Internacional
La cuna de la primavera árabe retrocede en derechos humanos
Un informe de Amnistía Internacional sobre Túnez alerta del estancamiento en materia de libertades en el país // El Gobierno islamista se niega a abolir la pena de muerte, las medidas que discriminan a la mujer y las penas de cárcel para homosexuales
MADRID // «El actual gobierno tunecino está imprimiendo un retroceso a los avances en la situación de los derechos humanos que se dieron en Túnez tras la destitución de Zin el Abidín Ben Alí, lo cual hace dudar de su compromiso con las reformas», ha advertido Amnistía Internacional, cuando hoy se cumple un año de las primeras elecciones libres en el país para elegir la Asamblea Nacional que está redactando la nueva Constitución.
En su informe «Un paso adelante; dos pasos atrás», elaborado tras efectuar una misión sobre el terreno el pasado mes de septiembre, Amnistía da cuenta de cómo en los últimos meses han aumentado las restricciones de la libertad de expresión en el país cuyo levantamiento popular contra la dictadura inició la «primavera árabe».
Estas restricciones, que han tenido como objetivo a periodistas, artistas, escritores y blogueros, se han adoptado con la excusa de mantener el orden y la moral públicos, un concepto cuya interpretación por parte del partido dominante en la coalición de gobierno, el islamista Ennahda, parece ser cada vez mas reaccionaria. Amnistía denuncia, por ejemplo, la excesiva tolerancia de las autoridades a las agresiones de grupos salafistas a ciudadanos tunecinos.
«El estado de excepción que se impuso el 14 de enero de 2011 se ha renovado una y otra vez, la última hasta finales de octubre de 2012», deplora la organización, que ha documentado casos de tortura y malos tratos, en muchos casos de personas que habían participado en manifestaciones.
Los derechos de la mujer y de los homosexuales
«Otra señal preocupante es que el nuevo gobierno de Túnez rechazó recientemente la recomendación, fruto de su examen periódico en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, de suprimir de su legislación las disposiciones que aún discriminan a las mujeres, abolir la pena de muerte y despenalizar las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo», detalla el documento.
Este panorama hace temer a Amnistía que los «grandes grandes avances en el camino de la reforma» que adoptaron las autoridades tunecinas tras la caída de Ben Ali, como la puesta en libertad de los presos políticos y los presos de conciencia, hayan sido sólo un espejismo.
La Primavera árabe quedó en nada, poco o incluso retroceso porque al final, los máximos beneficiados han sido los islamistas, que asfixiarán los derechos de la mujer, seguirán castigando a los homosexuales e impondrán la ley islámica frente al avance y el progreso. Los fundamentalismos religiosos son muy malos. Túnez debe apostar claramente por el laicismo.