financiado por Alemania via Internacional Socialista (Willy Brandt, Oskar Lafontaine…), inventado por la CIA de los EEUU; de la misma forma que lo fue UCD/AP/PP para asi mantenerse en el poder los mismos perros con distintos collares y no hubiera sorpresas como en Italia.

    2.- El PCE, con Santiago Carrillo al frente, fue el gran traidor de todos aquellos que lucharon contra la dictadura y a favor de la ruptura democratrica. Nada que extrañar de este siniestro stalinista que ordeno muertes de camaradas suyos mientras duro el franquismo. Dos ejemplos:
    * «Santiago Carrillo es una puta rata, y yo de putas ratas no hablo. Santiago Carrillo no piso un solo dia el frente durante la Guerra Civil, dedicandose durante todo el tiempo que duro esta a matar personas desarmadas en la retaguardia.» Enrique Lister.
    * «Su Majestad, si su hijo reina tan bien como usted, que lo haga por muchos años.» Santiago Carrillo antes de morir dirigiendose al rey Juan Carlos.

    3.- El golpe de Estado fue un autogolpe de los nuevos partidos del juancarlismo, con la intencion de crear un gobierno de concentracion nacional al frente del general Alfonso Armada, como años antes antes habia hecho De Gaulle en Francia, porque España se encontraba al borde del abismo (a base de perdurar y gracias a la nefasta casta politica de este pais hoy se encuentra en caida libre). El que lo hizo abortar fue el mismo Tejero que al ver la lista que le llevo Armada con el como presidente del gobierno y ministros de casi todos los partidos (Ramon Tamames, diputado del PCE, como ministro de economia) dijo que el no habia hecho todo esto para semejante chapuza. El rey Juan Carlos lo sabia y dio su visto bueno poniendo solo una condicion: «a mi que me lo den todo hecho».

    4.- El 15M, las Mareas (unidas o en solitario), los defensores de lo publico (sector endogamico, colapsado e ineficaz que mientras no hubo despidos ni congelaciones salariales guardaron silencio), sindicatos del sistema, partidos estales… son un estorbo para cualquier proceso de ruptura hacia una democracia, sino la quinta columna para impedirla como queremos algunos.

    Despues de esta magnifica manifestacion, comunicada y autorizada, con pastores y perros pastores, sin atisbo de desobediencia civil, la delegada del gobierno en Madrid alabo a sus convocantes y participantes, diciendo que los disturbios y cargas practicadas por sus chicos hacia los que permanecieron en la Plaza Neptuno y Atochoa cuando ya se habian ido las obejas, se debio a grupos minoritaritarios violentos. Los que permanecieron son los que realmente quieren un Proceso Constituyente y no cataplasmas a esta puta dictadura corrupta como quieren los reformistas de izquierdas.
    Si de verdad quieren poner fin a este proceso de pobreza, miseria y hambre a la que nos abocan este mafia de politicos y oligarcas fianancieros, lo que tendria que hacer esta gente que se manifiesta cuando solo le tocan lo suyo es quedarse en casa viendo el futbol y Telecinco. Esta gente (que de republicanos solo tienen el lucir la bandera de la II Republica) solo quieren otra transicion, de Juan Carlos I a Felipe VI.

  2. Siempre la misma paranoia con que «hay grupos de extremaderecha dtrás de esto». La extremaderecha en este país es ultra-marginal, más que nostros/as, no consiguen sumar más de 500 personas en Madrid y gracias, menos mal.

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