Internacional
Los demócratas luchan contra reloj para movilizar al electorado en Ohio
Los requísitos más estrictos para poder votar que han introducido algunos estados perjudican a Obama en las elecciones de este martes en EEUU. En Ohio se forman largas colas para ejercer el derecho al voto anticipado.
OBERLIN (Ohio) // Un grupo de cuatro simpatizantes del partido demócrata reparte chocolate caliente en la cola de dos horas que se ha formado este lunes para poder votar por anticipado, desafiando los cuatro grados con los que ha amaneció Elyiria (Ohio) este lunes 5 de noviembre. Los vasos de chocolate van acompañados de cartulinas con fotos de los candidatos de su partido para los distintos puestos, desde Barack Obama hasta Phil Stammitti, el sheriff del condado. Laura Rose, estudiante de último año de College, revisa en su smartphone artículos sobre los candidatos locales de los que reconoce saber más bien poco. Ante la pregunta de por qué han decidido hacer uso del voto anticipado en persona, la gente responde: “porque mañana habrá más cola” o “porque es hoy cuando tengo libre”.
Parecen dos respuestas obvias, y de hecho lo son para la mayoría de ellos. Dos horas de cola para votar es algo habitual, y la gente parece acostumbrada. Para un español, sin embargo, resultaría extraño (y admirable) ver cómo la gente espera tanto tiempo pasando frío en la calle, tras haber tenido que pedir, en muchos casos, un día libre en el trabajo.
La polémica del documento de identidad
Donde sí hay controversia entre los estadounidenses es en el requisito que piden 11 estados de presentar un documento de identificación con foto visible. Los que lo exigen buscan acabar con un fraude que sus detractores consideran inexistente. Éstos argumentan, por el contrario, que se trata de una traba para restringir el voto de las minorías y de los más jóvenes.
En EEUU no existe un documento nacional de identidad. Sólo la mitad de los estadounidenses tienen pasaporte, así que lo más habitual es identificarse con el carné de conducir. Pero no todo el mundo lo tiene. Según el politólogo Andrew Hacker, hay ciertos estratos sociales, como las mujeres de mediana edad y afroamericanos, especialmente en las ciudades, que tienen carné de conducir en una proporción menor a la media. Estratos sociales que son más proclives a votar demócrata. Y esa es la razón para Hacker de que hasta el momento 11 estados, todos gobernados por republicanos menos Hawaii, hayan aprobado normas que exigen una tarjeta de identificación con foto.
Registrarse para votar
Los estadounidenses tienen que registrarse para votar, no existen listas confeccionadas por el Gobierno de antemano. La forma más fácil en Ohio -el estado considerado clave en estas elecciones- por ejemplo, implica imprimir un formulario de internet con datos personales y mandarlo por correo. “A veces la gente va a votar y se da cuenta de que no está en ninguna lista, que le han borrado por alguna palabra mal deletreada” comenta Eric, uno de los coordinadores de la campaña de Obama en Oberlin.
En este pueblo, dominado por la presencia del prestigioso Oberlin College, casi ningún estudiante es de Ohio, por lo que tienen que registrarse, como marca la ley, con 30 días de antelación. El college (universidad sin programas de postgrado), profundamente izquierdista, ha estado lleno de anuncios y voluntarios demócratas registrando gente desde que empezó el curso. Eric se jacta de haber registrado al 75% del personal, entre estudiantes y trabajadores.
Combatir la abstención
Su lugar de trabajo –la oficina de campaña- es como un templo al aprovechamiento de espacio y tiempo, especialmente los últimos días antes de las elecciones. Varias salas minúsculas hacen de recepción, call center y sala para charlas. La habitación más pequeña de todas, donde ya no cabe gente trabajando, está llena de snacks, galletas, bollos, café y refrescos. Los voluntarios siguen en contacto con los votantes que registraron, atentos para llamar a un abogado si surge algún problema en el punto de votación. Pero ahora el esfuerzo se centra en llevar a gente a votar en microbuses y en coordinar a los voluntarios venidos de todas partes a pedir el voto telefónicamente o puerta por puerta.
Peter Carroll y Michael Batinski, historiadores ambos, han venido desde California e Illinois, respectivamente, para pedir el voto puerta por puerta en Ohio. Reconocen que la gente que no apoya a su candidato se muestra airada con ellos en muchas ocasiones. Pero ellos no pretenden cambiar la mentalidad de nadie, resaltan más la importancia de contactar con gente que no vota. Muchos no votan porque no quieren rellenar formularios que les preguntan por muchos datos personales. Otros, comentan estos dos voluntarios, ni siquiera saben que tienen derecho a votar, por haber estado alguna vez en la cárcel. “Los requisitos de voto desincentivan a los sectores más desfavorecidos”, concluyen.
Este trabajo voluntario de miles de personas a menudo se ve minado por el abuso de anuncios criticando al rival. Ohio se ha visto inundado en los últimos meses. Como reacción, vídeos como este se han hecho muy populares. “Los anuncios negativos pueden ser una buena estrategia para que tu partido gane, pero juntos y repetidos incansablemente fomentan la abstención y el desapego de los ciudadanos hacia la política” lamenta Adrian, abogado de un pequeño bufete, mientras acepta un vaso de chocolate caliente frente a la oficina electoral. Ya sólo le queda media hora.
En 2008 la participación en las elecciones presidenciales fue del 61,6%, la más alta en 40 años. Muchos no repetirán esta vez. Y es que nadie muere por intentar votar en EEUU, pero muchos se quedan por el camino.
Avances recientes, a los que ahora nos dirigiremos, han catapultado el conocimiento mucho más allá de lo que pudo conseguirse con los métodos aproximados. Aunque sigue sin haber predicciones definitivas, ha emergido una nueva perspectiva. Procede de una serie de avances fundamentales que ha abierto nuevos horizontes para las consecuencias potenciales de la teoría, entre las que hay nuevas variedades de mundos paralelos.Así, hay una lista creciente de situaciones ante las que Einstein, Bohr, Heisenberg, Wheeler y Feynmann solo podrían decir «sencillamente no sabemos qué esta pasando», y para las que la teoría de cuerdas da una descripción completa y consistente.