Sociedad
La recogida de firmas se consolida como herramienta para impulsar cambios sociales
Tanto en internet como en las calles, cada vez es más frecuente ver a personas participando en campañas de apoyo o repulsa a distintas causas. A menudo, también persiguen cambios más profundos, como cambiar las leyes.
Mariana tiene 84 años. Voz en grito intenta, durante 4 horas, que todas las personas que pasan por delante de la #AcampadaBankia de Madrid, se acerquen a la mesa que hay instalada desde el primer día para apoyar la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) de llevar al Congreso la modificación de la ley hipotecaria. Mientras apunta con su bastón hacia el stand repite argumentos como “es inhumano”, “rescatan bancos y desahucian personas” y “te puede pasar a ti”. A ella no le afecta esta ley. Al menos no directamente, aunque dice sentirse “víctima de esta dictadura a la clase media”.
Dos días después, Mariana aparece frente al Hospital de la Princesa, en el barrio de Salamanca de Madrid. No es su centro sanitario de referencia, pero nuevamente mantiene una actitud activa y empuja a todos los manifestantes a entrar al hall para firmar. Insiste en la necesidad de plasmar el apoyo para que este deje de ser anónimo y pase a formar parte de “una lista de luchadores”. “Que se les caiga la cara de vergüenza cuando vean que nos estamos organizando de verdad”, comenta la anciana.
Y es que la recogida de firmas, una acción nada novedosa, se está consolidando como una herramienta en el activismo social. A estas alturas, todo ciudadano un poco comprometido ha firmado ya cuatro o cinco documentos de lucha”, asegura Tania, activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), mientras copia los datos del DNI de una persona que se ha acercado a la plaza del Celenque, de Madrid. En esta mesa los montones de folios se han ido multiplicando con el paso de los días. Al principio solo estaba la carpeta de la ILP, pero el pasado martes ya había otros cuatro documentos más: cada uno de ellos representa a un caso individual, a un proceso de ejecución hipotecaria con nombre y apellidos.
También es cada vez más habitual registrar una petición de firmas en las diferentes plataformas virtuales que ofrece internet –como change.org- a los pocos minutos de que aflore un conflicto. Es el caso de Sergio Betere, paciente de fibrosis quística que registró su petición “No al desmantelamiento del Hospital de La Princesa” y que , que este domingo a mediodía estaba a punto de superar las 114.000 firmas. Como meta, se ha puesto llegar a las 150.000.
A pie de calle, de noche y con frío
El pasado 3 de noviembre, un día después de que naciese el encierro de profesionales en La Princesa, Sonia, una joven de 27 años, carpeta en mano recogía apoyos en la calle Arenal a las 21 horas. “Paro a la gente y les informo. La gente firma encantada y dicen que mañana irán a la concentración de las 11 horas. Es muy gratificante, a pesar del frío. Te vas a casa pensando que sí que se pueden cambiar las cosas si nos unimos”, explica. Una red de voluntarios, internet, comercios y bares colindantes al hospital tejen una red de apoyos para encontrarse con todas aquellas personas motivadas para mostrar su oposición a la “reconversión” del hospital en un geriátrico de élite.
En el tablón informativo del hall del centro sanitario, el jueves por la noche se podía leer un folio del recuento de firmas en papel hasta ese día: 120.112. “Necesitábamos 50.000 pero esto se ha convertido en una forma de demostrarle al gobierno de la Comunidad el tamaño real de la masa de gente a la que se enfrenta”, explica Rocío, enfermera.
Una de sus compañeras, María Ródenas, invierte la mañana del viernes en parar a todos los transeúntes que pasean por la puerta. Sale a la calle porque dice querer poner todas las facilidades: “No tiene usted ni que subir las escaleras”, le comenta a una firmante que se apoya en su bastón. En menos de veinte minutos consigue 70 firmas. Nadie, al menos en ese momento, declina el ofrecimiento de poner su grano de arena. De hecho, hay gente que acude exclusivamente para apuntar sus datos en los folios en las que caben 30 “huellas personales” para implementar el nombre, el DNI y la firma.
