Opinión

Hugo Chávez, un producto de circunstancias históricas

Se aplaza la investidura del presidente reelecto de Venezuela prevista para hoy por la grave enfermedad. El legado de Chávez parece estar asegurado como demuestra el gran éxito de su partido en las elecciones provinciales.

Para conocer la importancia real de lo que sucede este jueves en Venezuela habría que comenzar colocando el foco en lo que significa Hugo Chávez para la gran mayoría del pueblo venezolano. Serviría darse una vuelta por la Avenida Simón Bolívar de Caracas, o sentarse a observar las manifestaciones espontáneas de gente anónima que durante las últimas semanas se vienen produciendo en cualquier plaza pública del país. La conclusión más certera es que su figura trasciende el ámbito político local para convertirse en un líder de masas cuyas dimensiones superan las fronteras de su país. Chávez es el político más importante que ha producido América Latina desde Fidel Castro y Salvador Allende, y su alargada sombra ya se encuentra grabada a fuego en el imaginario ideológico de millones de latinoamericanos. Es una realidad indiscutible.

En 2009 tuve la fortuna de entrevistarle y una de las preguntas que le formulé giró sobre la importancia de su liderazgo para consolidar la revolución bolivariana en una sociedad tan compleja y confrontada como la venezolana. Chávez cambió el gesto de su cara, bajó el tono de su voz y respondió muy serio: “Bertolt Brecht dijo aquello de que los que luchan toda la vida son los imprescindibles. Desde ese punto de vista yo soy un luchador de toda la vida. Y sería uno de los imprescindibles. Pero no lo soy. Ahora, más allá de lo individual, cuando se habla de imprescindibles podríamos buscar una palabra más aplicable a la política. Prefiero hablar de las condiciones necesarias y de las condiciones suficientes. Karl Marx hablaba de esto. Yo no tengo nada de especial que tú no tengas. Lo que soy es producto de unas circunstancias históricas. Un conjunto de condiciones objetivas y subjetivas que fueron creándose en Venezuela”.

Chávez tiene muchos defectos pero puedo añadir con conocimiento de causa que una de sus obsesiones desde la primera reelección ha sido socializar las decisiones clave de su Gobierno con un reducido equipo de asesores mientras rebuscaba a un sustituto joven de garantías entre los nuevos cuadros políticos que surgen de las universidades. Pero la enfermedad le ha acortado los tiempos de tal manera que ha dejado al país caribeño en un estado de incertidumbre comparable al que vivía Frodo en la Tierra Media. Y la preocupación afecta a todos: a los 29 millones de venezolanos, a un buen número de países simpatizantes del proceso bolivariano y al ejército de Estados, como el español y estadounidense, ansiosos porque el desenlace se produzca de forma rápida y favorable a sus intereses neoliberales.

El debate político desatado es simple: Hugo Chávez, reelecto con un respaldo gigantesco de votos en octubre pasado no podrá jurar hoy su cargo para un nuevo período, tal y como estaba previsto en la Constitución. La pregunta general es aún más directa: ¿Asumirá entonces un nuevo período cuando se recupere o definitivamente jamás volverá a ocupar el sillón presidencial del Palacio de Miraflores? Y si esto último sucede, ¿qué pasará en el futuro inmediato y a largo plazo en una nación acostumbrada al dirigente más influyente y determinante de su historia?

Nicolás Maduro, vicepresidente y sucesor de Chávez en caso de que el líder bolivariano no vuelva a ejercer, aclaró este horizonte hace unos días. Con la Constitución venezolana en la mano, el hombre de confianza del Presidente esgrimió que la toma de posesión es sólo un “formalismo” y que el líder bolivariano podría asumir su cargo ante los magistrados del Poder Judicial en cuanto su condición física se lo permita. La oposición saltó incendiada. Sin embargo, una institución clave como el Tribunal Supremo falló ayer que no es necesario realizar el protocolario acto previsto para hoy ya que Hugo Chávez es el presidente «reelecto» abriendo las puertas de esta forma para que el actual Gobierno pueda continuar ejerciendo el poder hasta que el líder bolivariano jure el cargo. ¿Y si jamás se produce?

La oposición está convencida de que así será. Su certeza, expresada públicamente en los diarios de mayor difusión del país, es que el presidente jamás regresará a Venezuela y exigen la convocatoria de nuevos comicios al Consejo Nacional Electoral.

En lo que todos están de acuerdo es que este paisaje político es inédito en Venezuela y que el terreno legal para delinearlo es virgen e inhóspito. Oficialismo y oposición encararán mil retos en las próximas horas. Una partida de ajedrez en dos tableros distintos.

En cualquiera de ellos, la ventaja está del lado del chavismo. En octubre, Chávez aplastó a Capriles en las urnas y hace unas semanas el PSUV ganó 20 de las 23 gobernaciones en liza en las elecciones provinciales. Además, los bolivarianos controlan los poderes legislativo y judicial, y han redoblado una capacidad de movilización de masas fabulosa tanto en Venezuela como en América Latina. Esta es la realidad, pese a lo que difunden la mayoría de los medios de comunicación en España que hablan de una hipotética implosión del chavismo sin Chávez, de enemistades por el poder entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello mientras ignoran las fisuras que afloran en la oposición política venezolana sobre cómo encarar una hipótetica transición del chavismo.

¿Qué ocurrirá? Un amigo enfundado en su camiseta roja dice que “solo Dios y Chávez lo saben”. Los demás sólo especulamos y la lógica nos empuja a decir que el período del líder bolivariano no ha acabado y que no habrá nuevas elecciones. Guste o no, el presidente venezolano sigue en activo en cada uno de los miles de seguidores que hoy corean su nombre con más fuerza que nunca. La sombra actual de Hugo Chávez es mayestática, casi sobrenatural. Por lo visto, ya es inmortal.

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Comentarios
  1. Esta bien que se ponga la constitución de Venezuela, pero como suele pasar tanto lenguaje jurídico administrativo cansa, lo mejor sería, poner en la noticia cual es el artículo fruto de este conflicto y punto pelota. Ahora bien, el que hace la ley hace la trampa sea el populista latinoamericano, europeo o estadounidense. Ahora bien prefiero a este tipo que a los lacayos de EEUU y la UE, eso si decir el tipo que los imprescindibles son los que luchan, de acuerdo, pero creerse que él es imprescindible y que no hay nadie que le sustituya y que no ha tenido tiempo, vamos no me lo creo, es más, aquellos líderes que se creen imprescindibles son los más prescindibles, sea apelando a Marx, la historia o dios. ¡salud!

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