“Tengo asumido que mi marido no pasará la Navidad con su familia”

VALENCIA // Gloria se acerca hasta la puerta del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zapadores en Valencia. Son casi las 12:00 horas, momento en el que podrá hablar a través de un cristal con su marido, solo quince minutos.

El marido de Gloria está internado en el CIE desde el 5 de diciembre. Es colombiano, no tiene papeles y la policía lo agarró en un “control rutinario”, «estaban parando coches y le tocó a él». En ese momento iba a comprar pintura para “hacer alguna chapuza” con la que ganarse el jornal. Pero le tocó, la policía le dio el alto, lo detuvo y lo llevó hasta Zapadores donde espera su momento para ser expulsado del país.

Gloria no es optimista, “la abogada dice que va a hacer todo lo posible, pero no sé…”, se lamenta. “Lo que tengo claro”, afirma apenada, “es que no va a pasar la Navidad con su familia, acá no le dejarán salir y ahora no hay plazas en los vuelos a Colombia, así que, imagínese, ahí dentro, en estas fiestas…”.

Este es un caso más, uno de los 53 hombres y 4 mujeres que se estima pueden pasar estas fiestas dentro del CIE de Valencia. De poco sirve que el marido de Gloria haya tenido en algún momento un permiso de residencia (que perdió tras desencadenarse la crisis económica), o que tenga un nieto pequeño, o que resida en España desde hace 11 años. Todo eso no cuenta.

Denuncia de Esquerra Unida

El encuentro de Gloria y su marido coincide con la visita al CIE del diputado de Izquierda Unida, Ricardo Sixto y la diputada autonómica de Esquerra Unida, Marina Albiol. Ambos han ido, junto a representantes de la Campaña por el Cierre de los CIE, a conocer de primera mano las condiciones en las que viven las personas que allí son internadas.

La primera impresión es dura, “las condiciones son infrahumanas y el edificio se cae casi a trozos”, afirman alarmados los diputados. De hecho, una de las quejas es sobre el mantenimiento. No hay agua caliente, un grupo de letrinas está cerrado y la gerencia del Centro se escuda en que las empresas se subcontratatan desde Madrid y ellos son los que tienen que tomar las decisiones.

Hasta Madrid deberán llegar las reclamaciones de los internos en el libro de quejas. Allí, como constatan los diputados, la mayoría de las quejas se refieren a que no hay un enlace directo con los abogados, o que hay menores en el Centro, o peticiones de cambio de cama en alguna de las celdas donde se ubican las seis literas donde duermen.

Durante la visita, un interno señaló a un policía como el responsable de una agresión días antes, una situación que niegan categóricamente los responsables del Centro recordando que “cuando la policía interviene es para evitar peleas entre internos”. El director del CIE y el jefe de la comisaría provincial de extranjería destacan que las instalaciones se encuentran repletas de cámaras, excepto en la celda de castigo.

La respuesta de los responsables de la policía no es tan claras a la hora de hablar de redadas racistas. Llegan a decir que “el color de la piel es un elemento más” o que “si son negros, por pura estadística, el 90 por ciento no serán españoles” o que «si sabemos que va a salir en pocos días un avión a Senegal, tenemos que llenarlo». Pero eso sí, siguen negando las redadas racistas, esas en las que fue identificado el marido de Gloria.