Paz y Javier se han desplazado desde Vallecas “solo para firmar”. María Antonia, vecina del barrio, pese ha haberlo hecho ya, ha llevado a todas sus amigas después del café de los viernes. Celia, médico de la Unidad de Oncología del Hospital Clínico, ha ido con su marido para “verlo en persona y expresar mi apoyo”. Juan, que va a visitar a su abuela, le pide a la enfermera que suba a la planta en la que está ingresada porque “ella quiere firmar cueste lo que cueste”.
Objetivo: un millón de nombres y apellidos
El día que la PAH solicitó la prórroga hasta el 25 de enero de 2013 para entregar las firmas, ya sabía que el objetivo principal –las 500.000 necesarias- se había cumplido. Como explica Adrià Alemany, coordinador estatal de la campaña de la ILP, “lo hicimos para seguir disfrutando el proceso. Se ha convertido en una lucha social, que crece por momentos, que está concienciando a la sociedad y consiguiendo objetivos”.
A 31 de octubre, solo la PAH había presentado 400.000 firmas recogidas en toda España. Pero esta campaña está promovida por nodos de diferentes asociaciones y entidades sociales, lo que dificulta el cálculo total de apoyos. Aun así, Alemany explica que CCOO “presentó en julio 100.000 firmas, por lo que el medio millón ya está conseguido”.
El grupo promotor de la iniciativa lleva desde el pasado 23 de abril campaña a pie de calle: en las manifestaciones, organizando domingos de recogida o simplemente poniendo una mesa de camping en la puerta de Atocha un domingo por la mañana.
“Es un éxito recuperar las campañas de firmas como compromiso personal con una lucha. La cifra final rondará el millón, lo que significa que hay un millón de personas, con nombres y apellidos, que están mostrando su voluntad”, reitera Alemany. Unos documentos dirigidos a los políticos, esas personas que para legitimar sus recortes recurren a sus millones de votantes en las últimas elecciones.
[…] sería inexistente. Cómo la alcaldesa de una ciudad no sabe qué es lo que pasa en su ciudad, cómo desconoce las iniciativas que se toman en un barrio como el de Salamanca, que históricamente ha votado masivamente al PP. Pero bueno, siempre estará Cospedal para […]
Recuerdo que en la Historia de Francia la Monarquía pepera francesa junto con su corte de parásitos derechatas cuando empezó a hacer caso de las protestas del Pueblo ya había sido guillotinada.
Manzanares (C. Real) La Junta decidió hace un año privatizar la gestión de su hospital comarcal. Se recogieron más 20.000 firmas en contra, hubo dos manifestaciones con una participación en torno a las 10.000 cada una. Todo esto para una comarca de unas 45.000 personas… La privatización sigue adelante, tienen el poder y les importa una m… la opinión de quienes les pagan e, incluso, de los que les votaron -muchos votantes del PP se han manifestado abiertamente en contra de esta medida-.
Con las firmas no basta.
En el pie de foto que encabeza el artículo se lee: «Recogida de firmas en apoyo al cierre del Hospital La Princesa». ¿En apoyo al cierre?. Ha de ser una errata. Gracias y animo. Esperamos noticias sobre + Público o La Marea. Estaremos al loro.
Tienes toda la razón, Enrique. Ya lo hemos cambiado. Muchas gracias por avisar.
Los pepatas acondicionados desde la cuna en el sectarismo franquista clerical, a las únicas firmas que atienden y las únicas que entienden son las de Jesús y María y como esos firmaban con el pulgar y el chamán de los peperos no entiende su propia letra, pues ya pueden firmar los setenta millones de españoles que les van a hacer el mismo caso al -*Apatrullando* la Ciudad- de El Fari.
Hay que emplear los mismos métodos fascistas que emplea el Pepe; es decir: la violencia contra la sociedad.