Opinión
Diario de una vecina del barrio de Las Cortes
Una vecina del barrio del Congreso en Madrid explica su vida entre barreras de seguridad, policías y coches patrulla. Los agentes blindan el vecindario ante protestas como la del 25 S.
MADRID
Martes, 25 de septiembre
¡Vaya día que llevamos los vecinos de Cortes! Anoche ya empezaron los ruidos, la colocación de las vallas, los controles, y ese helicóptero que se planta encima de tu cama y no hay forma de que se calle.
Me ha llamado la atención dos novedades de las cuales, si las hubo en otras ocasiones, no me había percatado. Muchos policías de paisano, pero cuando digo muchos es que eran más de 50. Algunos paseaban como si fueran ciudadanos normales. Bueno, la verdad es que daban un cante tremendo. Era divertido porque hasta los ha reconocido un vecino del portal de al lado que el pobre está más “pallá” que “pacá”. Se distinguían metidos en sus coches, siempre en marcha, de dos en dos y de móvil a móvil; tuiteando agazapados en alguna coordinadora de asalto al Congreso de tinte subversivo.
La otra novedad han sido los perros. Robustos pastores alemanes que no tenían pinta de haber sido adiestrados para buscar droga o explosivos. Estos no estaban castrados, ya me he fijado en la potencia que enseñaban algunos de esos animalitos. Y digo yo…¿estarían preparados para atacar a las personas? La verdad que lo de los perritos me ha dado mal rollo. Cuando he pasado con mi carrito de la compra me encomendaba al Medinaceli para que no se me acercaran ni para olerme el medio tacón.
Por lo demás, más de lo mismo. Mi prima, que ha venido de Segovia para hacer un casting de cajera, se ha vuelto loca con tanto hombre metro ochenta. La recién divorciada ha contado más de 70 furgonetas, 40 caballos y cientos de policías. A la pobre le han impresionado los uniformes con los chalecos antibalas, los cascos y los escudos. Pero estaba encantada, nunca se había visto en otra con tanto hombre, estaba tan feliz como el chico que vive en un ático cercano. Ese sí que no tiene problemas, está todo el día ofreciendo tabaco y charlando con los barbas de tres días. Mira lo que te digo…nunca llueve a gusto de todos.
Esta tarde los negocios estaban todos cerrados, hasta la farmacia ha dado cerrojazo. Sólo he visto abierto Casa Manolo, que, como está tan cerca del Parlamento, pues algún político pasaba a tomar un café. También nos hemos cruzado con la Fabra, casi desconocida; se ha cambiado el moño, como diría mi madre, pero mi prima la ha reconocidos enseguida. Mira, mira, Rosa, esa es la que su padre lleva las gafas oscuras y salió en la tele diciendo palabrotas, la del “aeropuerto del abuelo”. Yo le he contestado que tampoco era para tanto, de castellana a castellana, ya sabes cómo son los del Mediterráneo.
En fin, todo el circo estaba preparado. Cayo Lara ha salido para hablar con los manifestantes que no paraban de pitar y chillar. El diputado de izquierdas ha dicho que él no tenía miedo al pueblo, porque él era del pueblo o que el pueblo era él. La verdad es que no tienen vergüenza ninguno de ellos. Todavía me acuerdo cuando salió del hotel Villareal, de cinco estrellas, y se metió en un coche oficial que le esperaba. Eso sí, abrió su puerta y se montó delante, junto al conductor.
A ver si aprenden de los diputados de Dinamarca, que van a su Parlamento en bici y los ministros viven en apartamentos alquilados de 70 metros cuadrados.
Vaya…han llamado al timbre. Es el hijo del vecino de abajo, viene un poco estresado…me dice que la policía ha cargado en Neptuno y ha pillado un golpe. Dios mío, su madre está maldiciendo a toda la familia del agente que le ha pegado a su pobre hijo. Me piden unas vendas, yo he sacado la botellita de agua del Carmen, que siempre viene bien para relajar los ánimos.
