Opinión

La ‘verdad’ sobre el caso Bárcenas

El politólogo analiza las consecuencias e implicaciones del caso de corrupción y valorar la respuesta del PP, basada en negar la mayor y acusar al acusador.

Cuando un político dice que se basa en la verdad quiere decir algo muy distinto a lo que la gente suele pensar que es “la verdad”. Para la gente “la verdad” tiene un sentido unívoco, pero un político sabe que la verdad es solo una percepción y que por tanto los hechos pueden moldearse al gusto para construir una verdad conveniente.

Hoy estamos asistiendo al que puede ser el caso de corrupción más grave de nuestra historia democrática, con el supuesto cobro irregular de sobresueldos por parte de la cúpula del PP, incluido el mismísimo Presidente del Gobierno. La maquinaria de comunicación del PP se ha puesto en marcha a lo largo de la mañana para trasladar un mensaje contundente, todo es falso, cosa que Dolores de Cospedal ha reafirmado en rueda de prensa. Al negarlo se arriesgan a un mayor cabreo ciudadano, pero si sabemos algo en comunicación política es que la gente toma o rechaza los hechos en función de sus prejuicios, en función de ideologías aposentadas en marcos cognitivos que les sirven para acotar e interpretar la realidad.

Quizás una gran mayoría de conservadores les crean o no den demasiada credibilidad a los indicios de corrupción y si no tienen más remedio que aceptarlos, los justifiquen, pero este no es un partido que pueda ganar las elecciones solo con el apoyo de sus más acérrimos seguidores, es un partido mayoritario y necesita influir en los climas de opinión para desmovilizar los apoyos del adversario y mantener a los suyos movilizados.

Decía Maquiavelo en El Príncipe que retrasar una guerra nunca es una buena estrategia, porque si el enfrentamiento debe producirse lo hará aunque este se postergue, con la dificultad añadida de que habremos dado tiempo a nuestro adversario de prepararse para la batalla. Sería más sensato asumir que no se puede negar lo que parece evidente y tratar de desarrollar una estrategia quirúrgica, tenemos un tumor y lo vamos a extirpar, quien sabe, puede que ese sea el marco de otros populares que aspiran a sacar tajada de esta situación y hacerse con el control del partido.

Por otro lado y habiendo visto solo las primeras reacciones al escándalo, parece que la izquierda ha mordido el anzuelo y está jugando con las reglas del adversario, piden dimisiones y castigos para los corruptos, cuando debería crear su propio marco y siguiendo con la metáfora de la enfermedad, argumentar que no basta con la cirugía, el cáncer se ha extendido y necesita quimio y radioterapia, y una buena política de prevención para evitar nuevos casos.

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Comentarios
  1. Puede que sea también una guerra dentro del PP y quieran moverle la silla a Rajoy,es sospechoso que un periodico como el Mundo esté dando tanta información.

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