Sociedad
La lucha de los profesionales del hospital de La Princesa se extiende a ocho centros madrileños
Este sábado distintos colectivos no oficiales han convocado una concentración en la Puerta del Sol, a las 12 horas.
«Meteré la tijera a todo salvo en pensiones, sanidad y educación». Hace poco más de un año (concretamente el 4 de noviembre de 2011), Mariano Rajoy, en ese momento candidato a la presidencia, tranquilizaba así a su electorado. Una frase que quedó marcada en el recuerdo de muchos de sus votantes, que a día de hoy lo acusan de traición. “Voté a Mariano Rajoy. Lo reconozco, pero nunca pensé que fuese a atreverse con la sanidad”, explica Gloria Rey, paciente de uno de los centros sanitarios que están en la lista negra de la privatización madrileña, el Hospital Universitario de La Princesa.
Lo cierto es que el responsable último del ataque a la sanidad pública que ha puesto los pelos de punta a propios y a extraños es Ignacio González, y no Rajoy. Pero como explica Armando, paciente de este hospital convertido hoy en símbolo del movimiento blanco, “a ese nadie le ha votado. No sabemos si lo han puesto ahí para hacer esto”.
La Puerta del Sol será este sábado el punto de encuentro a las 12 horas de la mañana de una concentración por la defensa de la dignidad sanitaria y el servicio público de calidad que no ha sido convocada por ningún sindicato ni partido político*. Durante estos diez días, la sanidad ha asistido a una reacción conjunta de personal, pacientes y ciudadanos en general sin precedentes. Si la iniciativa del encierro de los profesionales en el hospital de La Princesa como medida de presión era arriesgada, no tardó en encontrar apoyo en otros centros, hasta sumar ocho.
“Es todo política. La Comunidad de Madrid no puede pedir el rescate, pero está arruinada. Lo único que se le ha ocurrido a Ignacio González es hacer negocio con la sanidad”, explica Álvaro Ximénez, neurólogo de La Princesa.
Este especialista recuerda que al día siguiente de conocer el anuncio del presidente de la Comunidad, cogió el cartel de “Se vende” de su vecina, lo llevó al control de enfermería para borrar su número de teléfono con alcohol y lo colocó en una ventana del hospital.
Una paciente le preguntó por lo que hacía y él le explicó que desmantelaban el hospital. La señora respondió: “He visto en la televisión que será mejor. Van a hacer un hospital para mí”. Ximénez asegura que entendió en ese momento que la respuesta de los profesionales debía ser inmediata. “No puede ser que la gente se esté creyendo lo que dice el Gobierno y esté a favor de la privatización por desinformación”, argumenta.
“Estos terrenos fueron una donación hace 160 años de una familia que puso como condición sine qua non que siempre fuese un hospital. Esa es la razón por la cual lo van a reconvertir en un geriátrico y no en un Corte Inglés”, asegura el neurólogo.
Pacientes preocupados por su futuro
Amelia es enfermera del Princesa y reconoce que los pacientes sufren, especialmente las personas graves y sus allegados, a las que su incertidumbre les pesa tanto como su situación. Es el caso de Alberto, hermano de una persona ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Reconoce que la familia está viviendo con mucha tensión el futuro del hospital. “No hay derecho a que nos pase esto. Nadie viene por gusto, como para que, además del dolor de cada caso, las familias tengamos que estar pensando qué van a hacer con nosotros”, confiesa muy amargamente.
La amenaza de cierre de centros sanitarios (incluidos consultorios) y la privatización parcial o total de servicios sanitarios han abierto un camino de incertidumbre en la sanidad madrileña hasta ahora nunca vista. De momento, los hospitales mantienen sus acciones de protesta y sus encierros hasta el lunes, cuando la Consejería de Sanidad ha invitado a algunos representantes del sector sanitario a una mesa de trabajo para “encontrar una solución conjunta”.
*Para evitar confusiones, se ha hecho una corrección al texto. En este sentido, se especifica a conciencia que la convocatoria no es oficial.
Berta del Río, autora del artículo, ha consultado algunas de las fuentes entrevistadas ayer para aclarar al máximo la información sobre la convocatoria de una concentración hoy en la Puerta del Sol de Madrid, a las 12 horas:
Madrid// “Las cosas se hacen en su momento o no se hacen. Es una pena que no se vaya a salir hoy a la calle de forma masiva”, ha explicado esta mañana Álvaro Ximénez, neurólogo del Hospital de la Princesa. Se refiere a la polémica creada hoy por la convocatoria de una concentración que estaba prevista que tuviera lugar este sábado a las 12 horas en la Puerta del Sol para defender la sanidad pública, pero “ayer entre las 20 y las 21 horas nos enviaron un Whatsapp diciendo que no teníamos que ir”.
Como explica Ximénez, quien el viernes animaba a todas las personas que pasaban por el hall del hospital a acudir a la acción –junto a otros miembros del personal sanitario-, diferentes personas cercanas a “una especie de comité de coordinación de los hospitales afectados por los recortes de González, no veían con buenos ojos la concentración y han hecho fuerza para que no se lleve a cabo”.
No era oficial, pues era una iniciativa nacida de las redes sociales cercanas a la Princesa, y además “coincide con un acto en defensa del Sáhara”, ha añadido.
“Para nosotros es una decepción, porque pensamos que el día que decidamos salir todos a la calle unidos ya habrán cerrados los hospitales. El Princesa no se puede convertir en la cabeza de turco de esta lucha, pero la iniciativa de salir a la calle hoy era maravillosa y se tendría que haber hecho. Hasta bien entrada la noche seguíamos pensando que se podría movilizar a la masa de apoyos que se demuestra que tenemos cada día a las puertas del hospital a las 11 horas. Ha cundido el desánimo”, ha asegurado.
El doctor añade que a consecuencia de lo sucedido se está preparando una marea blanca y que esta vez «sí será oficial».
Aguantad, resistid, por vosotrxs y nosotrxs, por lealtad a la lucha de quienes nos precedieron, por el derecho de quienes vienen detrás, por la dignidad colectiva que pisotean y el genocidio que se prepara.