Ahora el helicóptero está más cerca, puede que haya otro. Su ruido es ensordecedor. Presiento que algo está pasando fuera. He puesto la radio, dicen que la policía está dando leña, que hay algunos heridos, que se ve sangre… sangre envuelta en muchas banderas republicanas. Mi prima me decía que había alemanes en la protesta…en fin, la infeliz como no veía ninguna bandera española constitucional, pues ha confundido los colores.
Presiento que esta noche va a ser larga. Una larga noche que me tendrá despierta hasta el alba. Lo mismo visito al vecino del ático, estoy segura que él también estará desvelado.
Lunes, 24 de septiembre
«Voy a la compra, agente, no a dar un golpe de Estado»
La verdad es que ser vecino del barrio de Cortes tiene, en esta época, efectos secundarios. Y hablo como vecina, porque si tuviera un negocio por estos pagos, la verdad es que debería estar exento de impuestos.
Y es que Isabel II se pasó de liberal. Mira que poner el Parlamento en medio de la calle, como si de una casa cualquiera se tratara. Realmente no conozco un Parlamento tan accesible. Así que a Pavía le fue tan fácil entrar a caballo o a Tejero pasearse con su pistolón como si se fuera de tapas. Eso sí que fueron golpes de Estado y no la movilización pacífica anunciada.Por mucho que se empeñe mi vecina Cospedal, la Kirchner española, de vocear todo lo contrario.
La verdad es que cuando los españoles alardeamos de liberales somos lo más de lo más y si no que se lo digan a Esperanza Aguirre. Bueno, por lo menos a Isabel II no se le conocieron negocios familiares. En aquellos momentos la nobleza no se manchaba las manos con el parné villano y burgués.
Es evidente que los vecinos que vivimos en esta zona estamos un poco hartos de tantas fronteras. Vivimos en un gueto impuesto que nos complica realizar nuestras actividades cotidianas. Y es que llevamos casi un año con las barreras en las aceras. Es lo primero que te encuentras cuando sales de tu casa. Y si ese día piensan que hay movida, las barreras cierran las calles, acuden más policías, coches con sirena y sacan hasta los caballos.
«¿Dónde va usted?» ¿Dónde voy a ir con el carrito de la compra, mi suegra con su bastón y el perro con ansiedad por tantas luces y ruidos? No se preocupe, no voy a dar un golpe de Estado. Y si esperas visita, desde luego olvídate; ya conozco varios cumpleaños que no han podido celebrarse, a menos que invites a los agentes que salen de servicio.
Pero lo que más me impresiona son los policías. Todos de 1,80 cm. para arriba, con brazos de acero y barba de tres días. La verdad es que me cuesta distinguirlos, como a ellos les costará reconocer a los vecinos, y es que al personal lo cambian todos los días y no se quedan con tu cara. Los traen de otros territorios, no conocen la ciudad, por lo que cuando les dices el nombre de tu calle ponen cara de póker: «Es que no soy de aquí».
Con frecuencia los ves en las furgonetas ensimismados con el móvil, escribiendo todo el día. Yo pensé que estarían con la novia, pero mi vecina del 4º derecha, la de la bandera en el balcón, me indicó que eso no era posible, que estaban de servicio, que la policía nacional era muy profesional, por lo que llegué a la conclusión de que se infiltran en los twitteres para recoger información sobre los movimientos ciudadanos.
La única vez que los he visto actuar, como verdaderos robots, dando leña por doquier no fue por movimientos de protesta democráticos. Esa tarde, cuando iba a trabajar al despacho, ya vi a los fanáticos del Atlético de Madrid tomando cañas por el barrio de las Letras. Su equipo se jugaba una Copa y ellos ya llevaban algunas en el cuerpo. Al caer el sol, y para celebrar que el triunfo era para su club, intentaron cortar el Paseo del Prado para festejarlo con Neptuno. No sé dónde estaría la delegada del gobierno aquella noche, hasta mi pobre cuñado se hubiera dado cuenta de la que se podía montar.
