Política

“Queremos iniciar un proceso rupturista, radical y pacífico para crear una nueva Constitución”

Más de un centenar de activistas y militantes de muy diferentes organizaciones confluyen en Rivas (Madrid) para impulsar una declaración política que desencadene la creación de un nuevo proceso constituyente

En el 34º aniversario de la Constitución de 1978, son cada vez más las voces que, desde los movimientos sociales opuestos a los recortes, piden abrir un proceso “rupturista” para lograr una democracia mucho más participativa que la actual.

Precisamente por ese motivo, más de un centenar de personas, tanto a título individual como en representación de diferentes asambleas, sindicatos, partidos políticos y otras organizaciones, han confluido este jueves en Rivas (Madrid) para dar comienzo a lo que han denominado ‘puente constituyente’.

Desde la Coordinadora 25-S, plataforma que ha convocado estas jornadas, pretenden “iniciar un proceso de superación del actual marco político”, que se lleve a cabo “de abajo a arriba, hacia un modelo más participativo”, según explica Carlos, uno de los organizadores, que prefiere no dar su apellido. “Hemos decidido hablar de este modo en calidad de portavoces para que no haya ningún protagonismo”, aclara.

Tras el momento de la bienvenida, a primera hora de la mañana, los participantes se han dividido en cuatro grupos de trabajo de unas 25 personas cada uno, en los que han discutido, durante horas, tres preguntas: ¿Qué es un proceso constituyente? ¿Por qué? ¿Para qué?

Se ha tratado del «aperitivo», de la toma de contacto en la que activistas y militantes de muy diferentes luchas han confluido para intentar trabajar sobre acuerdos. Mañana se publicarán los consensos alcanzados este jueves, tras lo que se reanudarán los debates, que versarán sobre cómo llevar la iniciativa a cabo.

“No somos unos iluminados”

El objetivo último de estas jornadas, señalan los organizadores, no es escribir el texto de una nueva Constitución, sino elaborar una hoja de ruta para hacerlo de manera colectiva. “Nosotros no somos unos iluminados, simplemente tenemos claro que hay un sentir bastante compartido de que es necesario plantear un cambio político y superar el actual sistema de representación”, asegura Carlos, quien explica que lo único que pretenden es abrir el proceso y que sean los ciudadanos los que lo desarrollen.

“Tenemos en todo momento una perspectiva humilde y ganas de sumar, es muy importante la conexión entre este proceso y las luchas sociales, como las mareas por la sanidad y la educación públicas”, añade.

De estos cuatro días de intensos debates saldrán dos documentos: por un lado, un acuerdo de mínimos, “una declaración política sobre qué entendemos por proceso constituyente”, y, por otro, una hoja de ruta, que incluye las acciones que se van a realizar para lograr avances concretos. «La de 1978 está obsoleta, por eso queremos iniciar un proceso rupturista, radical y pacífico para crear una nueva Constitución», claman.

Los internautas han podido seguir el desarrollo de la jornada mediante las redes sociales y el streaming de ‘Toma la tele’.

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Comentarios
  1. Reflexiones extraídas de algún medio de contrainformación:

    – «Hacer la revolución no es ofrecer un banquete, ni escribir una obra, ni pintar un cuadro o hacer un bordado; no puede ser tan elegante, tan pausada y fina, tan apacible, amable, cortés, moderada y magnánima. Una revolución es un acto de violencia mediante el cual una clase derroca a otra».

    – «Los poderes fácticos quieren una izquierda moderada, cívica, ciudadanista, colaboracionista. Quieren que creamos que las cosas se cambian haciendo batukadas, agitando las manos vacías en el aire o dándoles pena a los capitalistas. Que la violencia no soluciona nada (aunque ellos bien que la emplean cuando hay que desalojar a alguna familia o reprimir alguna manifestación en su contra)».

    -«Rebelarse contra la tiranía no es extremismo. Es simple cordura. Y rebelarse contra eso no significa agitar al aire las manos vacías. Rebelarse no es pedir limosna a los ricos para que el sistema siga funcionando igual y la situación se perpetúe. Rebelarse es acumular fuerza revolucionaria. Lo queramos o no, la revolución no es una cuestión de educación, de ética. La revolución es una correlación de fuerzas».

  2. Parece má bien una plataforma para la consecución de un puñado de botos que trata de aprovechar el descontento social existente. Dicen que pretenden crear un «proceso de superación del actual marco político”, que se lleve a cabo “de abajo a arriba, hacia un modelo más participativo”. Ya lo vemos, se reúnen cien (muchos de ellos miembros de partidos fracasados incapaces de interepretar la realidad), mientras que en la calle hay cientos de miles de personas planteándose otras cuestiones más prosaicas. Lo mismo consiguen algunos votos en las próximas elecciones. Son los dirigentistas de siempre que intentan capitalizar los movimientos que surgen al margen de ellos. Como siempre. Esta canción ya ha sonado en otras «fiestas».

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