Opinión

No hay racionalización, hay racionamiento

"Ya está. Ahora ya lo saben. Era esto. Siempre fue esto. Un robo, un expolio gigantesco, no solo a un país o a una forma de estado sino que se trata de una guerra frontal y masiva contra los derechos civiles conseguidos en los últimos siglos".

¿Cómo es que somos pobres si éramos ricos? ¿Cómo van a ir nuestros líderes en contra nuestro si somos sus votantes? ¿Por qué me iban a rebajar el sueldo si son de los míos? ¿Cómo es que a España no nos tienen más respeto y temor si hemos ganado la Eurocopa?

Durante bastante meses, parte de las clases medias que se habían salvado de aquella manera de las primeras oleadas recortadoras, mantenían aún un discurso totalmente iluso sobre la situación económica española, sobre la salud de su democracia y sobre el papel que jugamos en el tablero de la crisis. La dialéctica de los míos y los otros que lleva apaciguando al españolito frente a su realidad parecía funcionar. Y a malas, siempre teníamos a las periferias, infieles y malgastadoras, constituidas en ese artefacto del diablo llamado Autonomías para que cargaban con toda la culpa y con todo mal.

Un discurso idiota suministrado a borbotones por políticos de todo signo y alimentado irresponsablemente por una prensa oficial e irresponsable que ha mantenido al país en una inopia de cuatro años. España no es Grecia. Ese era el conjuro harrypottesco que se repetía incesante incluso cuando el año pasado las protestas se hicieron más presentes y constantes. Volvieron a utilizar el mantra: Sol no es Syntagma.

Pues bien amigos, ya está. Se rompió el espejo para los que aún se miraban en él preguntándose si aún era posible salvar ese milagro español hecho de fútbol Porsche Cayenne, liberalismo de lideresa y cutrerío marbellí.

Ya está. Ahora ya lo saben. Era esto. Siempre fue esto. Un robo, un expolio gigantesco, no solo a un país o a una forma de estado sino que se trata de una guerra frontal y masiva contra los derechos civiles conseguidos en los últimos siglos. Ahora los que no creían, empiezan a ver que, en el horizonte, no hay ni brotes verdes, ni reducción del déficit, ni eficiencia de la administración. Que no hay racionalización, hay racionamiento. No hay rescate, hay naufragio.

Y bien está que quienes hasta hoy no sabían, ahora comprendan. Es fantástico que la policía pinche las ruedas de sus furgonetas. Que aquello de los míos y los tuyos devenga en un: “Ninguno de ellos”. Empieza la convergencia de clases, de gentes y de luchas.

Era necesario para que la protesta tuviese fuerza que tanto el sindicalismo mayoritario y abúlico como el minoritario mezclaran banderas. Que el imaginario del minero tiznase la tableta del gafapasta. Era necesario tejer unidades de acción entre estudiantes y funcionarios. Pero falta aún.

Faltan migrantes que asalten sus derechos, falta que el antipatriarcado se oiga bien fuerte en este país feminicida. Faltan voces en esta inexorable convergencia de cabreos. Pero el camino se recorre cada vez más rápido y de forma más firme. España no es Grecia pero espero que los españoles pronto sí seamos como los griegos. Mejor organizados, más conscientes, más duros, más inflexibles.

 

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. No sé si es pesimismo o realismo, pero veo las calles llenas de gente que va a lo suyo y no a las manifestaciones, gente supongo que más bien jodida o con el MIEDO a serlo, que repite los mantras de la tele, que ni se plantea la posibilidad de una reacción colectiva, y temo mucho que aquí pasará como en Grecia, en vez de como en Islandia.

  2. Hay que dar un golpe de timón, hay que obligar a Rajoy y sus secuaces a convocar nuevas elecciones, y que de una vez por todas gane la izquierda real. Si también nos fallan pues habrá que llevarles también a juicio, como al resto de chorizos que están robando no sólo a España y a los españoles, sino a toda Europa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.