Opinión
Dos citas con la memoria del Ateneo
La entidad madrileña atraviesa por una delicada situación económica después de que el Estado le haya negado la subvención que había solicitado.
Me alarma la información según la cual una grave crisis económica afecta también a la histórica institución del Ateneo de Madrid, tras la denegación por parte del Estado de una subvención de 300.000 euros, votada con el concurso del Partido Popular, que corta de raíz las recibidas en años anteriores (2010 y 2011), cifradas en un millón y medio millón de euros, respectivamente. A ello hay que sumar los atrasos en los pagos por parte de la Comunidad de Madrid (279.000 euros) y el Ayuntamiento de la capital del reino (59.000), administrados también ambos por el PP.
Cree el escritor y filósofo Carlos París, presidente de la entidad, que las adversas circunstancias que atraviesa el Ateneo no se deben a persecución política alguna por parte del Gobierno, sino a los rigores de la política de austeridad económica emprendida por el actual Ejecutivo. Eso sería verosímil si, ajustes aparte, no tuvieran acogida con frecuencia en el centro que preside mi estimado amigo -entre otra pluralidad de actos de sumo interés público- actividades políticas y culturales de avanzado carácter progresista, en las que no faltan aquellas que combaten el actual modelo monárquico de Estado y abogan por el advenimiento de la tercera República, a semejanza de lo que ocurriera en esa misma casa antes de la instauración de la segunda.
Las subvenciones públicas han sido hasta ahora necesarias porque el llamado Ateneo Científico, Literario y Artístico no puede sustentarse únicamente con las cuotas de sus 2.500 socios. Para que esas ayudas no fueran precisas sería indispensable un notable incremento del número de asociados que rondase los 6.000. Sin los apoyos con los que ha contado hasta ahora, la institución se verá obligada a un plan de viabilidad de emergencia que contempla una sensible reducción del número de sus actividades (más de un centenar mensualmente) y la suspensión incluso de contratos durante seis meses de parte de su personal, con todo lo que esto implicaría como significativa señal de atonía y decadencia en la vida cultural de la capital del Estado.
Debemos confiar, sin embargo, en la sobrevivencia de una institución carismática en la historia política y cultural de España, que de modo tan señalado se involucró desde sus orígenes en la defensa de la libertad y el progreso y que reunió en sus salones a lo más granado del pensamiento, la ciencia y la literatura de nuestro país. A fin de ilustrar esa trayectoria me parece oportuno recuperar dos citas claves que marcaron el dilatado itinerario del centro en dos circunstancias puntuales. La primera es del duque de Rivas, uno de los fundadores del que entonces se llamaba Ateneo Científico y Literario, con motivo de su inauguración en 1835: “Los gobiernos absolutos, ¡harto lo sabemos, señores!, cuyo elemento son las tinieblas de la ignorancia, cuyos falsos principios temen el más escaso rayo de luz, y que en cada súbdito ven un enemigo, y en cada sociedad una conspiración, dirigen sus esfuerzos todos a apagar aún el más débil resplandor del saber humano; y emplean su mano de hierro en romper despiadadamente hasta el más pequeño vínculo que pueda reunir al hombre con el hombre”.
La segunda cita es del ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, en un escrito dirigido al delegado provincial de su departamento el 1 de diciembre de 1940, dentro del período en que el Ateneo fue intervenido por la dictadura franquista (1939-1946): “Uno de los centros que el Frente Popular y los elementos marxistas utilizaron con más afán para la propaganda de sus nefastos ideales ha sido el Ateneo de Madrid y, por consiguiente, al liberar las victoriosas tropas nacionales la capital de España, una de las primeras preocupaciones de aquel jubiloso momento ha sido incautarse del mencionado Ateneo y, en efecto, éste quedó a disposición de FET y de las JONS, ocupándolo, dirigiéndolo y administrándolo la Delegación Provincial de Educación Nacional”.
Es de recordar que durante la etapa de intervención franquista, muchos de los socios de la entidad afiliados antes de 1936 permanecían en prisión o en el exilio. Otros, en el mejor de los casos, habían sido depurados en sus profesiones, constando en sus expedientes como acusación grave la de haber sido socio de número o directivo del centro que aquel régimen inquisitorial y absoluto -cuyo elemento fueron las tinieblas de la ignorancia- valoraba como el más importante foco de ideas disolventes.
El autor del artículo califica como «estimado amigo» a Carlos París. Una vez más el ejercicio de una profesión, como es el periodismo, se pone al servicio de una amistad. Craso error. El autor debería informarse, contrastar con los socioso con la parte de la Junta de Gobierno que ahora está contra París, y luego publicar. El Ateneo de Madrid está perdiendo socios a chorros. Cuando quien esto firma entró en él, bajo la presidencia de D. José Prat, éramos más de 6.000. Desde que este Sr. ha okupado el Ateneo, nos hemos despeñado hasta la cifra actual. ¿Por qué será? Pues porque los socios esamos hartos de tanta dictadura en la que fuera Casa de la Libertad y escuela de civismo; porque un antiguo amante de aquel falangismo que nos ocupó en 1940, y luego derivó cambiando su chaqueta, ejerce como un tirano y firma contratos y convenios que comprometen patrimonio, y solicita créditos bancarios sin la autorización de la Junta General de Socios; quita la palabra en las asambleas a quienes le censuran y la concede con largueza a los que le atacan; suspende a capricho secciones y agrupaciones; ningunea tertulias; acomete ERTES que son un herpes para Institución, después de que la Asamblea le haya dicho en votación que no; pretende enajenar patrimonio, poniéndolo a la venta, un patrimonio que tiene 177 años de vida, y le dijeron que no.
