Aunque Alberto Núñez Feijóo evitó en todo momento aparecer junto a Mariano Rajoy en la campaña electoral, este domingo le ha dado la mayor alegría al presidente español desde las elecciones del 20N. Una mayoría absoluta en plena época de crisis, recortes y desmantelamiento del estado de bienestar y cuando los mercados esperan la petición de rescate.
Y es que el PP gallego ofrece a Rajoy unos resultados más que dignos para estos tiempos: cerca de uno de cada dos votantes que decidió ir a votar lo hizo por el partido de Feijóo, lo que le da 41 diputados en el parlamento, tres más de los que tenía. Pese a este resultado, los populares pierden cerca de 150.000 votos.
El ascenso del PP se entiende, en parte, por el descalabro del PSdG. La candidatura de Pachi Vázquez pierde 7 diputados y casi la mitad de electores. Un desastre que aventura una crisis en los socialistas gallegos.
La segunda noticia es la aparición con fuerza de la coalición de la Anova de Xosé Manuel Beiras y Esquerda Unida. Alternativa Galega se convierte en la tercera fuerza política con 9 escaños, dos más que el BNG, que sufre la escisión del pasado mes de febrero.
Pero si por algo quedan marcadas estas elecciones es por el pasotismo de la sociedad gallega ante la cita electoral. La abstención ha sido del 36,35%, es decir, más de 794.000 gallegos han decidido quedarse en casa porque ninguna alternativa les ha convencido para ir a depositar su voto. A este número hay que sumar los más de 70.000 votos nulos o en blanco. Hay que recordar que el partido más votado no supera los 630.000 ciudadanos que le apoyan.
Las cábalas matemáticas explican que el próximo presidente de la Xunta lo será con el apoyo del 27% de los gallegos llamados a las urnas. Pese a esta cifra, en términos políticos los resultados se venderán como un refuerzo de las urnas a los recortes del Partido Popular, lo que podría decidir la petición de un rescate económico a Europa y colocar en una situación de privilegio dentro del partido a Núnez Feijóo.
En el otro lado, dejando a los socialistas con sus problemas internos y su caída libre, las representaciones de izquierdas y nacionalistas siguen en proceso de construcción. Por un lado, está la buena noticia del regreso de un diputado como Beiras al parlamento. Y, por otro, un partido, el BNG, que no ha terminado de digerir la ‘huida’ de su exlíder. El lado bueno es que la suma de ambas formaciones consigue unos 340.000 votos, unos 50.000 más que hace tres años.
Finalmente, el partido de Mario Conde y Conpromiso por Galicia, cumplieron los peores pronósticos y se quedaron con un 1% de votos (15.000 cada uno). De hecho, fueron adelantados por un partido nuevo que se presentó bajo el nombre de Escaños en blanco (1,20%) y UPyD (1,50%).