Y se montó, vaya que si se montó una verdadera batalla campal. Los botes de humo pasaban sobre nuestras cabezas, masas de gente corriendo por las estrechas calles del barrio, mujeres con carritos de bebé chillando como en una escena del Acorazado Potemkin. Las pelotas de goma por el suelo eran verdaderas minas anti persona, si no te habían dado en la cara, podías romperte una pierna si pisabas una.
Esa noche pude llegar al portal de mi casa a las dos de la mañana. El aire seguía oliendo a azufre y aún podía ver a algún hincha del Atlético durmiendo la borrachera tumbado en la acera. Y por si todo esto fuera poco, unas horas antes me habían comunicado que mis ahorros en Bankia eran “preferentes”. Esa noche soñé con Isabel II y sus asesores liberales, con Blesa y Rato y con Esperanza Aguirre. Una verdadera pesadilla.
Son las 22.30, desde mi balcón aprecio movimientos policiales. Dios mío han ampliado el círculo de protección, llega hasta el Paseo del Prado y Alcalá. Menos mal que tengo víveres suficientes para una semana.
Me duele el ataque que hace a cayo lara, que ha renunciado a dietas, pension vitalicia y demas.
su sueldo es: 42.983,86 euros, distribuidos en 14 pagas. Es decir, unos 3.582 euros al mes. 2.370 euros netos mensuales.
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quienes queráis saber que esta pasando en las asambleas, tenéis este enlace:
http://www.livestream.com/spanishrevolutionsol
Sea cual sea el resultado, el DESGASTE del gobierno va a ser BRUTAL, por que se suma al otro desgaste de meses de desgobierno y sumisión a la banca privada.
El régimen sale muy tocado y muy desprestigiado con esas imágenes de absurda y desmesurada bunkerización del Congreso, que expresan la impostura de un sistema totalitario que se disfraza de «democrático», pero su disfraz ya no convence.
La convocatoria del 25S les ha obligado a quitarse las caretas y mostrar su verdadero rostro.
Estamos ante un régimen totalitario. Lo demás, es puro maquillaje que se está deshaciendo como el rimmel.
España apesta, asi de claro y si se rompe no es por los catalanes…..es el capital y sus representantes quienes estan rompiendo España, entre ricos (4 gatos pero con todo el poder) y el resto (pobres y cada dia mas). España apesta, apesta a pobreza, a fascismo, a miseria, a incultura, a desesperanza, a generaciones perdidas y familias destrozadas. Ya está, se acabó la paz social y esto va a reventar
Completamente de acuerdo. Son precisamente los patriotas los que están rompiendo españa. Confederación ibérica YA!
[…] “Voy a la compra, agente, no a dar un golpe de Estado” maspublico.com […]
[…] […]
Gracias, vecina, por la descripción desde el «otro lado» de las vallas. Aunque se nota que siente simpatía por quienes vamos a estar manifestándonos en los alrededores.
Cuando usted comenzó a vivir allí, ¿No estaban esos edificios? ¿Los pusieron después? Vivir en cualquier zona tiene sus ventajas y sus inconvenientes. De todos modos, una marcha ciudadana no se puede movilizar desde casa, hay que salir a las calles, sea a uno o a otra… pero desde luego hay cosas peores, como que nos quiten los derechos tal y como se intenta evitar, ¿No cree?
Cristina, ¿conoce usted el dicho que hace referencia a un sabio, un tonto, la luna y un dedo?.
Pues eso.
Amiga, esta señora no critica que los manifestantes ocupemos las calles, sino el hermetismo policial, esa defensa excesiva que les impide hacer una vida normal. No sé, no me parece un texto de dificil comprensión ni que use un sarcamo metafórico.
Asco de represión, hemos vuelto 50 años atrás
http://www.temasmiticosdelrock.com/