Internacional
Los republicanos usan un viejo truco para asegurarse el control del Congreso en EEUU
Pese a que Obama está liderando los sondeos, éstos dan a los republicanos una amplia mayoría de asientos la Cámara de Representantes y preven un empate técnico en el Senado. Esta disparidad de resultados no se explica sin el proceso de reestructuración de distritos electorales que se realizó el año pasado.
El Senado, que también tiene capacidad para vetar leyes además de participar en nombramientos de jueces y otros altos cargos del Estado, sólo se ha vuelto ligeramente favorable a los demócratas en el último mes, tras un año entero con pronóstico republicano. Declaraciones polémicas como las del candidato republicano al Senado, Todd Akin, acerca de la «violación legítima» han contribuido a poner esta cámara ligeramente del lado demócrata, si bien aún bailan 9 de los 33 senadores que se eligen este año.
Reestructuración de distritos y “Gerrymandering”
La clave de la previsible derrota demócrata en la cámara baja está en una vieja estratagema que, cada 10 años, pueden llevar a cabo los parlamentos de los diferentes estados de EEUU. Estas cortes -al estilo de los parlamentos autonómicos- son las que deciden, en general, qué forma tienen los distritos que eligen a los miembros de la Cámara de Representantes nacional. Estos distritos electorales no tienen unas fronteras fijas como en España, sino que se cambian cada cierto tiempo. Concretamente, se reestructuran obligatoriamente cada 10 años, tras conocerse los datos del censo federal. El último censo se publicó a mediados de 2011, y en ese momento los estados estaban dominados, en su mayoría –al igual que hoy-, por los republicanos. En concreto, el Partido Republicano controló la reestructuración de 202 distritos en total, mientras que los demócratas redibujaron sólo 47.
¿Y por qué es tan importante esta reestructuración? Porque permite realizar una acción ilegal pero por lo general consentida llamada “Gerrymandering”. Este truco permite enclaustrar todos los graneros de votos de tu adversario en uno, dos o varios distritos, donde éste ganaría con, por ejemplo, el 90% de los votos. Y de esta manera, calcular la distribución de votantes del resto –la gran mayoría- de los distritos para que tu partido gane, pongamos, con un 55% de votos en cada uno. Así, por ejemplo, en unas elecciones donde ambos partidos obtengan el 50% de los votos, el partido que ha hecho una reestructuración astuta podrá obtener sin problema el 75% de los escaños.
Sólo este proceso permite explicar los distritos “con forma de lagartija” existentes especialmente en los estados más decisivos, como Carolina del Norte u Ohio, ambos gobernados actualmente por el Partido Republicano. En el primero, por ejemplo, una parte de las poblaciones con mayorías de negros –votantes de Obama al 96%- se encuentran todas juntas en el distrito número 12, lo que permite que casi todos los de alrededor tengan un pronóstico claro republicano. En el caso de Ohio hay otro ejemplo bastante elocuente: una parte de la ciudad de Cleveland comparte distrito, gracias a una estrecha franja, con la mayor parte de Toledo, ciudad que está a 180 kilómetros. Ambas acostumbran a votar demócrata.
Las curiosas formas de muchos distritos no son la única causa de la previsible derrota demócrata. Una parte de los estadounidenses acostumbran a dividir el voto para no dar demasiado poder al presidente. También suelen tener más oportunidades de ganar los congresistas que ya están en el cargo, en este caso republicanos en el 56% de los casos. Sin embargo, nada de esto sería un impedimento para que los demócratas controlasen la Cámara de Representantes si lograran la mayoría de votos. Nada, salvo los distritos. Una vez “bien dibujados” por tus oponentes, los distritos son como rocas.
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que bien tener noticias internacionales!