Internacional
El "barco del aborto" llega a Marruecos
El navío de la organización holandesa Women on Waves, que milita por la legalización de la interrupción del embarazo, fondea por primera vez en aguas cercanas a un país árabe.
MADRID // Todos los días, en Marruecos, abortan entre 600 y 800 mujeres. Todas lo hacen de forma clandestina y todas ponen en riesgo su vida. Su vida y su libertad, pues el Código Penal Marroquí castiga con hasta dos años de cárcel la interrupción voluntaria del embarazo.
Pero este riesgo parece menor cuando se compara con el estigma de por vida que en una sociedad de fachada puritana como la marroquí conlleva aún el tener un hijo fuera del matrimonio. En otros casos, el miedo al oprobio no está detrás de la decisión de abortar, pero sí las razones económicas, que en ocasiones son de peso, pues tener un hijo más se hace insostenible para la familia y condena a los que ya existen a la precariedad.
Organizaciones como la Asociación Marroquí de Lucha contra el Aborto Clandestino (AMLAC)-la que ha calculado la cifra de abortos citada-llevan años denunciando la hipocresía que existe en Marruecos en torno al aborto, una práctica que los musulmanes más rigoristas rechazan pues aseguran que está prohibida por el islam.
La paradoja es que también evocan a la religión cuando se trata de poner los medios para evitar embarazos no deseados: en Marruecos, junto al tabú del aborto, persiste el de la educación sexual, que en el caso de la mayoría de las niñas se reduce a adoctrinarlas sobre la obligación de llegar vírgenes al matrimonio.
Para denunciar el cinismo de quienes impiden que se eduque a las jóvenes, y también que se interrumpa el embarazo incluso en casos de violación o malformación del feto, la organización holandesa Women on Waves (mujeres sobre las olas) llegará este jueves a Marruecos, invitada por una asociación marroquí, el Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales, MALI.
La organización pro-abortista arribará a Marruecos a bordo de un barco; el que ya se conoce como «el barco del aborto» pues Women on Waves recorre el mundo, fondeando siempre en aguas internacionales, para sensibilizar sobre el derecho de las mujeres a decidir sobre la interrupción del embarazo.
Cuando el barco se aproxime al puerto marroquí de Smir, será la primera vez que este navío fondee en aguas cercanas a un país árabe para promover la legalización del aborto.
En realidad, el barco es una especie de clínica flotante donde se efectúan abortos, de acuerdo con la ley holandesa que permite interrumpir libremente la gestación libremente hasta las 24 semanas. En el buque, por motivos de seguridad, sólo se interrumpen embarazos de menos de 6 semanas y media, y siempre mediante píldora abortiva.
Clavos en el útero
Las militantes holandesas, el movimiento MALI y el resto de asociaciones que denuncian el tabú que subsiste en torno al aborto en Marruecos, han recalcado que las leyes que penan la interrupción del embarazo sólo consiguen castigar a las personas más desprotegidas y con menos recursos.
Quienes se lo pueden permitir abortan en las muchas clínicas que practican de forma clandestina la intervención, por un precio que oscila entre el equivalente en dirhams de 150 y 600 euros. Las mujeres que no pueden sufragar esas cantidades, muy elevadas para el nivel medio de vida de la población marroquí, recurren a curanderas o incluso tratan de abortar por sus propios medios, poniendo en serio riesgo sus vidas.
Según un médico del hospital universario Ibn Roch de Casablanca, citado por el semanario marroquí La Vie Economique, a ese centro han llegado «chicas con septicemia en la pelvis y otras con el colón perforado [por haber introducido clavos u otros objetos punzantes en el útero]». Algunas han muerto. El facultativo también citó el caso de una joven que estaba tan desesperada que se había introducido en la vagina una pastilla de permanganato de sodio, que «arrasó totalmente su flora vaginal y la ha condenado a sufrir un dolor insoportable en sus relaciones sexuales» .