Política
CiU-ERC, un pacto lleno de incógnitas
El partido que lidera Artur Mas asume que no habrá coalición pero exige a los republicanos “máxima estabilidad”.
BARCELONA // Las elecciones del pasado 25 de noviembre en Cataluña han dejado un Parlament mucho más repartido del que hubo en la pasada legislatura. La bajada en escaños de Convergència i Unió (CiU), de 62, a 50, le resta poder a la federación y la aboca a pactar con alguna de las fuerzas que vienen por detrás: ERC (21 diputados), PSC (20) o PPC (19). La sintonía del Govern con los populares, que permitió la aprobación de los presupuestos los dos últimos años, y por tanto de las sucesivas oleadas de recortes, parece hoy dinamitada tras el giro soberanista post-Diada de CIU.
La opción de una sociovergencia (PSC-CiU) en la Generalitat se antoja en estos momentos muy lejana. El líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, afirmó esta semana que su partido no formaría parte de un gobierno de coalición con CiU porque no se dan “las condiciones necesarias para llegar a un pacto”, aludiendo a que mientras el partido de Mas es “de derechas e independentista”, el suyo es “de izquierdas y federalista”.
El tsunami de imputaciones en las filas del PSC, comenzando por uno de los pesos pesados del partido, el alcalde de Sabadell Manuel Bustos, por presunta corrupción urbanística, ha supuesto el segundo golpe a los socialistas tras la pérdida de diputados en los comicios. El líder de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida, aseguróel viernes que la investigación en marcha de la trama «aporta dificultades a un posible entendimiento». A pesar de que el pacto PSC-CiU no está aun descartado, el entendimiento parece lejano. El PSC plantó el jueves a Mas porque estaba molesto de que trascendiese la información sobre la reunión.
Nueva ola de recortes
ERC ya dejó entrever durante la campaña su disposición a facilitar la investidura como president de Mas siempre que este mantenga la hoja de ruta hacia la autodeterminación, que tiene como primer punto irrenunciable la celebración de la consulta. Los republicanos han descartado por completo entrar en un gobierno de coalición que sin duda les supondría un desgaste importante teniendo en cuenta que se avecina la cuarta oleada de recortes. El Govern lo anunció esta semana: 4.000 millones de euros menos en los presupuestos del 2013.
¿Pero supondría un menor desgaste facilitar la aprobación de los presupuestos desde la oposición? Los republicanos mantienen que no asumirán recortes en políticas sociales. El líder de ERC, Oriol Junqueras, anunció algunas de las condiciones de su partido para un eventual acuerdo con CiU: que rompan los acuerdos que tienen con el PP en varios ayuntamientos catalanes y que reviertan las políticas sociales, con medidas como la supresión del euro por receta o la implementación de un impuesto a los depósitos bancarios.
La posibilidad de aplicar este nuevo impuesto quedó descartada el viernes después de que el Ministerio de Hacienda haya creado este tributo, lo que impide a las autonomías poder implementar uno propio. Y un cambio radical en la política de recortes de CiU tampoco va a suceder, si nos atenemos a las palabras del president en funciones Artur Mas, que ha vuelto a aludir a que los recortes vienen impuestos “desde la UE” y que no hay otra alternativa posible.
Soufflé independentista
Ante este panorama, la cuestión soberanista debería ser a priori el mayor punto de encuentro entre las dos formaciones. Sin embargo, CiU no ha tardado en poner en duda la celebración de la consulta si no se configura un gobierno fuerte. El soufflé independentista que la federación nacionalista había ido cocinando durante la campaña se ha desinflado, y parece que para CiU la autodeterminación ha pasado de mantra electoral a una cesión a ERC a cambio de su apoyo en la gobernabilidad.
Así lo dibujaba el secretario general de Convergencia, Oriol Pujol, que advertía que “si el país no es gobernable en su día a día, le aseguro que el derecho a decidir estará en el congelador durante mucho tiempo”. Mas defendió el viernes que su partido no usa la necesidad de un Govern fuerte «como arma arrojadiza» sobre la posibilidad de que se lleve a cabo la consulta, pero insistió en que ambas cuestiones van vinculadas.
En ese delicado balance de intereses se mueven en estos momentos las negociaciones. ¿Será capaz ERC de minimizar los recortes previstos para no traicionar a su electorado? ¿Asistiremos a la primera sociovergencia institucionalizada en el Govern? ¿Volveremos a asistir a una operación de prestidigitación política como la que protagonizó Mas, que después de firmar ante notario que no pactaría con el PP ha acabado aprobando con ellos las cuentas? Los próximos días serán claves.
El periódico Suizo «Le Temps» ha publicado este sábado 1 de diciembre un editorial sobre las tensiones entre Japón y China. Citan a un escritor japonés, Murakami Haruki. Este compara el nacionalismo con un alcool barato distribuído gratuitamente a la gente : «Con unos vasos, se vuelven frenéticos y pierden el autocontrol. Pero al día siguiente, se despiertan, y sólo queda un duro dolor de cabeza»
…
La principal incognita es que un partido de «izquierdas» como ERC pone por encima una bandera y la independecia por la que apollará a CIU antes que los interesas de las personas … http://entretierras.net/2012/09/13/el-independentismo-y-la-izquierda/
Espero que ERC , defienda la sanidad, la educación.. y demás derechos ,esto no debe ser obstáculo para cumplir también con el derecho de autodetrminación.
Ciu puede acompañarse de sus verdaderos compañeros de clase como es el pp.
es un pacto necesario el problema esta en que sigue habiendo mucho resentimiento en el lado del señor LLeida por lo ocurrido por el tripartito y eso puede pasar factura…http://unblogdeopinionmas.blogspot.com.es/2012/12/broma-cancelada.html