Coloca D. Félix Población, declarado amigo de París, la denegación, por parte del Estado, de la Comunidad y del Ayuntamiento pagos que dice cmprometidos. Lo que no dice el articulista es que los socios del Ateneo, constituídos en las reglamentarias Comisiones de Cuentas y de Presupuestos, desde hace años le venían diciendo a Carlos París que su gestión económico-financiera al frente de su Junta de Gobierno, era un desastre, que por ese camino nos llevaba a la ruina, y el Sr. París le lo pasaba por el arco del triunfo de Moncloa. Le advertían los socios que el tiempo de las subvenciones se había acabado, y que el Ateneo debía tender a la autogestión; que el millón y medio de euros que concedió el Ministerio de Cultura, bajo el gobierno socialista, con carácter finalista, no podía emplearse en financiar a una empresa privada, con fines de lucro,y lo hizo sin haberse sometido previamente a la comnsideración de la asamblea. Esa empresa, que lleva cerradas sucesivas franquicias en Madrid,se comprometió a devolver la graciosa financiación, cosa que los socios que han tenido acceso dicen que lo hace tarde y mal, y esa Junta de Gobierno lo ha permitido, y aún pretende justificarlo en boca de su Secretario Primero.
Ahora, este nefasto Carlos París, que preside una Junta de Gobierno al fin dividida, frente a los socios que le van tumbando votaciones, las ignora con toda prepotencia, y se ahoga en el propio caldo de cultivo que ha generado, y primero se envuelve en la bandera del ABC para llamarle «golfo» al gobierno socialista que le financió con millón y medio, con carácter finalista, repito, y ahora se envuelve en su chaqueta roja para cargar contra el gobierno de signo contrario, cuando ya fue advertido por Comisiones y socios que sus «presupuestos expansivos», como dijo, no iban a recibir ni un duro de subvención, poque no había.
Los socios, constituidos en Junta General, máximo órgano de gonbierno del Ateneo, le han tumbado su «Plan de Viabilidad», ¡de dos página y media!, y lo pretenden volver a colar en confrontación con otro que viene avalado por cerca de ciento cuarenta firmas, para ser sometido a nueva votación. Este es el amigo del amigo articulista. Por lo que es, la asamblea de socios le pidió su dimisión, y la constitución de una comisión gestora, y la elaboración de una auditoria externa, y otra interna, que pusiera luz a estos años de ocultismo administrativo y prepotencia parisina, y ello produjera un verdadero plan de viabilidad, y no esta chapuza a la que los socios dijimos no y nos quieren volver a colar.
Excelente comentario, con todo lujo de detalles sobre lo que está pasando en el Ateneo de Madrid, junto con la crítica constructiva al redactor del artículo. Siga difundiendo el asunto y espero que se resuelva de la mejor manera posible, esto es, con la pervivencia de este espacio de libertad.
Lo que no dice el presidente del Ateneo, es donde se han gastado el dinero de la subvención, que hace tiempo que colea este tema, y los trabajadores son los primeros que van a sufrir con un ERE. Así que si no quiere enfadar a las autoridades es que algo esconde, a lo mejor me equivoco, y él no tiene nada que esconder y solo le interesa que no cierren el espacio, aunque supongan despidos, pues desde mi punto de vista, sino sabe defender a los trabajadores, no hay espacio que valga. No quiero que se convierta en un espacio mercantilizado como el círculo de Bellas Artes, y me imagino, que ellos tampoco, así que a luchar se ha dicho, esta gentuza fascista lo tiene claro, sino les enfrentamos no conseguiremos nada, y puede que tampoco, pero hay que intentarlo. Si luchas puedes perder, pero sino luchas estas perdido.
Supongo que París teme que se enfaden las autoriades municipales y autonómicas y por eso no dice lo que piensa. Ya pasó con el círculo de Bellas Artes hace bastantes años y pasará con el Ateneo.
Si el tal Carlos París, dice que la eliminación de la subvención se debe a las políticas de austeridad, que son simple y llanamente, recortes de derechos y libertades fruto de la ideología neoliberal ,y que no es una persecución política, entonces apaga y vámonos. Es decir, si se cree el camelo del poder, mala defensa se va a hacer del espacio cultural, ya sabemos que esta derecha franquista como toda derecha nunca ha creído en la cultura, pues hace pensar y eso da miedo al poder, así que lo que hay que hacer es convertir el espacio, es una idea, en un espacio para todos y todas, y si lo cierran, lo abrimos y lo okupamos y denunciamos lo que está pasando mientras a la Iglesia le dan millones de y en subvenciones.