Los "sacrificios" de Rajoy no convencen a los alemanes

DÜSSELDORF // Para Mariano Rajoy la primera visita de la canciller alemana Angela Merkel a Madrid desde que llegó a la presidencia del Gobierno ha cumplido el propósito fundamental. La canciller ha expresado su apoyo para las reformas en España. Así lo hizo explícitamente en la rueda de prensa después de la comida en el Palacio de la Moncloa. Aunque los dos mandatarios apenas lo comentaron, casi al mismo tiempo se zanjó otro asunto espinoso en la relación entre ambos países con el anuncio del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, de que la institución finalmente intervendrá en el mercado para reducir la prima de riesgo de España.

Merkel subrayó que confiaba en la política de recortes del Gobierno de Rajoy, pero el problema es que muchos alemanes no comparten esta confianza. Lo sabe mejor que nadie el propio presidente español, que se quejó en una entrevista con el Frankfurter Allgemeine Zeitung de los «estereotipos injustos» que se escuchan en el norte sobre los países del sur de Europa.

En España se trabaja mucho, se empeñó en resaltar Rajoy en este periódico, principal referente de la prensa conservadora, como si hiciera falta demostrarlo. Pero quizás si sea necesario, si se juzgan los comentarios que se repiten una semana tras otra en Alemania.

El catedrático de Economía Manfred Neumann comentaba poco antes de la retransmisión de la rueda de prensa de Draghi en el canal alemán Phoenix que en España había visto muchos «edificios nuevos monumentales, pero detrás no había nada». El problema del rescate de España, según este experto, es que los españoles no quieren que les controlen desde fuera. «Se habla mucho del orgullo, pero si hay tanto orgullo por qué piden un crédito?», añadió.

Normalizar los mercados
Draghi justificó la compra de deuda pública «sin límites» con el argumento de normalizar la situación en los mercados, que se ha distorsionado por el «miedo injustificado de los inversores» hacia los países en crisis, como España e Italia. Al parecer, Merkel ha aceptado a regañadientes este rescate a manos del BCE. No es el caso de todos sus compañeros de filas en el Gobierno.

Horas antes de la intervención de Draghi, los portavoces parlamentarios de la Unión Democristiana (CDU) de Merkel y la CSU, su partido hermanado en Baviera, habían reiterado sus dudas sobre la compra de bonos por parte del BCE. «No es aceptable que desde varias capitales europeas se ejerza públicamente presión sobre el BCE», dijo Volker Kauder, de la CDU. El aliado de Merkel se olvidó de que probablemente ningún gobierno ha hecho tantos comentarios en público sobre lo que deberían hacer los guardianes del euro como el de la actual canciller.

«Es intolerable que el BCE decida en contra de la opinión del Bundesbank», se quejó hace unos días el controvertido ministro de Finanzas de Baviera, Markus Söder, de la CSU. Los conservadores bávaros son los más duros con el tema del rescate de los países en crisis. Expertos como Neumann no descartan por completo que el gobierno de Baviera podría llevar la decisión de Draghi al Tribunal Europeo.