Política
Estruendosa pitada al rey en Vitoria
Miles de aficionados que presenciaban la final de la Copa del rey de baloncesto entre el Barcelona y el Valencia reciben a Juan Carlos I con gritos de "¡Fuera! ¡Fuera!"
El Buesa Arena de Vitoria ha recibido esta tarde al rey y al himno nacional con una pitada atronadora y gritos de ¡Fuera!¡Fuera! dedicados a Juan Carlos I y al ministro de Educación, José Ignacio Wert. Mientras el rey trataba de mantener el tipo saludando como si nada, la mayoría de aficionados presentes le increpaba.
Entre el público había seguidores del Barcelona Regal y del Valencia Basket, los dos equipos en disputa en la final de la Copa de Baloncesto, pero también muchos representantes de la afición del Caja Laboral, eliminado en semifinales, pero que habían acudido para ver el partido. En las gradas se pudieron ver banderas independentistas catalanas y también pancartas reclamando el acercamiento de los presos de ETA al País Vasco.
La organización trató de acallar el estruendo poniendo la megafonía al máximo volumen, una medida que no logró silenciar la sonora pitada y los gritos. Entre el público también hubo, aunque en franca minoría, quien aplaudió al rey en un intento infructuoso de contrarrestar la protesta que no cesó en los 20 segundos que duró el himno nacional en su versión más corta.
Las pitadas a las que el rey ya está acostumbrado en determinados encuentros de fútbol- por ejemplo en las finales de Copa entre el Barça y el Athletic-se han extendido también a algunos partidos de baloncesto. Una de las primeras veces que Juan Carlos I se encontró con esta sonora forma de reprobación popular en un encuentro de ese deporte fue hace tres años en Bilbao, antes de la final entre el Real Madrid y el Barcelona.
Este tipo de protesta contra la monarquía, que a menudo expresaba el sentimiento independentista de aficiones catalanas y vascas, se han agudizado y extendido a otro tipo de actos y territorios debido al desprestigio y los escándalos que afectan a la Casa Real, de los que que el más grave es la imputación del yerno del rey, Iñaki Urdangarín, por delitos tan graves como la malversación de fondos públicos.
Cada vez es más corriente que los miembros de la familia real sean recibidos en medio de un concierto de abucheos. En Asturias, durante la última edición de los Premios Príncipes de Asturias, el heredero de la Corona, su mujer y la reina, entraron al Teatro Campoamor rodeados de los gritos de un grupo de ciudadanos que les increpaba y les reprochaba sus privilegios.
La pitada de este domingo no ha sido pues ninguna sorpresa. El sábado, la coalición EH Bildu criticó la visita del rey a Vitoria y le advirtió de que no sería bienvenido. La coalición explicó en un comunicado que la monarquía borbónica representa «a una institución impuesta, heredera del franquismo, ficticia y que no es representativa de Euskal Herria». EH Bildu advertía luego de que «vitorianos y visitantes» demostrarían a Juan Carlos I su rechazo.
Si eso se repitiese en todos los lugares de España adonde fuera, yo sería más optimista respecto a la llegada de la república. Ojalá llegue ese dia
La voz del pueblo vuelve a levarse de forma nítida y clara. Los partidos del viciado bipartidismo vuelven a reivindicar la mordaza o el bozal como solución. http://wp.me/p2v1L3-fK
Está muy bien que salga a la luz esta pitada que como no ha sucedido en el fútbol, tendrá menos repercusión.
Para quienes no hayan asistido nunca al mejor espectáculo deportivo que hay en España (la Copa del Rey de Baloncesto), deben saber que las aficiones se suelen quedar hasta el final aunque queden eliminados sus equipos y, sobre todo, los canarios que siempre hacen un viaje costoso. Lo digo para que no quede la imagen de que en el pabellón había mayoría de aficionados vascos y catalanes para justificar la pitada general. Sumados podrían ser 1/3 de las hinchadas, el resto de los que pitaron eran de Valencia, dementes y merengues de Madrid, píopíos de Canarias…
También se le pitó en la final de 2011, en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, y muchos de los que pitamos éramos madrileños (aunque había gente de todas las aficiones).
Ni dioses ni reyes ni tribunos…
El Rey que vive como si nada pasara, rodeado de la cohorte de falsos y adulones. Con Wert a la cabeza, sonriendo como si hubiera logrado algo, más allá de entregar trofeos como un misero patrocinador local.
http://casaquerida.com/2013/02/10/ay-democracia/